Emperor of the highway
Publicado en Nov 07, 2008
Hace mucho que hago este camino a diario, hace mucho que recorro esta vereda de cemento inserta en medio del flujo esquizofrénico de los bajos y altos niveles, peajes, puentes y veredas. La soledad acá es magnífica, pese a estar inserto en medio de un lugar transitado sobre 100 kms por hora por miles de auto-moto-buses-camiones. Cuando bajo del transa y cruzo para iniciar mi marcha a casa, mi corazón comienza a sonreír, mis pies se apresuran para dar inicio a mi travesía urbana y mis hombros adquieren un ritmo vacacional. A medida que avanzo y la pendiente se pronuncia, viene el momento glorioso que he estado ansiando, alzo la mirada y abarco los cuatro puntos cardinales, lleno mis pulmones de aire y miro, a lo lejos 360 grados, entonces agudizo la mirada para ver el horizonte, tratando de no perder detalle alguno de la inmensidad que contemplo. El aire que llega con fuerza desde el poniente refresca mi comprimido y citadino cerebro. Mientras bajo mis pies, corren los vehículos uno tras otro como si fuera un río de explosión de motores; sobre mi cabeza la brisa despeina mi cabello y mi pañuelo al cuello baila como una cometa china. De pronto pienso que soy la "emperadora de la autopista" y que en ese instante todo lo gobierno yo, que nada está allí por casualidad sino que todo lo he puesto según mi criterio y arbitrio y siento que éste, bien podría ser el lugar más bello de la ciudad de hojalata, un lugar que domina el espacio y la brisa, donde todo marcha de prisa, pero al mismo tiempo todo se detiene.
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Tollita
Gabriel Prez