Sin destino
Publicado en Jan 27, 2013
En tus brazos fuertes apretabas un montón de amor sincero, músculos entregados y sangre hirviendo. Tenías amarrada el ancla de mi corazón, que vibrante ya no buscaba otros horizontes y se acostumbraba a ese puerto de aguas calmas y tibias.
Cubierta por tu calor imaginaba la sonrisa satisfecha en tu rostro y en tu sexo. Me tenías rendida, compartiendo tus sueños, esquiva de otros caminos. El incesante grito en tu pecho mientras me sumergías en él era, para mi inocencia, la explicación sin palabras de que me querías. Tus besos insistentes, el recorrido húmedo en mi mandíbula con tu lengua, tus dedos entrelazados a los míos, tu manía loca de acomodarme el cabello detrás de la oreja mientras tus ojos me salpicaban de deseo… todo me gritaba y yo, convencida, sujetaba las amarras al sentirme querida. La tormenta trajo a la playa la verdad y aunque los pájaros y las sirenas me recordaban las fotografías viejas, el paisaje se desfiguró. La confianza se desarmó entre los montículos de arena y furiosa se fue montada en la rebeldía de las olas. Tiré con fuerza, sin pausa, lamiendo la sal de mis lágrimas; pero el ancla poderosa siguió reinando en las profundidades. Luché con la memoria, con las imágenes que traían las nubes inquietas, con los dibujos de la espuma, con las cadenas gruesas que me mantenían amarrada a ese puerto en el que no me querían. Nuevas promesas se levantaron de pronto y la sangre hirvió impulsada por la esperanza. En una batalla desigual la espada de la confianza hirió de muerte a cada una comprobando su debilidad y huyó nuevamente sobre sus cómplices olas. Ya no hay puerto, porque ya no hay ancla. Nunca pude desenterrarla de esas espesas arenas. Ahora mi corazón es estático y mi razón errante; ella, arrastra los eslabones oxidados del amarre en un mar de desilusión. Mis ojos miran a lo lejos, mis manos frías rechazan pieles ajenas y mi memoria trae una playa que mis pies no quieren recorrer. Poniendo distancia, mi ancla y yo. Vacía de sueños, me alejo; dejando mi corazón.
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Stella Maris Sanhueza
"Ahora mi corazón es estático y mi razón errante; ella, arrastra los eslabones oxidados del amarre en un mar de desilusión "
FELIDADES amiga,no dejas de avanzar. !
Silvana Pressacco
Cariños y gracias por sacarlo a la luz.
Sara
Silvana Pressacco
Cariños amiga.
Adri1
silvana press
lourdes aquino
silvana press
Saludos afectuosos.
Gustavo Adolfo Baracaldo valero
Un placer y me lo llevo a favoritos..
Un abrazo ¡¡¡¡
silvana press
El final es bello pero desgarrador, es aceptar seguir sin corazón porque fuerte y pesado quedó en una playa que ya no la quiere.
Un gusto leerte por mis textos y por supuesto, te invito a seguir con ellos y mi curiosidad me señala hacia tu perfil.
Cariños