Todos le tememos a algo, experimentamos alguna vez esa sensación de alerta, angustia por la presencia o la espera de un mal para nosotros, o solo tal vez tememos que ocurra algo contrario a lo que esperamos. Mi miedo hasta hace unos meses, 
era que mis padres se separasen, dejáramos de ser una familia "normal", tener que lidiar con las preguntas del resto, tolerar la supuesta contención que necesitaría, lo que llevaría a mi familia a creer que debe estar continuamente preguntándome si estoy 
bien, vivir o con mi madre o con mi padre e ir rebotando de una casa a otra. 
El miedo se acercaba cada vez más, acechando como una fiera ansiosa por dar su gran golpe, hasta presentarse ante mi puerta sin mas intención que causar dolor. Sabía que el día llegaría tarde o temprano, porque presencie o al menos escuche, como buen testigo, cada una de las disputas que mis padres tuvieron, mas las que evidentemente habían tenido en mi ausencia. El caso es
que no estaba preparada para tolerarlo o siquiera sobrellevarlo, me sentía frágil, porque el miedo me había ido debilitado, acabo con toda esperanza en mí. Finalmente cuando se hizo presente, dejo en mi vida tristeza y desilusión, ya nada iba a ser como antes, las cosas cambiarían y yo no lo podía evitar. Fue el miedo mi obstáculo, el estorbo que no permitió que me preparase para los acontecimientos que luego repercutirían en mi vida. 
Cuando acepte que mis padres ya no se amaban, no querían estar juntos y por ende se separaban,cuando pude finalmente amoldarme a mi nueva vida, logre comprender que mas allá de lo que yo deseaba, el divorcio de mis padres, fue lo mejor que nos podía pasar. Ellos debían vivir separados, para dejar de lastimarse, de lastimarme, por ello fue la desaficionen mas apropiada ante
nuestra situación, digo nuestra porque también me atañe. 
Actualmente vivo con mi madre en un departamento y duermo en casa de mi papá, los fines de semana y se podría decir que estamos en una especie de armonía familiar, como un mar calmo luego de la tormenta. Cada uno de nosotros pudo aprender algo, sobretodo a aguardar lo malo con todas nuestras fuerzas, 
prepararnos para tolerarlo y finalmente aceptarlo aunque nos cueste y nos duela.