Amanecer
Publicado en Jan 14, 2013
Amanecer Hace días que no le encuentro sentido a la vida, ¿para qué estudiar?, ¿para trabajar? Mucha gente con una enorme formación acaba trabajando de basurero, barrendero,… los puestos más desagradables y en parte denigrantes para un ser humano. Para que esforzarse cuando la vida está llena de ejemplos de personas que sin esforzarse lo más mínimo, ni siquiera siendo inteligentes consiguen muchísimos más logros de los que tu jamás conseguirás. Hoy no tengo ganas de nada. Pero aun así me levanto de la cama y como un zombie vuelvo a recorrer mi rutina diaria, aburrida, pesada y triste solo rota por una mirada, o una sonrisa desconocida en la calle y que se dirige a ti. Últimamente creo que estoy predestinado a fracasar haga lo que haga, da igual cual sea mi meta. Pero algo en lo más profundo de mí ser me empuja, me susurra: “sigue adelante, todo se arreglará” y sin pensármelo la obedezco. A decir verdad creo que solo es mi instinto de supervivencia, pero no reconozco la amenaza que lo ha activado. Llevo días pensando únicamente en que deseo pediría si supiese a ciencia cierta que se va a cumplir, al principio solo pensaba en cosas típicas de cualquier persona normal a quien le hacen la pregunta hablando por hablar, “ser rico, tener éxito, no morir jamás”. Pero mientras esa idea crecía en mi cabeza las respuestas se fueron distanciando en mayor medida a las respuestas habituales. Pasando por deseos como poder volar hasta llegar al deseo perfecto, “Deseo poder hacer feliz a todo el mundo que esté a mi alrededor”. He llegado a la conclusión de que es el deseo perfecto pues si desease ser feliz únicamente yo no me preocuparía ni me importaría nadie más que yo. Pero en cambio, si todo el mundo que está conmigo es feliz, por muy desgraciado que sea me empujarían a sentirme bien. Y jamás podría ser feliz si los que me rodean no son felices. Hoy creo que la palabra “Felicidad” esta terriblemente sobrevalorada. Todo el que la busca nunca la encuentra, pero si le preguntas a alguien despreocupado, tranquilo su respuesta será inequívocamente que por supuesto es feliz. A decir verdad hoy estoy sereno, últimamente aprecio muchísimo esta sensación, y además he logrado separar de una forma transparente en mi cabeza la diferencia entre tranquilidad y serenidad. Puedes estar tranquilo tirado en el sofá, pero en tu cabeza bullen cientos de pensamientos que se atropellan unos a otros. En cambio cuando este sereno no necesitas estar solo o estar en silencio, simplemente entras en un estado en el que nada te preocupa, no piensas en nada y encuentras la paz. Esta noche quiero acostarme con esta sensación, pues si consigo soñar en ese estado debe ser lo más maravilloso del mundo. Anoche no logre mi objetivo y lo único que conseguí fue levantarme sobresaltado en mitad de la noche atacado por una pesadilla. En ella estaba muerto, pero no lo sabía, simplemente estaba ahí. Ese momento no me produjo miedo estaba en medio de ningún sitio y no echaba nada en falta. Pero en un momento de ese sueño salí de mi estupor y fui consciente de que estaba muerto y de la nada absoluta que me rodeaba, en ese momento fui incapaz de serenarme y una sensación terrible de claustrofobia se apoderó de mí. Estaba terriblemente nervioso, todo mi ser se agitaba e intentaba huir de aquello, ¿pero como huir de algo que no puedes ver estando en ninguna parte? Entonces me levanté sudando y sobresaltado. Hoy es mi último día, me niego a continuar con esta farsa, recorreré el día de hoy tal como el resto de mi vida lo pasaré como otro cualquiera sin pena ni gloria. Una vez termine las cosas que tengo que hacer (es gracioso que me preocupe por algo así) me abandonaré por completo y me negaré a vivir. Moriré como una planta descuidada hasta secarme y morir. Hasta siempre. No hay manera demasiado ruido ahí fuera, pero me he negado a vivir. ¡No haré nada! Pero ese ruido me va a hacer explotar la cabeza. Oigo cada vez más gente en la calle. Todo está oscuro aún pero el ruido es propio de una hora punta. Esta tortura va a acabar conmigo. Ha sido insoportable pero acaba de parar. De nuevo me saca de mis adentros ese incansable ruido. Pero esta vez es mayor, ¡crece más y más! Me está llamando tanto la atención que no puedo abandonarme. Justo ahora vuelve a parar, me sonrió con el ambiente de nuevo. Pero apenas un minuto después aporrean con fiereza la puerta de mi casa. No pienso abrir, he abandonado la vida. Sea quien sea el que está detrás de la puerta no se cansa, además ha vuelto a comenzar el ruido pero esta vez suena más al oro lado de la puerta que en la calle. ¡Me da igual no pienso abrir, no estoy! ¡No estoy vivo! Esto es muchísimo peor que la primera vez, no me deja tranquilo y esta vez no solo está agitando mi mente sino también mi cuerpo. Se siguen las sacudidas a la puerta y mi cuerpo ha empezado a acompañarlas a ritmo. ¡Es imposible, ME RINDO! Me levantó de la cama y voy a abrir lentamente, casi no puedo andar. En cuanto abro observó a una multitud congregada en la escalera del bloque. Todos se giraron y me miraron sorprendidos, entonces un chico de unos 30 años se dirige a mi muy irritado y me grita: - ¿Pero estas loco, que haces? ¡¡¿NO SABES QUE EL SOL SALE POR TI?!!
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kalutavon
ROMANI
Poetico final para una excelente historia.
Te felicito.
araciel olea salas