LA PIEL DE TU ALMA
Publicado en Jan 12, 2013
Un día como hoy con un buen sabor de boca, salgo y
pongo el pecho a la suave brisa que acaricia mi piel curtida y que recorre la piel de tu alma vencida y loca. Me esperas acurrucada y en pijama en la penumbra de tu pequeño mundo. Juegas con la blanca funda de tu almohada, la aprietas sobre tu vientre y sonries como si el hombre que amas estuviese presente. Todas las velas que aromatizan la estancia se desvanecen bajo un fuego inerte. La lejana canción que llega a tus oídos es la campanada que alerta mi determinación por verte. Cada paso que doy acrecienta tu fragancia en mi lunatico sentido, crece mi risa al cruzar la esquina e imaginar la escena de tu cuerpo en rictus, agazapada en mi, bañada en vino. Te presiento, y alimento mi pasión al recordar anteriores momentos, en los que mimas mi ansiedad y te conviertes con dulzura en mi maestra, al llevarme a donde quieres alcanzar la estrella que a veces se nos pierde rodeada de esferas. Me aferro a la piel de tu alma agotado y feliz de saber que propicias con tu desnudez, tu bella desnudez, la felicidad de dejarme sin aliento y robarme la calma. Aquel ritmo, aquella lírica en el ambiente; que sentencia: "Si te vas a marchar llévate antes, esto que yo tengo adentro" hace piruetas sobre los dos, en susurros reiterados. Agonizando ambos... Un final que no queremos que llegue, que se eternice, que no se pierda en el umbral de la muerte. Respiro paz, respiro nostalgia también. Sentimientos de culpa por frenar tus infantiles ansías de pedirme que nunca abandone tu estancia. Que me quede contigo envuelto en tu fragancia. Ahora, cuando llueve ausencias, llueve evocaciones. Añoranzas. Ahora que regreso a mi vida falsa. Ahora que te has alejado de mi. Ahora, como nunca, extraño la piel de tu alma.
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