LA XIANA
Publicado en Jan 17, 2013
Autor Antonia Rico El verano esta tocando su fin y el otoño es inminente, los árboles tiene ya ese color rojizo tan cálido y las puestas de sol en el mar son maravillosas. Al borde de un acantilado y frente a ese mar se distingue una silueta muy esbelta con una hermosa melena flotando al viento, lleva un vestido largo y blanco. La imagen es perfecta para cualquier espectador, sé diría que es la imagen de la felicidad. Sin embargo, el corazón de esa hermosa figura está muy triste. Mira la puesta de sol, es sublime. El rojo del Sol se funde con el azul del mar dando a lugar un sinfín de naranjas y lilas imposibles de lograr ni en la paleta del mejor pinto. Ni esta maravilla de la naturaleza la hace feliz por el contrario se siente aun mas triste. Dos lagrimas resbalan por sus mejillas hasta la comisura de los labios, están saladas pero a ella le saben amargas. Todo empezó hace dos primaveras. la figura del acantilado se llama Alma y hace esas dos primaveras Alma era simplemente feliz. Su vida transcurría en bosque, a ella siempre le gusto ver amanecer. Cierto día salió como de costumbre muy temprano a pasear por el bosque y oyó que alguien susurraba una canción. Era una voz que parecía toda ternura invitaba a cerrar los ojos y dormir. Alma se acercó muy despacito para no ser vista, quería saber quien podía cantar con tanta ternura una canción. Ocultándose detrás de un árbol, asomo la cabeza despacito y lo vio. Era un joven mas o menos de su edad. Se asomo un poco mas, el joven seguía con su canción pero ahora no era un susurro, cantaba, y cantaba muy bien además, era muy guapo. Alma quería hablar con él y decirle como le gustaba su canción, pero ella sabia que no podía hacerlo. Se fue otra vez por el bosque, ¿Quién sería ese joven tan guapo que cantaba tan bien? Algún día lo averiguaría. Volvería al día siguiente para oírlo cantar. Pensó mucho en el joven durante el día y se dijo: Volveré mañana. Paso el tiempo muy distraída y silenciosa, lo cual no era normal en ella pues Alma era la alegría personificada, siempre estaba cantando y riendo y era completamente feliz. Los sueños de Alma esa noche fueron muy movidos. Soñó ir volando en una nube hasta donde estaba el joven cantor, pero el joven cantor no estaba y la nube seguía corriendo más y más, ella quería parar pero no podía. Por fin divisaba al joven, pero la nube pasaba de largo y no podía ver lo que ella quería. En fin ya sabéis que los sueños son así. Despertó de ese sueño. Todavía estaba muy oscuro, esperó y con las primeras luces se dirigió a la hermosa fuente donde se bañaba y luego peinaba su preciosa melena legra. Una melena negra que brillaba al Sol con destellos de un montón de azules. Le llegaba hasta la cintura y tenía unas hondas perfectas, Ese día se apresuro mas de lo normal, tenía prisa por ver si estaba allí el joven que tan bien cantaba. El bosque estaba en total silencio. Alma caminaba descalza, le gustaba sentir el frescor de la hierva en sus pies. Con la luz del alba y el rocío las pequeñas flores del bosque parecían de cristal y la hierba estaba fresquita. Tomo el camino del bosque que la llevaría al claro del bosque donde viera el día antes al joven y en un momento llegó al lugar, pero. ¡Que desilusión¡ el joven no estaba, seguro que estaría allí por casualidad. Bueno esperare un poco y si no viene cantare yo. Espero un poco, pero poco por tenía muchas ganas de cantar. Se sentó en el suelo apoyo la cabeza en un árbol, miro al cielo y comenzó a cantar; Ni los propios ángeles lo hubieran hecho mejor. Su voz no tenía limites y resonaba en el bosque como si este estuviera lleno de campanillas de cristal y notas que fueran de un lado a otro. A mucha distancia de allí un joven la escucha y se queda envarado ¿ Qué es eso? Parece un ángel pero la voz viene del bosque. El joven se llama Nel y es ni más ni menos que el que Alma había descubierto en el claro del bosque el día anterior. Nel estudia medicina y le gusta ir al bosque y buscar hierbas medicinales que un día ayudaran a sus pacientes. Nel es moreno, alto y muy guapo. Tiene unos ojos negros preciosos y muy dulces, tan dulces como la canción que cantaba en el bosque. Alma sigue cantando y Nel sigue el sonido de su voz. Tengo que encontrar a la dueña de esa voz. Camina deprisa, tan deprisa que no se da cuenta de se sé esta adentrando mucho en el bosque. Cuando se da cuenta esta en medio del bosque y no sabe como salir. ¡Dios¡ ¿De donde sale esa voz tan maravillosa.? Sigue caminando por el bosque como hipnotizado. Cada vez la siete mas cerca Debe de haber caminado mucho, esta cansado pero sigue caminando piensa: Tengo que encontrarla, tengo que saber quien es la dueña de esa maravillosa voz. Al fin no puede más, decide sentarse un poco para des cansar, pero claro, nada mas sentarse se queda dormido. Alma sigue cantando a la vez que camina y de pronto lo vio. ¡Que guapo es¡ pensó, debe de estar muy cansado. ¿ Que buscará por aquí?.Con mucho cuidado se acercó hasta ponerse muy cerca. Esta muy dormido, no creo que despierte, no puedo dejar que me vea pensó Alma. Estaba sudoroso su cabello húmedo enmarcaba una cara muy varonil también se adivinaba una gran dulzura en ella y sus manos eran grandes y fuertes parecían hechas para acariciar. Alma se quedó mirándolo largo rato, el joven se movió un poco y Alma se escondió detrás de unas ramas. El se volvió a dormir y Alma siguió mirándolo hasta que llegó el atardecer. Él frió lo despertó. Saco una brújula la miró y después se encaminó hacia un lado del bosque. Alma lo seguía procurando no ser vista, pensaba ¿ De donde vendrá?. El joven siguió caminando hasta que llegó a un claro del bosque en el que reinaba una sola cabaña hecha de madera. El joven se adentro en ella y Alma espero un poco por si volvía a salir y al final se acercó para mirar por la ventana y lo vio. Estaba dormido. Bueno se dijo ahora ya se donde encontrarlo. Ahora me puedo ir más tranquila Comenzó a caminar; iba tan distraída tanto que no se fijó en el camino que había tomado, cuando se quiso dar cuenta estaba ¡Dios mío¡ estoy llegando a la cueva¡ Esa cueva era la peor de sus pesadillas, le producía verdadero terror. La llamaban “ La cueva de los sueños” Se contaba que todo el que entraba en ella salía inmensamente feliz. Se decía que se conseguían hacer realidad todos los sueños. Alma no lo podía entender por que a ella le producía escalofríos solo pensar en ella. Alma tenía poderosas razones para tener miedo. Un día paseando por el bosque la descubrió. Ella había escuchado contar maravillosas historias de esa cueva, se paró delante de ella y le pareció una cueva muy norma, la curiosidad que sentía la impulso a que entrara en la cueva. Lo que Alma no sabía es que para entrar allí había que tener un sueño sin cumplir, pero no un sueño cualquiera no, tenía que ser un sueño imposible de cumplir y ella solo quería entrar para ver que había allí. Se asomo con cierta precaución. Solo vio oscuridad, pero de pronto unos ojos rojos salidos de Dios sabe donde se acercaban a ella al tiempo que un fuerte silbido llenaba la cueva y retumbaba en sus oídos. Alma quiso huir, pero tropezó con una raíz y su cuerpo rodó por el suelo. Los dos ojos rojos seguían acercándose hacía ella, se pudo levantar por fin. Salió a tal velocidad que perdió el lazo azul que sujetaba su cabello. Si hubiese mirado atrás vería que el lazo ya no estaba. Los ojos rojos se lo habían llevado al interior de la cueva. Según la leyenda. Si una prenda de una joven entreva en la cueva, era seguro que tarde o temprano acabaría entrando a buscarla. Alma conocía la leyenda y cada vez que se acordaba tenía verdaderas pesadillas. Siempre era el mismo sueño. La joven estaba paseando y de repente escuchaba el llanto de un niño, ella quería ir a buscarlo, pero en la oscuridad aparecían unos ojos horribles y más tarde se podía ver al dueño de aquellos ojos. Un dragón increíblemente grande que lanzaba unas babas de un color azul verdoso que le ponían a ella los pelos de punta. Alma seguía avanzando para salvar al niño, pero cuando estaba llegando una fuerza extraña la despedía hacía el exterior con tal ímpetu que Alma iba a parar muy lejos de la cueva. Entonces, siempre despertaba pero tardaba bastante en calmarse. Pues bien; cuando Alma se dio cuenta de donde estaba, se quedo de piedra. Las manos le sudaban y sentía un temblar todo el cuerpo. Nada le producía mas miedo que aquella cueva. Retrocedió unos pasos y después salió corriendo a toda velocidad. ¡Dios ¡ ¿Cuándo perderé el miedo a esa cueva¡ se dijo Cuando le pareció que ya estaba lo suficientemente lejos se sentó en la hierva ¡Que alivio¡ sentía el suelo tan fresco y olía tan bien. Después cuando estuvo más tranquila pensó, algún día lograre vencer este miedo estoy segura. Aquella misma noche mirando las estrellas se acordaba del joven pero también se acordaba de aquella horrible cueva ¿Qué ocultara esa cueva? Si tuviese valor para entrar. Todos dicen que es maravillosa. Amanecía un nuevo día, Alma como de costumbre se dirigió a la fuente, esa fuente que la mantendría joven durante mucho, mucho tiempo. Era una fuente muy especial. El agua brotaba de una roca muy blanca, sus aguas eran azules, pero lo más asombroso era su aroma. Parecían estar impregnadas del aroma de todas las flores del bosque. Alma se sentía feliz allí era uno de sus mayores placeres. Siempre pensaba que la vida sería diferente sin su maravillosa fuente. Mientras se bañaba pensaba en el joven del bosque y sentía un escalofrió por todo su cuerpo. Que ganas tenía de volver a verlo y de escuchar su maravillosa canción. Durante muchos días Alma fue a escuchar a Nel. este seguía cantando la misma canción. De este modo Alma se la aprendió muy bien y cuando ella la cantaba su voz de campanilla le ponía un tono de alegría muy especial. Cierto día mientras se bañaba entonaba la canción que tanto le gustaba. El agua de la fuente y el sol hacían brillar su cuerpo y sus cabellos de tal forma que parecía una sirena salida del mar. Ese mismo día Nel metido en la encrucijada del bosque se había perdido. Hoy no tenía la brújula, se dio cuenta y pensó: hoy lo voy pasar mal, no sé dónde estoy y sin la brújula no sé orientarme. De pronto escucho una voz que cantaba. Se paro. Que raro, cantaba su canción. Con mucho cuidado se acerco. Infinidad de flores de todos los colores se agrupaban a un lado y a otro del camino. Nel no había visto nada igual en su vida. Caminó un poco mas y ¡Santo Cielo¡ ¿ Quien puede ser? Parece una diosa. Como hipnotizado se acerco más, no podía ser posible tanta belleza La joven parecía un ada. Estaba a punto de ir a saludarla pero en ese momento se levanto. Alma se puso en pie y Nel se dio cuenta de que estaba desnuda Pensó: si me cerco se asustara. También se dio cuenta de que no estaba bien que siguiera mirando. si se da cuenta pensara que la estoy espiando y se enfadara. Se fue de aquel lugar pero en su cabeza llevaba aquella increíble imagen y en todo el día no se borro de su mente. ¿Quién será? es increíblemente bella. Aquella noche tardo en conciliar el sueño. Se decía, tengo que hablar con ella. ¿Cómo sabrá mi canción? y que bien la canta le da un toque muy especial. La joven decidió que vagaría a ver el mar, luego iría hacia el bosque. Alma sentía una especial atracción por el mar. Adoraba las puestas de sol, los amaneceres e incluso los días en que se formaban aquellas terribles tormentas que asustaban a todos. Ella decía que las tormentas en el mar eran grandes batallas entre el bien y el mal. Siempre ganaba el bien por que al final siempre salía el sol y la tormenta se retiraba vencida. Ese día como siempre había ganado el bien y el sol aparecía a lo lejos y brillaba como nunca. Alma mira el mar y corre hacía él como quien espera un abrazo. El vestido blanco y su melena negra flotan al viento de tal forma que da la impresión de que le hubiesen nacido alas. Los pies descalzos van dejando sus huellas en la arena hasta perderse en las olas rotas de la playa. Se dio cuenta que tenía el vestido mojado y sonrió, no le importaba el viento lo secaría. Recordó el bosque y volvió sobre sus pasos. Buscaría al joven y escucharía su canción. Nel no podía esperar más, tenía que hablar con ella. Le diré lo que hago aquí, no quiero que piense que la estoy persiguiendo, quiero que sea mi amiga. Pues bien, uno por aquí y el otro por allá, sin darse cuenta llegaron al mismo punto y sin darse cuenta se encontraron. Alma se quedo sin voz, pero el joven le dijo: ¡Ola¡ ¿Cómo se llamas?. Alma me llamo Alma, contesto muy azarada. Tuvo la idea de salir corriendo pero el joven le había tendido la mano para estrechársela en forma de saludo y ella alargó la suya. Sus manos se unieron y los dos sintieron mariposas en el estomago. Cuando Alma recuperó el aliento: ¿Y tu como te llamas? yo me llamo Nel. Me gusta ese nombre dijo Alma ¿Qué haces por aquí? este no es un sitió muy aparente para un joven. Estoy estudiando las plantas medicinales, quiero ser medico. Y tu ¿Qué pintas aquí? ¡Yo vivo aquí¡. A Nel le extrañó mucho que viviera en aquel bosque pero no dijo nada. Alma estaba muy nerviosa y decidió que se iría antes de meter la pata pero la verdad es que le costaba mucho trabajo apartar los ojos de la mirada de Nel. Bueno dijo ahora me tengo que ir mañana nos veremos. Sin mas salió disparada y se perdió en la espesura del bosque. Nel todavía no salía de su asombro, había sido tan rápido. ¿Por qué tendrá tanta prisa? Bueno, la volveré a ver, estoy seguro que le caigo bien. Mientras caminaba pensaba. Nadie me creerá cuando lo cuente, ¿ Cómo puede vivir en el bosque una belleza semejante? Debería ser modelo y vivir en una gran ciudad. Recordaba los ojos de Alma como si los hubiese visto toda su vida. Eran verdes, pero un verde muy especial. Aquel día cuando llegó a la cabaña se dio cuenta de que no llevaba nada en la mochila. Se había olvidado de recoger las plantas. Se echó a reír y el sonido de su risa se perdió en el bosque como un signo de felicidad. Así era se sentía feliz muy feliz. Alma también se siente feliz y espera ver muy pronto a Nel. Al día siguiente se volvieron a ver. Ella le dijo que sabía su canción. Nel hizo como que no la creía y le dijo: Si la sabes ¿Por qué no me la cantas? Alma y la canción se unieron y jamás Nel había oído nada tan bonito era algo que el no podía explicar. Nel cerro los ojos para no perderse nada, nunca olvidaría ese momento. Cuando los abrió los ojos de Alma y los cuyos se encontraron y el bosque se quedó pequeño para albergar tanta felicidad, juntaron sus manos y en ese momento los dos supieron que ese habían enamorado. A partir de ese día todos los días fueron felices, increíblemente felices. Alma siempre llevaba el mismo vestido blanco y siempre muy limpio, a Nel le extrañó y un día le preguntó¿ Por qué siempre llevas ese vestido blanco? Ella contestó simplemente: ¡Me gusta¡ a Nel le pareció muy normal de todas maneras siempre estaba guapísima. Paso la primavera y ellos seguían siendo muy felices. Correteaban por el bosque, jugaban con las olas en la playa y siempre miraban las puestas de sol muy cogidos de la mano. También paso el verano y seguían siendo felices. Con la llegada del otoño Nel tendría que volver a la gran ciudad donde vivía y estudiaba. Ya se acercaba el día pero Nel no tenía valor para decírselo a Alma, él sabía lo que sufrirían los dos. Al fin ese día se lo dijo. ¡No¡ grito Alma, ¿ por qué te tienes que ir ahora que somos tan felices? Si yo soy el hombre más feliz del mundo, pero tengo que estudiar para un día ser medico y ayudar a los enfermos. ¿Por qué no bienes conmigo? Los ojos de Alma nunca fueron tan grandes ni tan tristes, parecían dos lagos a punto de desbordarse. Solo dijo en un susurro, no puedo. Era tanta la tristeza de su voz que Nel no se atrevió a preguntar por que. LOs ojos de Alma estaban llenos de lagrimas cuando Nel los beso y dijo: No te pongas triste por favor, ya veras como lo podemos arreglar. Alma se refugio en sus brazos y sollozó, estaba segura de que ella no podría ir a la gran ciudad pero no se lo diría, no podía decírselo. Se despidió de él con un hasta mañana que no sonó como siempre. Seguían amándose pero la incertidumbre amenazaba de cerca. Aquella noche Alma no pudo dormir, presentía que lo iba a perder. Ella sabía que jamás estudiaría como Nel ni viviría en esa gran ciudad de la que Nel hablaba tanto. Ese día no se levantó al amanecer, ni se fue a bañar en su fuente tampoco correteó por la playa, no tenía ganas de nada. El joven no lo veía tan imposible. Le había dado mil vueltas a la cabeza y pensaba que si la animaba se iría con él a la ciudad. Sería maravilloso poder presentársela a sus padres, a sus amigos y a todo el mundo. Se lo diré mañana. Pero Alma no apareció por ninguna parte y regresó muy preocupado a la cabaña. Durante toda la noche esta vez fue Nel el que no pudo dormir pensando como la convencería para que se fuera con él. De pronto se dijo: ¡ Ya esta¡ nos queremos muchísimo. Todo solucionado ¡Nos casaremos¡ se lo pediré mañana. Que maravillosa seria su vida, se casarían, vivirían en la ciudad y serían muy felices. Ya era de día, saltó de la cama muy contento estaba seguro de que ella aceptaría. La buscó toda la mañana y por fin la divisó a lo lejos. Era inconfundible, por lo menos para él. Alma se había refugiado en el acantilado de la playa y sentada en las rocas pensaba con tristeza infinita: Cuando Nel se vaya a la ciudad estará mas lejos que ese horizonte y jamás volverá ni siquiera en primavera. Sentía un dolor horrible solo de pensar que no le vería jamás. Las olas al chocar contra la roca mojaban su vestido y su pelo pero ella no se enteraba de nada, miraba aquel horizonte por donde se iría Nel. No podré resistirlo pensó echando la cabeza hacia atrás y apretando los ojos para no llorar. Nel se le acercó por detrás de las rocas y le tapó los ojos con las manos. Alma supo al instante quien era por que el corazón se le paró en el pecho. Ella había pensado no verlo más. Nel noto las mejillas de Alma estaban mojadas, dio la vuelta y la miró a los ojos. La tristeza que vio en ellos le produjo un escalofrió. Quiso abrazarla para quitar esa pena pero Alma se escapó de entre sus brazos y corrió por la arena de la playa, Nel no tardó en alcanzarla, la sujeto y los dos rodaron con el agua. sujetándola entre sus brazos le ayudo a levantarse Alma quedo arrodillada en la arena. Nel la miro a los ojos y le dijo: no sufras lo tengo todo pensado. Nos queremos ¿No? pues cásate conmigo. Alma rompió a llorar y oculto su rostro entre las manos. Eran ton hondos los sollozos que Nel no supo que hacer y le repitió. ¡cásate conmigo¡ Alma levantó la cabeza y mostró sus manos al tiempo que decía: no puedo soy una xiana. El joven pestañeo, lo que Alma le estaba mostrando en sus manos eran lagrimas, pero lagrimas de cristal. Las lagrimas de Alma se habían cristalizado. ¿ De verdad era una xiana? Aprovechando la confusión de Nel Alma salió casi volando y se perdió en el bosque. Cuando el joven reaccionó ya era demasiado tarde. Regreso a la cabaña. Los pies le pesaban muchísimo y la cabeza le daba vueltas, no podía pensar, solo repetía: Dios mío, una Xiana, no puede ser, no puede ser. Alma acurrucada bajo un árbol seguía llorando a la vez que se maldecía por ser una Xiana. Pasaban los días y Nel debía volver a la ciudad pero no sabía que hacer. La buscó por todas partes pero no ni rastro de ella. El pobre Nel se decía: si la encuentro le diré que no me importa que sea una Xiana que la quiero como sea. Si no viene ella a la ciudad me quedaré yo aquí y acataré sus reglas y seremos felices. Alma sabía bien donde esconderse, él no la encontraría jamás. No podía hacerle sufrir le quería tanto; pero nunca se podría casar con él por que no podía dejar de ser una Xiana. No lo veré mas, a lo mejor se olvida de mí. En la ciudad será distinto. Ella no se olvidaría jamás de él de eso si estaba segura y sé que su vida, larga, larga, sería un martirio. A Nel se le acababa el tiempo. Dios mío donde estará, no podré vivir sin ella, ¿Por qué se esconde?. Ya no podía esperar más, el helicóptero llegaría en cualquier momento. Lo decidió de repente. L e dejaré unas cuantas notas por el bosque, ella sabe que la quiero pero se lo pondré por los árboles para que lo vea. Cogió una brocha y pintura, salió al bosque, cuando regresó a la cabaña un montón de árboles decían: “Te quiero Alma, volveré. Volaba hacía la ciudad pero su corazón de quedaba en el bosque. A partir de ese día Alma vagó sin rumbo. Ya no tenía ninguna ilusión, se maldecía una y mil veces por ser una Xiana. Nel en la ciudad seguía estudiando no salía a fiestas ni con los amigos. Se había convertido en una persona muy triste. Los amigos lo animaban, pero él solo quería estar solo para recordar a Alma ¡ Que bonita es¡ ¿por qué las cosas tienen que ser tan complicadas? no habrá otra como ella. Así fue pasando el tiempo una en el bosque y el otro en la ciudad seguía muy enamorados y los dos sufrían mucho. Habían pasado dos años. Nel ya era medico y ahora solo pensaba en volver al bosque para buscar a la Xiana. Sabía que era difícil pero estaba seguro que lo lograría. Sin embargo, Alma seguía pensando que todo estaba perdido y se sentía muy desgraciada. Por eso esta en el acantilado mirando al mar, ese mar que tantas veces vieron juntos, todavía le parece sentir el calor de las manos de Nel. Cae de rodillas y rompe a llorar. La puesta de sol le recuerda demasiado a Nel, no lo puede soportar. Una tormenta se acerca pero Alma no se da cuenta, sigue arrodillada llorando Un trueno la devuelve a la realidad. Estalla la tormenta pero Alma se levanta y camina despacio, no le importa mojarse, no le importa nada. Arrecia el viento y la lluvia. Alma esta empapada, el vestido parece parte de su piel pero sigue caminando. Un rayo cruza el cielo y sin saber por que recuerda la “Cueva de los sueños”.Esta muy cansada y muy confusa pero tiene en la cabeza una idea. Cobijada en el tronco seco de un árbol se queda dormida. La pesadilla de la cueva invade su sueño. Despierta sudando y a la vez tiene frío Y de pronto ¡La cueva¡ ¿ Cómo no se me a ocurrido antes? Es la “Cueva de los sueños” ¿Podré yo cumplir algún día mi sueño? Lo decide de pronto ¡Entraré en la cueva¡. No me importa el dragón no me importa nada, entraré en esa cueva aunque tenga que matar al dragón. El sol había secado su ropa, se levantó y busco el camino que la llevaría a la cueva. Si dicen que se cumplen los sueños imposibles, el mío se cumplirá, dijo muy decidida. Cuando salga de la cueva ya no seré una Xiana y me iré a la ciudad a encontrarme con Nel, estoy segura. Ahora caminaba muy deprisa, estaba llegando al claro del bosque donde conoció a Nel. Desde que él se fue no había vuelto a ese lugar, su dolor no se lo permitía. De repente sus pies quedaron clavados en el suelo ¿ Qué es esto? Todos los árboles estaban escritos y en todos ponía lo mismo.! Te quiero Alma volveré¡ Dio unas cuantas vueltas alrededor de si misma, que maravilla. Era como si los árboles estuviesen bailando con ella. Los leyó una y otra vez. Volvía a estar contenta y gritaba al bosque ¡Nel te quiero¡ ¡Te quiero¡. Entrare en la cueva cueste lo que cueste pesó. Mientras iba caminando recogía flores que luego ponía en los “ Te quiero” que Nel había escrito. De camino a casa Nel también estaba muy contento, ese día emprendería el vuelo hacia el bosque ya no se lo impediría nada ni nadie. Pasó junto a un escaparate de calzado y quiso comprar unos para Alma pero se acordó que ella no los usaba. Le comprare un vestido pensó. Sabía que el blanco era el color favorito de Alma, lo busco y al fin lo encontró. Era blanco pero tenia unos pequeños pétalos color de rosa el escote, este le gustara, Abrazado al envoltorio que contenía el vestido ese día Nel tomo rumbo a su felicidad. No la dejaré escapar, esta vez no. Alma parada frente a la cueva sentía un miedo horrible pero sabía que allí estaba su felicidad. ¿Y si no me deja pasar el dragón? pensaba, luego se decía así misma: pues prefiero que me mate allí mismo que vivir sin Nel. Dio dos pasos más, las piernas se negaban a caminar y un sudor frío brotaba de su frente ¡Dios mío¡ no puedo. Se acordó que en los árboles ponía ¡Volveré¡. Cerro los ojos respiró hondo y comenzó a caminar. La oscuridad de la cueva era absoluta pero al fondo muy al fondo se veían dos puntos rojos Alma con el corazón en la boca seguía repitiéndose: tengo que entrar, tengo que entrar, camino un poco más, su cuerpo temblaba pero seguía avanzando Los puntos rojos ya no eran pequeños ahora parecían dos llamitas. Con los puños apretados y la garganta seca continuo su caminar. A medida que avanzaba las llamas eran más claras y Alma sin saber por que ya no tenía miedo. Ahora iba más deprisa quería llegar cuanto antes. Con las prisas tropezó con algo y cayó al suelo, eso tampoco la asustó, se levantó de inmediato y un ¡HO¡ salió de su boca. Ante ella estaba el fondo de la cueva pero no había dragón, ni ojos rojos, la claridad era de un verde precioso y lo que ella creía dos ojos rojos eran dos velas enormes que estaban al pie de una escalera de mármol blanco. Siguió con la mirada los escalones y unos peldaños más arriba una anciana con los cabellos como la plata estaba sentada en un gran sillón, con la mano izquierda sujetaba con ¡ Dios mío ¡ es mi lazo azul, el que perdí en la cueva. La anciana sonrió y su sonrisa ilumino aun más la cueva. Levantó la mano derecha y le dijo: Ven Alma no tengas miedo, de esta cueva saldrás siendo feliz, si no te quedaras aquí para siempre. Alma se acercó, una paz increíble la invadía. Se arrodillo junto a la anciana y beso sus manos, luego la miro a los ojos y dijo: Quizá sea muy difícil que salga de aquí pero si no puedo ver a Nel tampoco seré feliz. La ancianita contestó: Si el te quiere vendrá. ¿Cómo? no conoce la cueva. Tu le has ayudado a encontrarla poniendo esas flores en los árboles que él pintó, ese rastro lo traerá hasta aquí, Pero si vive en la ciudad dijo Alma con los ojos muy abiertos. La anciana le puso con ternura la mano en su cabeza y repitió: Si te quiere vendrá, yo te devolveré tu lazo azul y serás una chica como las demás. Ahora descansa, estas muy cansada. Alma apoyo su cabeza en el regazo de la viejecita pero sus ojo no se apartaban de la entrada de la cueva. Nel ya estaba a punto de aterrizar, seguía abrazado al vestido que pensaba regalar a Alma, pensaba: :estará preciosa con él. Luego dudaba ¿Y si no la encuentro? no, no la encontraré estoy seguro. Después de dejar sus cosas en la cabaña cogió el envoltorio con el vestido y se dirigió al boque. Su mente volaba, recordaba lo felices que habían sido y su corazón saltaba a gran velocidad. Ya en el bosque pensó: iré al lugar donde nos conocimos a lo mejor esta allí enseguida se dio cuenta que era mejor no hacerse ilusiones, sería difícil encontrarla. Pronto vio los árboles en los que un día puso aquella frase con la esperanza de que algún día Alma los viera. Se acerco y ¡No puede ser¡ Nel había descubierto las flores que Alma puso en cada árbol. Las flores estaban frescas Alma no podía estar muy lejos. Estaba muy nervioso, no sabía que hacer,¿ Y si me ve y se escapa? ¿ Y si no es ella la que puso esas flores? No pensó rápido, nadie pondría flores en un “Te quiero” que no es suyo. Siguió el rastro de las flores. Llegaré hasta la ultima flor. Mientras caminaba iba pensando: si Alma no puede venir a la ciudad me quedare yo aquí será un sitio precioso para vivir con Alma, no importan los problemas. ¿Dónde estas Alma? susurraba con ternura abrazado al vestido mientras lo apretaba contra su corazón. Solo faltaban dos árboles. ¿Cómo la encontraré? ya no quedan mas árboles. pero Alma llevaba un ramillete y las fue perdiendo a medida que caminaba. Nel llegó al ultima árbol y miró con desolación, a su alrededor no podía ver ninguna señal. Agachó la cabeza abatido y de pronto se fijó bien. Había un rastro de flores, ahora si que la encontraría estaba seguro. Siguió el rastro que aunque el no lo sabía le llevaría a la felicidad. Un ramillete de flores era el final de la pista De frente a ese ramo, una cueva que Nel no había visto nunca le invitaba a entrar. De ella salía un olor como a lavanda. Nel se preguntaba si Alma estaría allí. Miro alrededor y no encontró nada. Entrare en la cueva, dijo muy decidido y aferrado al vestido camino sin miedo alguno hacia el interior de la cueva. La claridad le llevo pronto al lugar donde Alma esperaba. Lo que Nel vio al entrar no lo olvidaría jamás. Era la imagen más tierna que el se podía imaginar. Alma descansaba la cabeza en el regazo de la anciana y esta le acariciaba el cabello con una ternura infinita. Nel se acerco un poco más y la viejecita puso un dedo sobre sus labios indicando a Nel que no hiciese ruido y le indicó que se acercara con cuidado. Nel se acerco Alma tenía los ojos cerrados y unas lagrimas rodaban por sus mejillas y mojaban su vestido. Nel miro a la anciana, esta le sonrió y mostró con la mirada el vestido húmedo de Alma Nel comprendió, las lagrimas de Alma ya no se convertían en gotitas de cristal. El joven envió una mirada interrogante a la ancianita y ella le contestó un si con un movimiento de cabeza. Alma ya no era una Xiana. La fuerza del amor de los dos había triunfado. La anciana apartó las lagrimas de los ojos de alma y le dijo: Te dije que vendría ahí lo tienes, ve con el ya no eres una Xiana. Alma no se atrevía ni a moverse por miedo a que fuera un sueño y despertar. La voz de Nel la sacó de su confusión. ¡Alma¡ esta se dio la vuelta y lo vio ¡Dios mío¡ es cierto, esta aquí. Todo empezó a darle vueltas y Alma se desmayo. Nel corrió asustado, pero la anciana lo tranquilizó. No es nada solo son emociones tendrá que acostumbrarse, nada más. Dios pensó Nel de verdad ya no es una Xiana. La beso y el calor de ese beso la devolvió a la normalidad. Nel estaba allí, y ella ya no era una Xiana podrían casarse y vivir en la ciudad y también tener hijos. Estuvo a punto de desmayarse otra vez pero Nel la sujetó entre sus brazos mientras la anciana se retiraba sonriendo. Se abrazaron y nunca nadie fue tan feliz. Nel se apartó un poco, el vestido estaba apretado entre los dos. Se lo entrego y le dijo: toma te e traído un regalo. ¿Te gustara? Alma deshizo el paquete con manos temblorosas y por fin lo vio. Es precioso. Si pero no es blanco del todo dijo Nel. Eso ya no importa respondió Alma este es más bonito. ¿Sabes Nel? Este será mi vestido de novia. ¿De verdad? Estarás preciosa. Nel miró los pies descalzos de Alma. Cuando vallamos a la ciudad tendrás que ponerte zapatos. Si pero cuando volvamos aquí no los usaré. Los dos rieron y la cueva con su eco hizo esa risa interminable. Se casaron una mañana preciosa. La novia estaba maravillosa con el vestido que Nel le regalo. El ramo de flores silvestres les recordaba el bosque en el que se enamoraron. Los invitados los miraban con envidia y encontraron muy original que la novia fuese descalza. Con el tiempo Alma se acostumbro a usar zapatos y a vivir en la gran ciudad, pero cuando regresaba al bosque, Alma camina descalza. A. Rico FIN
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