No me engañan tus besos
porque en ningún instante
los tengo.
 
Me confunden son mi sueños,
en los que estas presente mucho
más que casi siempre, aunque
estés ausente.
 
La lluvia de recuerdos en mi
memoria forma diluvios, puede
que escampe y que salga el sol,
sin embargo, emerges de lo
profundo del corazón.
 
Te tengo en recortes de
pensamientos robándome la
mayor parte del tiempo.
 
Puede que te extingas y que
te olvide, por ello, renaces
de tus cenizas como el ave
fénix e invades mi esencia
con tu inexistencia.
 
Eres un sentimiento invasivo,
toxicómano de la razón,
mi urgente necesidad y
mi condena de irrealidad.
 
Mis deseos banales demandan
pasión y los carnales se
convierten en vinos de tentación.
 
Mi cuerpo me pide
hacer el amor y mi mente
me dice que es una ilusión,
a pesar de eso no puedo
parar las fantasías me
conducen a claudicar.
 
Entonces caigo en un
deseo abismal y entre nubes
comienzo a flotar, es ahí,
donde la realidad me abruma…
son sueños húmedos de mi
subconsciente a los cuales
me entrego  muy de repente.