UNA CONFESIN DILATADA
Publicado en Jan 16, 2013
En el descanso del único horizonte,
En la beldad de las delicias del mundo, Dejé mis raíces en tu piel de unicornio, Corrigiendo una vez más ésta sábana negra. A la luz del ejemplo vegetal, Al derribar las olas de una mente virgen, Salí a pedir verbos al Cielo Para esperar esa risa de muerte. ¡Qué llanto tan sordo! (Imágenes de un nuevo talento). Es siniestro aquél ojo fundamental. Es el ocaso de una pura blasfemia. Es tan simple. Tan delicado: Una niña abre las puertas del templo Y emerge con fuerzas del mar sin pecado.
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