Creciste en mí
Publicado en Dec 22, 2012
Creciste en mí:
Tus manos salieron de mis manos. Tus piernas se formaron de mis piernas. De mi pecho de sangre levantaste tu tórax. Compartimos la mismas entrañas de fuego: Tus ojos se forjaron de mis ojos. Siendo yo hombre sembrado en los veranos una mujer nacía de mis adentros: Dos personas en un cuerpo arraigados: Dos seres que estarían siempre unidos. Tu cabellera se formó de la mía y tus ojos compartían mi pesadumbre. Como un pistilo, te separaste de mí: como lo que se aleja cuando ha tomado forma. Y eras aquella que pasó a estar a mi lado cuando me perseguían monzones y vestiscas. Tu talle de vaho en alto revuelo hizo que me perdiera en mundos de estupor. Me ofreciste, en una copa de aire, las delicias del vino y hablaste las fonetizaciones que me fortalecían. Concebida para ser compañera y reflejo te amalgamabas en mí al marearse la luna. Juntos fuímos por los caminos, al unísono, dándonos a beber la canción y la calma. Venías ya en un vestido transparente y te cruzaban, por el rostro, los relámpagos. Decididamente, eras la vida hecha refugio y aquella que sabría detener los delirios. Saltando por las brechas que dan las transparencias nos amamos a morir mientras caía lumbre. Yo me prolongaba en la piel de tu ombligo y tu repercutías en mí, muy cadenciosa. Hicimos una fortaleza con un ramo de truenos y en ella nos reímos de la vida inflexible. Cada frase nos dábamos embebidos en besos como si fueramos cómplices y así, nos celebramos.
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