Flor de Invierno
Publicado en Dec 31, 2012
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Una flor crece sobre la tumba de un hombre. Una anciana la observa perpleja y la arranca con todo el odio que ha llevado en su corazón por tanto tiempo. Se pregunta con el mismo odio quién ha sido capaz de plantar una flor tan horrenda, una flor… a él, a su esposo. Frunce el ceño, su rostro luce como la corteza de un árbol tan viejo que se cae por su propia cuenta, y empieza a caminar con la velocidad de un ave herida, como si supiera que pronto su bastón se rompería por los años de uso.

-¡No puedo imaginar quién es tan miserable para poner una flor!
 
Es una flor de otoño. Roja y de largos pétalos, roja y sin sangre ni espinas, una patética flor que cualquiera odiaría al verla sobre la tumba de un anciano. Cualquiera, pero ella no la odiaba por ser la flor de los muertos, no la odiaba por revivirle el recuerdo de su esposo muerto. La odiaba porque alguien más la había plantado y no sabía quién era el culpable de algo como eso.
 
-¡Patética! ¡Patética flor!
 
Un paso, sintió que alguien la seguía. Dos pasos, ya no había alguien tras ella. Tres pasos, su bastón se rompe y rezonga orgullosamente pero con cierto toque de frialdad. Claro, ya suponía que el bastón se rompería tras golpear la tumba del esposo que la engañaba y no tenía el valor para morirse joven.
 
-¡Una flor tan patética como tu amante!
 
Cuatro pasos, el viento sopla con intensidad. Cinco pasos, comienza a descender por una escalera infinita mientras su piel se eriza por la fría brisa primaveral. Seis pasos, el sol no calienta como debería, aún se aferra al invierno y la hace temblar.
 
-¡Qué tonta florecilla! No sabe dónde está su lugar. Ya debería estar muerta…-
 
Se detiene en medio de la escalera. Está cansada, tenía frío y no puede seguir sin su bastón. Odiaba a su esposo ya muerto, si no hubiera sido un cobarde, ella habría conseguido un nuevo esposo apenas él muriera, pero vivió hasta que la vejez le impidió seguir adelante. Bufa al pensar en ello.
 
-¿Y dónde estás ahora? Quemándote con tu amante, la florecilla esa.
 
Estaba celosa, no podía negarlo. Odiaba a esa mujer pálida y de mejillas sonrosadas, de grandes ojos negros y largo cabello oscuro. La odiaba porque le había quitado su esposo, le había quitado sus deseos de morir joven. Y él, ¡Aferrándose a la vida por ella! Qué tonto era, no moría para seguir a su lado, impidiéndole a su esposa ser feliz.
 
-Ojala se hubiera muerto antes… Me habría casado ¿Por qué él logró tener una amante y yo no? Todos dicen “Nadie va en serio con las mujeres casadas” ¿Dije alguna vez que quería algo serio?
 
Sigue descendiendo por la escalera, que ya luce finita. Seis, siete, ocho y nueve pasos, aún le falta tanto, pero ya estaba cansada. Bufa una vez más, no quería seguir viviendo, los ancianos siempre estaban solos después de llevar tanto tiempo casados con alguien más. Y así, sigue bajando hasta ver una casa de madera enorme. Su propia casa, el único lugar en el que esa flor no llegaba.
 
-Mía y de nadie más.
 
Soltó una sonora risa. Su voz sonaba realmente perturbadora por el paso de los años.
 
-¡Allí las flores patéticas no llegan!
 
Entra a la casa y se apresura a tomar un asiento junto a una ventana que da hacia el sur, la tumba de su esposo estaba en el oeste. Observa el paisaje que la ventana le ofrece, no le parece lindo, ya está oscureciendo y odia las noches.
 
-¡Te ibas con ella por las noches!
 
Dirige su vista a un gran reloj que la vigila con los mismos ojos de un gato negro o un corazón delator. El reloj que ella observaba años atrás, cuando aún era bella y esperaba la llegada de su agotado esposo. Los días en que aún podía sentir pasión o algo más parecido al amor. El reloj que de pronto comienza a retroceder el tiempo, sus agujas se mueven a la inversa, asusta a la mujer quien siente un vuelco en su corazón. Un segundo menos, dos minutos menos, tres horas menos, cuatro días menos, cinco meses menos, seis años menos y allí está su esposo.
 
-¡¿Por qué no te mueres con tu florecilla?!
 
-¡Ah, mujer! ¡A este paso nunca voy a estar en paz!
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Foto del autor Camila Jara
Textos Publicados: 19
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Descripción

Una mujer va a la tumba de su esposo. Vienen los pensamientos en torno a una flor.

Palabras Clave: mujer amante flor invierno tumba

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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