ARGUMENTUM POST MORTEM
Publicado en Jan 09, 2013
Kiss me goodbye Bow your head and join with me Disappear the ripples clear And we shall be together... The Same Deep Waters As You – The Cure En Roma, a fines de octubre del 2007, el conocido empresario Bruno Radice encontró enredado entre las sábanas, al despertar una mañana, el cuerpo desnudo de su esposa Angellica, una joven bibliotecóloga atea de la Biblioteca Nacional. Había tomado una sobredosis de barbitúricos al amanecer. El frasco estaba regado sobre la alfombra del dormitorio. En un ataque de desesperación, atinó a llamar a la ambulancia. Un día bizarro -meses después de su recuperación-, Angellica, haciendo un inventario general, encontró una epístola inequívocamente medieval dentro de un ejemplar de la tercera edición (1651) del Criticón de Gracián. No estaba fechada ni firmada. La original se encuentra en latín y abunda en neologismos. Aquí ofrecemos una versión traducida y actualizada. En ella pudo leer el texto que viene a continuación: Desde el más inimaginable rincón de la eternidad, he sentido la invocación que pronunciaba mi nombre, el nombre con el que, durante diecisiete años, los mortales que había conocido en mi corta vida en la Tierra me habían llamado: Fiona Leverato, nacida el 23 de enero de 1298, en la cosmopolita ciudad de Florencia. De familia Güelfa y conocida en el círculo de intelectuales como la amada del eminente teólogo fundador de la escuela literaria del Dolce Still Nuovo, Guido Cavalcanti, también de familia Güelfa. En verdad, fallecí a temprana edad el 31 de julio de 1315, una trágica mañana estival, en circunstancias que vos ya no queréis recordar. El hecho fue que vos tratasteis de hacer lo posible para salvarme de las aguas de esa… funesta laguna, pero el destino quiso que vuestros esfuerzos para hacer que mis pulmones volvieran a respirar el aire puro del campo resultaran inútiles. Sin embargo, os digo con toda sinceridad, Guido, amor mío, que me siento dichosa de haber muerto en vuestros brazos. Si me diesen a escoger, no la cambiaría por otra clase de muerte. Confieso que fue tan celestial, que los ángeles se emocionaron y lloraron sobre mis mejillas frías y pálidas. Ahora, desde aquí, doy gracias al Dios del Cielo por darme otra oportunidad de comunicarme con vos, aunque habéis de saber que en espíritu jamás me he separado de vos, y sé que he estado en cada uno de vuestros pensamientos. Porque siempre serás el amor de mi vida en la Tierra. Por los siglos de los siglos y en el círculo de la eternidad. Amén. Os pido que no malgastéis vuestro tiempo tratando de averiguar los medios por los cuales os he hecho llegar esta carta, porque simplemente no los comprenderíais. Habéis de saber que he tenido que hacer infructuosas gestiones para materializar este documento hasta que finalmente, con la venia de Lanaforge, director de los asuntos de la Tierra en el Reino, fui autorizada a hacer esta revelación -que romperá vuestros esquemas teológicos-, la cual hace un breve recuento de los sucesos que acontecieron después de mi muerte. Supe que ella os había dejado sumido en la más profunda miseria y estuvo a punto de llevaros al borde de la locura. Sin embargo, luz de mis ojos, no os lamentéis más, estoy convencida de que os alegrarás al saber que he alcanzado la Gloria del Cielo y ahora estoy en plena carrera de ascensión a la Isla del Paraíso -que como vos bien sabéis, es la morada del Dios Omnipotente y el destino eterno del alma inmortal. Empezaré diciendo que el fenómeno de la muerte física es como quedarse dormido. Se pierde el estado de conciencia y el alma moroncial (moroncia es una realidad intermedia entre lo material y lo espiritual) es liberada de las cadenas que nos atan a la vida en la carne. Se pierde toda noción de tiempo y espacio. El fragmento divino residente dentro de cada uno de nosotros, destinado a fusionarse con nuestra personalidad sobreviviente y formar una sola entidad, viaja a uno de los mundos secretos que rodean el Paraíso y hace un recuento de la experiencia mortal del individuo para ser sometida a juicio y así obtener su decreto de supervivencia. El alma es custodiada por el guardián seráfico del destino, quien espera la llegada del fragmento divino que trae consigo la orden para que el mortal sea repersonalizado en las cámaras de resurrección del primer mundo de estancia después de una era dispensacional. En los mundos de estancia, los sobrevivientes mortales resurgidos reanudan su vida exactamente desde donde la interrumpieron cuando los sobrecogió la muerte. El centro mismo de todas las actividades en el primer mundo de estancia es la sala resurreccional, el enorme templo de ensamblaje de la personalidad. Las transcripciones de la mente mortal y los esquemas activos de la memoria de la criatura, tal como son transformadas desde los niveles materiales a los espirituales, son posesión individual del fragmento divino antes residente. La matriz mente de la criatura y los potenciales pasivos de la identidad están presentes en el alma moroncial, confiada a los cuidados de los guardianes seráficos del destino. Y es la reunión del alma moroncial, confiada a los serafines, y de la mente de espíritu, confiada al fragmento divino; la que vuelve a ensamblar la personalidad de la criatura mortal y constituye la resurrección del sobreviviente durmiente. Ahora poseía un cuerpo diferente: el tabernáculo de carne y hueso se había dejado atrás allá en la Tierra. Posteriormente se me asignó una residencia permanente. Luego se dio comienzo a un periodo de diez días de libertad personal. Estuve libre para explorar las maravillas del vecindario inmediato de mi nuevo hogar y familiarizarme con el programa que me enfrentaba. También tuve tiempo para gratificar mi deseo de consultar el registro y de visitar a mis seres queridos y otros amigos terrestres quienes me habían precedido en estos mundos. Aquí reanudé mi capacitación intelectual y desarrollo espiritual en el nivel exacto en el que se me había interrumpido debido a la muerte. Casi la entera experiencia del mundo de estancia número uno pertenece al Ministerio de la Deficiencia. Como criatura, tenía tantos y tan variados defectos de carácter y deficiencias de experiencia mortal, que mis primeras actividades en el reino consistieron en la corrección y cura de estas múltiples herencias de la vida en la carne. A mí y a un grupo de mil mortales ascendentes se nos había asignado un compañero moroncial. Estos seres hermosos y versátiles son asociados sociables y guías encantadores. Tienen libertad para acompañar a individuos o a grupos seleccionados a cualquiera de las esferas de la cultura de transición, incluyendo sus mundos satélites. Son los guías de excursión y compañeros de recreación de todos los mortales ascendentes. Se adquiere un cuerpo moroncial recién desarrollado y adaptablemente ajustado cuando se avanza de un mundo de estancia a otro. Te duermes en el transporte seráfico y despiertas en las salas de resurrección, con un nuevo cuerpo no desarrollado aún. Mi memoria permaneció intacta a medida que ascendía en la vida moroncial. Aquellas asociaciones mentales que eran puramente animalísticas y totalmente materiales perecieron con el cerebro físico, pero todo lo que en mi vida mental era valioso, y que tenía valor de supervivencia, fue duplicado por el fragmento divino y está retenido como parte de la memoria personal durante todo el camino de mi carrera ascendente. Aunque poseía un cuerpo moroncial, continuaba comiendo, bebiendo y descansando. Participaba de la orden moroncial de alimento -un reino de energía viviente desconocido en los mundos materiales. Mi cuerpo moroncial utilizaba plenamente tanto el alimento como el agua; no existía residuo de desecho. Guido, amado mío, considera lo siguiente: el mundo de estancia número uno es una esfera muy material, que presenta los comienzos iniciales del régimen moroncial. Aún se está muy cerca de la condición humana y no muy lejos de los puntos de vista limitados de la vida mortal, pero cada mundo revela un progreso definido. De esfera en esfera, uno se vuelve menos material, más intelectual, y ligeramente más espiritual. El progreso espiritual es mayor en los últimos tres de estos siete mundos progresivos. Aquí se me permitió visitar el primer mundo de transición, la sede de los finalistas y la guardería probatoria del sistema para la crianza de los niños evolucionarios no desarrollados. En la segunda esfera, fui iniciada más plenamente en la vida de los mundos de estancia. Las agrupaciones de la vida moroncial empezaron a formarse; los grupos de trabajo y las organizaciones sociales empezaron a funcionar, las comunidades tomaron proporciones formales, y los mortales en avance inauguraron nuevos órdenes sociales y arreglos gubernamentales. Mis deficiencias biológicas fueron en gran parte corregidas en el primer mundo de estancia. Allí se corrigen los defectos de la experiencia planetaria perteneciente a la vida sexual, la asociación familiar, y la función de los progenitores. El mundo de estancia número dos provee más, específicamente la eliminación de todas las fases de conflicto intelectual y la curación de todas las variedades de la falta de armonía mental. El esfuerzo de dominar el significado de moroncia mota, que comenzara en el primer mundo de estancia, continua aquí más intensamente. El tercer mundo de estancia es un mundo de gran logro personal y social para todos los que no han alcanzado el equivalente de estos círculos de cultura antes de la carne en los mundos de natividad mortal. En esta esfera, se comienza el trabajo de instrucción más positivo. Los sobrevivientes cimentan verdaderamente su cultura moroncial progresiva, alcanzando ahora un discernimiento práctico en la auténtica vida metafísica. Ésta es la introducción real a la comprensión inteligente de los significados cósmicos y las interrelaciones en el universo. Cuando llegué al cuarto mundo de estancia, había ingresado realmente en la carrera moroncial, había recorrido un largo camino desde la existencia material inicial. Aquí encontré más perfectamente mi lugar en los grupos de trabajo y en las funciones de clase de la vida moroncial y conocí por primera vez las exigencias y delicias de la verdadera vida social de las criaturas moronciales. Un nuevo orden social se está presentando, basado en la comprensión compasiva de apreciación mutua, el amor altruista y el servicio mutuo, y la motivación sobrecogedora de tener un destino común y supremo -la meta paradisíaca de perfección adoradora y divina. Me estaba volviendo autoconsciente del conocimiento de Dios, la revelación de Dios, la búsqueda de Dios y el encuentro de Dios. El transporte al quinto mundo de estancia representó un extraordinario paso hacia delante en mi vida moroncial. Mi experiencia en este mundo fue una verdadera anticipación de mi vida en el Cielo. Habiendo dominado el idioma de la constelación antes de abandonar el cuarto mundo de estancia, dedicaba más tiempo al perfeccionamiento de la lengua del universo, con el fin de aprender ambos idiomas antes de llegar al Cielo con estado de residente. Aquí comencé a aprender acerca de los mundos de estudio de la constelación y conocí a los primeros instructores que comenzaron a prepararme para mi subsiguiente estadía en la constelación. Un verdadero nacimiento de la conciencia cósmica tomó lugar en el mundo de estancia número cinco. Estaba evolucionando desde un punto de vista universal: el estudio se estaba volviendo voluntario, el servicio altruista se tornó natural, y la adoración devino en espontánea. Estaba naciendo un verdadero carácter moroncial. Una verdadera criatura moroncial estaba evolucionando, aunque no podía visualizar a muchos de los seres celestiales, tales como los altos espíritus del universo. Ésta fue una edad brillante para mí y los demás mortales ascendentes que eran mis compañeros, y fui participe de la fusión perfecta de mi mente humana con el fragmento divino. La unión de la mente inmortal evolutiva con el fragmento eterno y divino está señalada por la convocación seráfica del ángel supervisor para los sobrevivientes resucitados y del arcángel de registro para los que van al juicio el tercer día -y luego, en presencia de los asociados moronciales de dicho sobreviviente, estos mensajeros de confirmación dicen: “Éste es un hijo amado en quien tengo complacencia”. Esta sencilla ceremonia marca el ingreso de un mortal ascendente a la carrera eterna de servicio al Paraíso. En cuanto se confirmó mi fusión con el fragmento divino, me presenté a mis semejantes por primera vez con mi nuevo nombre y se me otorgaron cuarenta días de retiro espiritual de toda actividad rutinaria para que comulgara conmigo misma y elija una de las rutas optativas para dirigirme a Havona, y seleccionar entre las técnicas diferenciales del logro del Paraíso. Pero este ser brillante que ahora era aún más o menos material estaba lejos de ser un verdadero espíritu: era más semejante a los mortales, espiritualmente hablando un poco más bajo que los ángeles. De todas formas, en verdad me estaba convirtiendo en una criatura maravillosa. La sombra de mi naturaleza mortal se iba empequeñeciendo a medida que ascendía por estos mundos. Me volví más y más adorable a medida que dejé atrás los vestigios burdos del origen animal planetario. “Ascender a través de grandes tribulaciones” hace que los mortales glorificados se vuelvan compasivos, comprensivos y tolerantes. La experiencia en la séptima esfera significó el logro que coronó mi carrera postmortal inmediata. Durante mi estadía aquí, recibí instrucción de muchos maestros, todos los cuales cooperaron en la tarea de prepararme para la residencia en el Cielo. Toda diferencia discernible entre los mortales que provienen de los mundos aislados y retardados, y los sobrevivientes que provienen de esferas más avanzadas y esclarecidas, se oblitera virtualmente durante la estadía en el séptimo mundo de estancia. Aquí se me purgó de todo resto de herencias desafortunadas, de un medio ambiente insalubre, y de tendencias planetarias no espirituales. Los últimos restos de la “marca de la bestia” se erradicaron. En este mundo comenzó la formación de las clases que se graduaban para el Cielo, después de haber pasado de mundo en mundo como individuo. Aquí me preparaban para partir hacia el Cielo en grupos. El personal del séptimo mundo de estancia se reunió en un enorme mar de cristal para presenciar mi partida hacia el Cielo con estado de residente. Cientos o miles de veces podía haber visitado el Cielo, pero siempre como huésped. Nunca antes había procedido hacia la capital del sistema en compañía de un grupo de mis semejantes que se estuvieron despidiendo eternamente de la carrera en los mundos de estancia como mortales ascendentes. Pronto se me daría la bienvenida en el campo de recepción del mundo, sede central como ciudadana del Cielo. Disfruté grandemente mi progreso a través de los siete mundos de desmaterialización; fueron en verdad esferas desmortalizadoras. Era mayormente una humana en el primer mundo de estancia, tan sólo un ser mortal sin cuerpo material, una mente humana que habitaba una forma moroncial -un cuerpo material del mundo moroncial, pero no un tabernáculo mortal de carne y hueso. Verdaderamente pasé del estado mortal a un estado inmortal al tiempo de la fusión con el fragmento divino, y cuando terminé la carrera del Cielo, finalmente fui un ser moroncial completo. La recepción de una nueva clase de graduados de los mundos de estancia fue la señal para que todo el Cielo se reúna en un comité de bienvenida. Una vez hube logrado la residencia en la sede central del sistema, ya no hubo resurrecciones concretas. La forma moroncial que se me otorgó a la partida de la carrera de los mundos de estancia fue la que me acompañaría hasta el fin de mi experiencia en la constelación. Se hicieron modificaciones de vez en cuando, pero retuve esa misma forma hasta que surgí como espíritu de la primera etapa en preparación para el transito a los mundos del universo de cultura ascendente y capacitación espiritual. Las maravillas del Cielo están más allá de la imaginación de la mente mortal. ¡Y son tan sólo un anticipo de la Gloria Paradisiaca! Siete veces experimenté el sueño de ajuste y el despertar de la resurrección. Pero la última sala de resurrección, la cámara final del despertar, fue dejada atrás en el séptimo mundo de estancia. Los cambios de forma ya no necesitaron de una perdida de la conciencia o de una interrupción en la continuidad de mi memoria personal. Por eso, y para finalizar, amor mío, te digo que la muerte mortal es una técnica de escape de la vida material en la carne. La experiencia en los mundos de estancia de vida progresiva, a través de siete esferas de capacitación correctiva y educación cultural, representa la introducción de los sobrevivientes mortales a la carrera moroncial -la vida de transición que interviene entre la existencia material evolucionaria y el logro espiritual más elevado de los seres ascendentes del tiempo que están destinados a lograr las puertas de la eternidad en el Paraíso. Así pues, Guido, luz de mis ojos, ahora sabéis con certeza la naturaleza del misterio de la muerte. Haced buen uso de ese conocimiento y consagra tu vida a hacer la voluntad de nuestro Padre del Universo. Sin más de mi parte me despido, esperando reunirme contigo en cualquier momento en el tiempo. Eternamente tuya. Al terminar de leer esta elocuente e impresionante revelación, Angellica Radice se quedó desconcertada y perpleja. No podía dar crédito a esa lectura. Y sin embargo, cada palabra y cada frase repercutían en su memoria como una nueva esperanza. Ahora el fenómeno de la muerte no resultaba un misterio para ella. A pesar de haber estado al borde de volver al polvo. Era la historia de amor más conmovedora y descabellada que había leído en sus años de ávida lectora. Jamás supo si se trataba de una auténtica epístola medieval redactada desde ultratumba... quizás tan sólo la visión teológica de una secta iniciática desconocida o simplemente las ideas disparatadas de algún grupo de lunáticos del milenio que entonces recién empezaba. Su escepticismo natural la hacía pensar en esto último. Pero en el fondo de su ser, una chispa de fe había encendido la mecha. Guardó el documento en su cartera y esperó a que se cumpliera su horario de trabajo. Desde entonces una estrella roja en el firmamento había vuelto a nacer. Surco, Octubre de 1999
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