”En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento” ”
Albert Einstein.

Aquel día al leer la noticia de la segunda muerte de Abel Antonio Villa, al sentir el fuerte dolor en el costado, en unos pocos segundos, circularon por su mente como en una película, todas las vivencias trascurridas desde sus primeros días correteando descalzo por esas tierras desde la época de la cometa, cuando no comprendía las cosas más elementales de la vida, pero si entendió de inmediato, que aquel era un curso muy largo y que quizás le llevaría el terminarlo, toda la vida. Recordó con nostalgia, como le agradaba aquel viaje por las calurosas tierras de aquella ciudad que le quedaba a la altura de la cintura enclavada en esa esquina del mundo y rebautizada la arenosa por mucho tiempo y años más tarde Curramba, donde Shakira tarareo sus primeras canciones, donde se aprendía un nuevo chiste verdadero cada día que se salía a la calle y cuando no, se lo venían a contar a uno a la casa. Recordaba como si fuera ayer, a la señora Josefa, una anciana que le decía los viernes a su nuera quien vivía con ella desde que era niña y era casi como su hija, “Chicho, ves a comprarte unas cervezas bien frías para nosotras, que ese dolor de cabeza que tienes, es por las arrecheras aguantadas….” O aquel otro de una señora llamada la señora Sara, quien mandó a envenenar a su propia perra, quien había bautizado “la Gran Puta” por una pelea que tenía casada con una vecina, pero al mudarse la picaresca señora de aquel lugar, el noble animal quedó a la deriva alimentándose de los cubos de basura de la calle y la gente al darse cuenta de los desmanes que hacia la pobre perra por el hambre, decía coincidiendo siempre al acusarla, seguramente esa fue la Gran Puta de la señora Sara!
Después de otro desfile interminable de sucesos que marcaron su vida, después de recordar un rosario de buenos y malos amores en esa búsqueda interminable del verdadero sentimiento, después de construir por fin aquella casa de madera a la orilla del hermoso lago, ya por la tarde con las últimas luces de una tarde melancólica, rodeado del inmenso amor de sus seres queridos y después de saborear una última taza de café, pronunció aquellas palabras que quedaron grabadas en la inmortalidad de los recuerdos: “Estoy vivo…..porque aún no he muerto….” Y cerró los ojos para siempre.

Caracas, insolar, Junio 2006.