Las puertas se abren:
       Viene Enero, con su carga de flores.
       Me dices, con vocecilla de oropéndola:
       - " habrá que hacer de nuevo el año,
      sobre una tablilla, dibujar a los meses ".
      Pero el año está aquí y ha llegado
      trayendo sus prospectos y semanas:
      se ha refundido y reconfigurado
       y no presenta una cara macilenta.
    Enero, con su sabiduría
          se repite otra vez en sus ciclos:
      coloca lo que fue en dónde estaba:
      Ventanas, cerros, traspatios y alerones.
      Cosas sólidas que existían ayer
       y que el ayer no logró desvanecerlas.
      El mundo, a sí mismo, cada día se reconstruye,
      aunque la noche lo diluya como a una mariposa.
      Quizá, donde hubo Nadie haya presencia
       más se repetirán las tardes con sus ecos.
       En sus épocas, cabalgará el monzón
        y, en su momento exacto, reirá Primavera.
       La misma bungavilla y la vaguada
       harán aparición cuando sea justo.
       El ventisquero seguirá golpeando peñas
       y yo amando las cosas que ya amo.