Cartas cruzadas entre La Rana y El Salmn.
Publicado en Jan 29, 2013
Querido Salmón: No es que Vos no me gustes, lo que pasa es que me queres enseñar la belleza del rio rápido, cuando Yo nunca conocí más que la tranquilidad del pantano… No sé si estoy preparada, aun, para tanta adrenalina. Pero relájate… Aun, hay cosas tuyas que me pueden, por ejemplo: Me agrada tu potencia (no cualquiera nada contra la corriente como Vos), también me gusta como, por las noches, la luna, se refleja sobre tu lomo y te ilumina más de lo que ya estas… Aunque mucho más, me gusta como el sol se monta sobre tu metálica piel, haciéndote resplandecer como si fueses una galaxia que aún no ha sido descubierta… Todo eso sin mencionar el rosa anaranjado de la fervorosa piel que tus metalizadas escamas ocultan… Ahora entiendo porque sos uno de los platos más tentadores en los menúes de los restoranes, lo que no puedo entender es porque no me sos tentador a Mí, ¡bah!... No es que no pueda, en realidad, no me gusta ceder… No sería Yo. ¡Perdóname! Pero no te puedo volver a añorar, tampoco extrañarte. Uno no extraña lo que no perdió, y si de algo estoy segura, es que nunca te perdí. Eso… ¡Eso sí que lo tengo bien clarito, je! Desde mi voluntaria lejanía… Lysis. P.D: Espero con ansias tu ingeniosa respuesta, todavía no me permito perder el cautivante perfume de tu filoso pulso. Rana: Sin ánimos de “contraofensivas pulsaticas” es que me tome el tiempo necesario para responderte, pero a mi favor, también me tome el atrevimiento de no comenzar con explicaciones (sé que eso te molesta), ¡Siempre preferiste “el baño antes que el teatro”, je! Ahí mismo fue donde me encanto saber que no asumiste porque tu sangre debía ser la más dulce. El chico que creía en la creación artística como una inspirada locura me señalo que lo mejor está en el medio de la tempestad. Entonces supe -también- que Vos, al igual que Yo, eras un plato tentador. Rico, pero carente de virtudes alimenticias (se necesitarían seis como Vos, para satisfacer las necesidades de uno como Yo). Te tomaste muy a pecho (y muy a mi pesar), que la historia no se hace con los sentimientos, sino con las acciones… Pero omitiste velozmente que no es absurda la vida y que todos estamos para un gran fin. El mío lo se lo adjudique al empalme de tus sentimientos e inquietudes con mis sentimientos e inquietudes. Sé que no fui lo que deseabas, pero cuando la corriente me juega a favor tiendo a desconfiar del sentido de Ser, los salmones somos tales por ser dinámicos y no estáticos… El “slow motion” es para el pantano y no para el agua dulce… Debieras de haberlo aprendido ya, Ranita lejana y sedosa… Debieras de haberlo aprendido ya. En el caldo y para siempre en tu memoria… Abbie. (2+2 son 4… ¡2+2 son 4!) P.S: La sonrisita y el insulto son por los viejos tiempos… ¡Siempre tan previsible Vos, je!
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