Vasos Vacos
Publicado en Jan 17, 2013
Sé lo que estás pensando, no tengo idea de quién demonios eres y no te conozco en lo más mínimo, pero no me es difícil imaginar qué pasa por tu mente al verme sentado aquí en la esquina de la barra, ni siquiera necesito mirarte a los ojos para hacerme una idea de cómo se ve reflejada la aversión en tu rostro. Pero no te apures, estoy consciente del asco que puedo provocar.
No necesito de un espejo para darme cuenta de que el aspecto de mi rosto es deplorable; mis abultadas ojeras coronan deshonrosamente mi demacrada cara y mis ojos han dejado atrás su color natural para adoptar un tono enrojecido que delata las incontables noches que han llorado amargos y desconsolados… No, no, mejor no me digas nada, ya sé que soy la viva imagen de lo patético. Te parecerá increíble, pero no siempre he sido como me ves ahora, no siempre fui este repugnante pedazo de carne rebosante de alcohol y humo de tabaco sentado aquí a tu lado. Son tiempos muy oscuros los de ahora, pero los hubo mejores hace mucho. Al igual que Dante he visto tanto el paraíso como el averno… He presenciado de todo. En mis tiempos fui un libertino, un vicioso, fui un virtuoso, un casto. Amé y odié por igual y me han amado y me han odiado de la misma manera. En mis experiencias podrás encontrar maravillas que ni en tus más vívidos sueños podrías ver, pero también verás las peores calamidades habidas y por haber. Recuerdo que hubo un momento en que lo tuve todo: libertad, salud, dinero y personas con quienes compartir esas comodidades. Mas no me fue suficiente, yo quería más, siempre más… Dejé que una terrible y pútrida inconformidad ennegreciera mi corazón y se adueñara de mi voluntad. Lentamente me fui empeñando en perderlo todo, me encerré a mí mismo en una difusa paradoja, me deshice poco a poco de todo lo bueno que tenía con el fin de satisfacer mi sucia obsesión por obtener más placeres. Las personas que me amaban se alejaron una por una, el dinero se me fue en drogas, en alcohol, en los cientos de rameras con las que baldíamente traté de saciar mi manía por los placeres de la carne. El día de hoy no me queda nada… Hace tiempo ya que la salud comenzó a abandonarme también. Estoy seguro de que después de saber todo esto has de pensar que mi conciencia me atormenta, que mi alma anhela redención, que me arrepiento de haber elegido este camino tan impuro… ¡No! ¡No podrías estar más equivocado! Si se me diese una segunda oportunidad, si pudiera comenzar de nuevo, no cambiaría una sola cosa. Sólo los pudorosos y los inseguros deploran las decisiones convertidas en errores. Si pudiera regresar a aquellos tiempos dorados de abundancia cometería los mismos errores, gastaría cada centavo que gasté en la misma forma en que lo gasté, pasaría una noche con cada una de esas sucias putas con las que ya lo he hecho… Incluso menospreciaría a las mismas personas que menosprecié antes, aún cuando sé que ellas me amaban más que a nada en esta vida. Todo lo que percibimos, todo lo que sentimos, toda oportunidad aparecida, toda experiencia vivida es un vaso; puede que el contenido de éste no sea de tu agrado, pero aún así debes bebértelo todo. Debes procurar beber en variedad y en cantidad o la vida se torna aburrida de repente. He vivido muchos años ya, todos mis vasos se encuentran ahora vacíos frente a mi decaído rostro. No sé quién demonios eres, no te conozco en lo más mínimo y no tengo una puta idea de cómo carajos te guste vivir tu vida, yo sólo te aconsejo que la vivas de la manera que más te contente... Pero cuando despiertes un día con una tremenda resaca carcomiéndote de adentro hacia afuera las entrañas no te arrepientas de haber bebido de ese vaso, porque si su contenido tuvo la fuerza para dejarte en tal estado… Es porque era muy, pero muy bueno.
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kalutavon
Milford F. Peynado
Saludos.
Diego Lujn Sartori