Hay veces, en los que los pensamientos pueden ser tus mejores amigos, o bien tus peores enemigos; una buena compañía, o tu peor pesadilla. Bueno, en este caso son aquellos pensamientos que hacen de tus días un lamento y de tus noches un martirio volviéndose un cuento de nunca acabar hasta el fin de tus días. Yo nunca entendí el por qué lo hice, por qué no me evité una vida de remordimiento, dolor, pena y demás pestes. Pero ahora no hay marcha atrás más que conseguir un pase a otro mundo, un pase poco común para viajar. No hay momento en el que mis lágrimas no recorran mi rostro al recordar los viejos tiempos, esos tiempos en donde 5 minutos eran una eternidad y aunque los rayos del sol tostaran la piel éstos nunca nos tocaban. Eran tiempos difíciles, tiempos en donde no sabías si morirías o vivirías para contarlo, si formarías una familia o si volverías a ver tu familia, eran tiempos difíciles amigo, que por nada del mundo quisiera de nuevo presenciar.
Sé que no terminarás de atormentarme hasta que mis ojos vean desde otros ángulos el mundo al igual que los ves tú y tengo que admitir que no me he acostumbrado...Han pasado más de 65 años y aun así, no me acostumbro. Y no lo hago por el hecho de que yo era un total escéptico, y tenía la mentalidad de que si moría en ese lugar donde se respiraba muerte y tiranía no volvería ver este mundo ni ningún otro, pero mi escepticismo acabó cuando esa noche de Noviembre apareciste en mi ventana mientras fumaba un cigarrillo y me deleitaba con un exquisito café. Recuerdo como mi sangre se heló y mis ojos se paralizaron no pudiendo ver otra cosa más que tu triste y moribunda figura, al igual que ese viejo uniforme de rayas ensangrentado y manchado de suciedad y desgracia como en el último día que en carne te vi...Como en los viejos tiempos.
Quisiera manejar el tiempo para volver a ese campo donde estábamos prisioneros, donde vivimos lo que otros vivieron bajo el nombre de libertad y juventud, y sinceramente ya a nada le tomaba sentido ni tenía esperanza alguna de volver a mi habitación que probablemente estaba ya bajo las ruinas de Polonia. 
Aún mi piel se enchina cuando recreo ese día, donde no sabía que por ese acto tan egoísta terminarías todas las noches en mi ventana  recordándome lo injusto que había yo sido, y estás con todo tu derecho, por eso no he mandado a exorcizar esta casa, porque siento que me lo merezco y nada podrá hacerme cambiar de opinión.
Mi egoísmo fue el culpable de no haber ido a salvarte de ese calvario en donde lentamente en fuego te desvanecías, y que debo de admitirlo, tus gritos con mi nombre en mis oídos pasaban desapercibidos, yo lo único que quería era salir de ahí y empezar mi vida desde cero pero como puedes ver, fue sólo un sueño, una fantasía lejos de hacerla realidad. Ahora para terminar mi sesión bajo tu compañía esta noche, brindo de una manera irónica  por ti, por nosotros...POR LOS VIEJOS TIEMPOS...