El dolor de tu adis. Fragmento 2. Por Estrelliita Fugaz.
Publicado en Dec 23, 2012
No esa noche... la noche de mis recuerdos... la última vez que podría ver a Damián.
Llorando azoté por última vez la puerta y volteé muy lentamente hacia mi cama. Ahí seguía intacto mi diario... otra oleada de sentimientos recorrió mi cuerpo... ya no podía más con esto. Mis piernas temblaban cuándo me dirigí sin fuerza hacia mi cama y me acosté tratando de parar esas lágrimas dolorosas... pero todo pasa por algo ¿No?, o eso Damián había tratado de enseñarme por años. Agarré el diario y leí un fragmento: "Estabamos ahí, el único testigo de nuestro amor era la luna llena que nos iluminaba con su esplandor blanco... y entonces él agarró mi rostro entre sus manos, me obligó a mirarlo a los ojos. Oh, el recuerdo de sus ojos aún me hipnotiza, color avellana claro, ese brillo... ese brillo que jamás podre olvidar, ese brillo que indicaba que estaba infinitamente enamorado de mí..." Paré y aventé el diario sabiendo que no podría seguir sin terminar destrozada. Desgraciadamente mi puntería nunca había sido nueva y le acerté al espejo. Mi madre alterada entró corriendo para ver que había pasado y no desperdicié esa oportunidad para aventarla contra la cama y salir corriendo. -¿A DONDE CREES QUE VAS... LIZB....? No escuché el final de su pregunta porque yo ya había salido por la puerta principal. No me importaba nada. La tormenta había aumentado su furia, pero no me importó y corrí por diez minutos. Siguiendo el camino hacía el parque más cercano de mi escuela. Paré en seco cuándo me di cuenta que mis tenis se habían quedado en mi casa. Me soprendí al darme cuenta que mi furia me había hecho olvidar hasta ese pequeño detalle. Caminé con la cabeza agachada. ¿Ahora qué? ¿Había hecho lo correcto al empujar así a mi madre? Sacudí la cabeza pero evité a toda costa derramar esa pequeña lágrima que amenazaba con salir. La tormenta iba en aumento cada vez y me arrepentí de llevar solamente una sudadera negra y unos jeans. Eso no bastaba para protegerme del frío. Caminé durante 20 minutos y por fin vi lo que esperaba: ese parque tan gélido, tenebroso y romántico. ¿Cómo un lugar podría hacerme sentir todas esas cosas a la vez?, era culpa de la lluvia, sin duda alguna. Entonces corrí hacia ese parque para sentirme protegida, no solo de la lluvia, si no también de esos sentimientos de suicidio. Ese parque me había visto crecer emocionalmente con Damián. El era el testigo de nuestros momentos de amor y de dolor. De nuestra historia. Había conocido a ese chico hace dos años. El día era soleado y el cielo completamente azul. No había ninguna nube... Yo caminaba distraídamente con cuadernos en mano y mi mochila de una sola aza, por culpa de mi perro Luky... un pequeño labrador color miel lleno de energía. Ese día iba inmersa en mis pensamientos sobre un chico llamad Carlos, el cuál me había invitado al baile de primavera. Entonces escuché un ladrido, pensé que Luky de nuevo había salido a buscarme, pero estaba equivocada. A causa de mi distracción choque con un chico de ojos azules. Los dos caímos ruidosamente en el suelo. Un rayo me apartó de mis recuerdos y miré hacia enfrente. Me quedé helada cuándo lo vi: era él. Continuará... Por Estrelliita Fugaz
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