La savia del amor
Publicado en Dec 27, 2012
Amé en silencio… con ojos intrépidos y vana ilusión,
Con tripas y manos cálidas… acariciando la nada. Soñé contigo, estando despierto; soñé verte en mi lecho. Corté el pasto, lustré los muebles, pinté mi casa, Prendí sahumerios, saqué la basura y hasta, Tontamente, me acicalé. Disequé mi cerebro y mis ojos; su jugo condensé en sabia. De allí extraje, como un tumor benigno, Tu cara dorada al Sol, tu espalda bañada en Luna. Besé al viento, bailé con mi sombra, le hice el amor a tu espíritu… Luego, cerré ventanas y persianas, Me dejé una larga barba. Acostumbré mis ojos a la noche, Mientras te desnudabas, pegada al techo. Fascinado, te entregué mi antigua alegre vida; Me absorbiste como lo hace una obsesión. Después, al morir, mi cuerpo se disecó, Y sólo quedó polvo, sin energía. De mi corazón, una lucecita se fugó, (Nadie muere enteramente). Hoy bailas tú con tu sombra, Dentro de mi casa, Dónde mi ánima te observa.
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