PESCADORES DE NUBES
Publicado en Jan 29, 2013
PESCADORES DE NUBES
En ese momento, Lienlaf, el más anciano de los Lonko; tomó entre sus manos temblorosas el pututu de concha marina y aspirando una gran bocanada de aire lo hizo sonar con una nota larga y aguda que parecía una dolorosa plegaria. Volvió a repetir esta acción tres veces luego de lo cual exclamó: -Treg- Treg y Cai Cai, Espíritus de la Tierra y el Mar, de la Noche y el Día, de la Oscuridad y la Luz, escuchen los ruegos del pueblo Mapuche ¡Su Pueblo! Con la mayor humildad les imploramos perdón si alguna de nuestros actos u omisiones les ha ofendido y por lo que consideren más sacro les rogamos su protección -Perdón repitieron los doscientos cincuenta mil guerreros y sus familias, incluidos los niños, que observaban la escena en el más absoluto silencio. -Pillán querido, soberano del Universo ¡Mira lo que aquí traigo! Recalcó con un vozarrón herrumbrado que atenazó la expectación que envolvía a los presentes -¡En esta cántaro están las cenizas de los hermanos que vencieron al emperador Inca, nuestros más venerables hermanos! terminó de decir mientras mostraba al cielo aquella cerámica que contenía lo más precioso de la historia mapuche. -Te lo dejamos en ofrenda Pillán como demostración de nuestro amor sincero. El viejo Lienlaf se levantó con gran dificultad y con la ayuda de sus hijos y nietos dejó junto al Canelo más antiguo este cántaro y ofrendas de frutas y verduras de los cuatro puntos cardinales del Wallmapu, luego sin dar la espalda al árbol sagrado se retiró junto a sus pequeños nietos mientras la multitud no dejaba de repetir:¡Perdón!, ¡Perdón! El gran Cahuín de Purén se disolvió; pero nadie regresó a sus hogares, los hombres tendieron sus chamantos y con ramas y pieles de guanacos levantaron las rústicas chozas donde pasarían la noche junto a sus seres queridos, esperando alguna señal de los espíritus. Desde finales del verano una gran sequía azotaba sin piedad el Wallmapu, ni una gota de agua había caído en las zonas altas. Este clima muy conocido en los confines de Algol y sus alrededores era casi inexplicable, por aquellas fechas, en los bosques mapuches y pehuenches de la codillera y tenía al borde de la desesperación a los agricultores mapuches. Los animales, tan desesperados como los humanos deambulaban por las serranías en busca de agua hasta caer, babeantes y enloquecidos a la orilla del lecho seco de un río. Nadie sabía lo que ocurría y por consiguiente tampoco se conocía la forma de remediarlo. Los niños como Colqui jugaban a disfrazarse de milodontes para ir en busca de cavernas donde pasar las horas más calurosas. Se habían enviado mensajes a distintas machis e invocado con el mayor respeto a los pillanes, pero nada ocurría En los primeros días de Octubre la disyuntiva era clara: O llovía en las próximas horas o deberían emigrar en busca de tierras más frescas, emprendiendo un viaje a lugares extraños y peligrosos. Abandonar la tierra para un mapuche es como dejar atrás a sus antepasados.y recuerdos El mapuche ama la tierra porque son las raíces de su vida. El papá de Colqui propuso una última posibilidad -¿Y si organizamos un torneo de soluciones? Un torneo de soluciones repitió en torno sarcástico Un joven Cacique Sí insistió Ancalaf que cada Pueblo presente la solución más ingeniosa ¡Ayudemos un poquito a los dioses! enfatizó sonriendo Luego de un momento de duda, un murmullo de aprobación recorrió los cerros circundantes y antes de que anocheciera los pueblos de todas las latitudes habían decidido participar en el torneo.Como siempre los mapuches pensaron que de ser así, lo mejor era dormirse pronto y profundamente ya que era tradicional que los espíritus hablaran a los mortales en sus sueños, para que al despertar éstos interpretaran correctamente los mensajes oníricos.. Al despuntar el alba los cuatro pueblos habían nombrado sus representantes, al recibir la señal de partida los Huilliches comenzaron a danzar y orar, danzaron durante horas acompañados de una suave y monótona música de cultrunes. A ratos parecía que estaba cambiando el clima y que era posible que se iniciara a llover como resultado de un amasijo de nubes que se arremolinaban sobre las montañas, sin embargo, tras treintados canciones religiosas los bailarines comenzaron a dar muestras de agotamiento y después ocho horas dieron por terminado el ritual y volvieron a los cerros tristes y cansados. Fue entonces el turno de los pehuenches que acostumbrados a escalar altas cumbres, corrieron furiosamente hacia la cima de una montaña y saltando de una araucaria ahora intentaron capturar aquellas lejanos cirrus que antes habían creído poder controlar sus parientes huilliches. La estrategia no funcionó, los campeones pehuences volaban de un árbol a otro, más a pesar de sus movimientos elásticos extremos no podían pellizcar las faldas almidonadas de las nubes. Ahora intervinieron los mapuches quienes haciendo sonar todo tipo de objetos, desde instrumentos musicales hasta piedras frotadas, además de trinar y chillar como animales y pájaros, intentaron producir un sonido que transformase el clima por desorden acústico, cuando vieron fracasar su excéntrica sinfonía. Comenzaron a levantar tierra: Adultos, mujeres y niños, incluso, ancianos pateaban a su alrededor para crear un torbellino de arena que ensuciara el ambiente hasta que precipitara por limpieza natural de la atmósfera como lo habían sugerido durante la noche los mapuches más sabios. Decepcionados y extenuados dejaron de moverse y gritar cuando ya caía la noche sobre el vasto manto verde de la Araucanía.Entonces le correspondió su paso a los Lafquenches y para sorpresa de todos. Sólo apareció un hombre pequeño y medianamente robusto, que avanzó lentamente hacia la multitud -Es el tío Galvarino alcanzó a balbucear Colqui que no salía de su asombro al observar al segundo hermano de su Padre que a pesar de ser mapuche vivía desde hacía muchísimos años en la costa. - Quiero que me escuchen atentamente dijo el hombre con un metal muy tranquilo en su voz. Un silencio expectante permitió escuchar su hablar cancino en todos los rincones del país del copihue. Soy pescador mi fortaleza no es precisamente la elocuencia; pero tengo un plan . . . . .. Su idea, fue escuchada con la mayor atención, a tal punto que esa noche hombres y animales del bosque dormitaron placidamente como no lo habían hecho en meses. A la mañana siguiente los ojos de los mapuches se centraron en una inusual bandada de cóndores que se acercó a la cancha de competencia. Las desmesuradas aves se posaron suavemente sobre unas nalcas para dejar que un destacamento selecto de mapuches las montara y así sobre sus generosos lomos emprendieran un largo viaje hacia las tierras de los Moche que se sabía enfrentaban, desde hacía semanas, las monstruosas lluvias del Niño.Si lograban atraer esas furiosas nubes, de paso, salvarían al pueblo hermano y sus hermosas pirámides de barro. Así durante tres días con sus noches, Galvarino, Ancalaf, otros seis primos y hasta el pequeño Colqui de tan sólo once años aferrado a las plumas de la más pequeña cría de los aguiluchos, volaron , atravesando cordilleras y mares, saludando a delfines y chungungos hasta llegar a las tierras del Norte donde vieron con sus propios ojos como los nobles moches luchaban desesperadamente contra las fuerzas despiadadas de la naturaleza. Ahí fue cuando Galvarino puso en funcionamiento su plan y recordando como desplegaban sus redes en el agua para capturar a peces voladores y corvinas, extendieron una red de cuerdas confeccionadas con pelos de chinchillas muy finos pero muy fuertes.En esta trampa fueron atrapando una a una las nubes hasta el punto de que el Cielo Moche se hizo diáfana mente translúcido y diamantino.Vitoreados como héroes por moches y peñis Galvarino y sus primos regresaron a la tierra del pehuén tres días después, justo cuando algunos comenzaban a perder las esperanzas. Al liberar las nubes éstas provocaron una lluvia torrencial de tal magnitud.que regó los valles durante siete jornadas. Al finalizar su trabajo las nubes fueron devueltas al cielo acompañadas por una escolta de manques y caranchos agradecidos. El cielo volvía a su estado natural y la tierra y sus hombres explosionaban alegría, bienestar y quietud.En un tiempo más allá del tiempo, los grandes sucesos históricos también podían ser protagonizados por humildes pescadores, tal como otro que cambiaría al mundo miles de años después. - .
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