Hoy, sentada bajo el pilar de la luna veo pasar por un instante mi vida, vida que no ha sido ni muy compleja ni muy vacía, vida que a muchos les gustaría vivirla mas de lo normal, vida que muchos quisieran ya terminar.  Empecé a susurrar en silencio, como se le susurra a Dios cuando oramos, susurre mis penas, mis delirios y mis encantos, susurre lo mas lindo y lo mas profano, susurre cosas que algunas ya fueron en vano… Y, de repente cerré mis ojos y suspire muy lentamente, como compitiendo con el viento a ver quien era mas delicado en ese momento, suspire por mi, suspire por ti, suspire por ellos, suspire porque en ese instante deseaba tantas cosas, tantas cosas que no se si se llegaran a cumplir en un futuro, pero cosas que seguiré intentándolas hasta conseguirlas o por lo menos cumpliré haciendo el intento… Luego, abrí mis ojos lentamente divisando a lo lejos las luces de las estrellas, esos pequeños luceros que iluminan el cielo, esas gotas de lluvia brillantes plasmadas en lo alto del horizonte y como por arte de magia en lo mas alto del horizonte tu imagen salio a relucir, tan calida, tan tenue, pero misteriosamente tan poderosa.
Mis pensamientos entonces se fueron envolviendo, como se envuelvas las orugas en sus capullos hasta convertirse en lindas mariposas, se envolvieron para pensar en todo y pensar también en nada, pero a la final, tardándome mucho o poco, tu imagen se divisa en lo mas profundo de mi mente y aunque a ella le de por pensar en la inmortalidad del cangrejo apareces tu sin permiso, sin ton ni son, pero… que calido recuerdo el pensar en tus palabras, en aquellas manos que muero por sentir tan solo un rato, en aquellos labios temblorosos que se le escapan a veces un te quiero, simples y sencillas palabras que tantas veces mis oídos han querido escuchar tan solo un momento, momento que a veces no se torna en tan normal… Y transcurrió la noche, como transcurre el sonido de una canción, como transcurren los días y los años y yo todavía seguía sentada bajo la luz de la luna, y, como pequeña compañía no había mas que mi sombra y algún insecto que se le ocurrió volar muy cerca de mi en cierta hora… Pasaron lentamente los minutos y las horas, esos minutos que añoro hablándote y a veces los cuales deseo que simplemente fueran eternos… Paso el tiempo y mi noche se fue consumiendo, como se consume un vela en la oscuridad, como se consume diariamente la comida en la boca de los hambrientos; y yo, todavía seguía sentada, admirando otra vez la luz de la luna acompañada de las estrellas, paso por ahí una estrella fugaz a la cual solo un deseo pedí, volví a cerrar mis ojos y fue entonces cuando te volví a ver, caprichoso pensamiento, absurdo de mi mente, masoquista que no quiere ni desea olvidarte; y fue ahí, donde en silencio te susurre “te amo” a esa dichosa figura plasmada en mi mente, figura que se hacia pasar por ti, figura que solo sonrío y se desvaneció lentamente…
Fue entonces cuando decidí despedirme del cielo y su inmensidad, despedirme de toda la calma que me resguardo esta noche, me despedí de las estrellas, me despedí de la luna, me despedí hasta del mismo insecto que se esfumo como el viento entre los árboles y colinas; me despedí de todo, pero no de aquella imagen que se hizo pasar por ti… Le pedí que se quedara junto a mi como se queda todas las noches en mis pensamientos cuando en el silencio le oro a Dios por tu felicidad, tu salud y tu buena fortuna, y, no supe si llego a acceder a mi humilde petición, puesto que ni una sola palabra murmuro, pero llena de fe y esperanzas la mantuve en mi cabeza y baje a mi habitación… Procedí a despojarme de mis prendas y a vestirme de ceda para descansar y, tú, si tú, todavía seguías misteriosamente en mi mente, como aquella pequeña cicatriz en mi mano derecha, que a veces se me olvida que se encuentra pero al final y al cabo es inevitable no verla… Luego me acosté pensando en el día de mañana, en que grandes y nuevas oportunidades me traería la vida y fue entonces cuando pensando en ti me quede rendida…
 
Kнαяℓιтα Mєи∂σzα