9.- NO QUIERO SER MAM
Publicado en Jan 29, 2013
Había llegado la semana de vacaciones para Fernanda. Aquel día estaría libre a partir de las cuatro de la tarde, algo que la desencantaba un poco.
Pero no podía hacer más, su computadora se encontraba en el taller, donde sería formateada, mientras que su oficina estaría en mantenimiento. Así, prácticamente se consideraba echada de su trabajo. Estaba recogiendo algunos archivos pendientes en su portafolio, cuando una mujer embarazada entró a su oficina. - ¿Es usted Fernanda C., jefe del departamento de recursos humanos? - Así es ¿En qué puedo ayudarle? La mujer estaba muy demacrada y se veía mal de salud. Sin embargo, había determinación en su mirada. Se sentó con dificultad, ayudada por Fernanda. - Me llamo Julie S., no tengo tantos títulos como tú. Soy una simple ama de casa. Y quisiera hablarte de algo que tal vez te moleste, pero que considero mi deber. Fernanda, que ya se había sentido ofendida por el comentario, se sentó y le observó con atención. - No parece encontrarse bien- le dijo –¿No necesita un doctor? - De hecho, he mejorado estos días- le dijo Julie, que llevaba el rubio cabello recogido con cuidado detrás de la cabeza y estaba pálida como la cera –así que pedí permiso en el hospital para ausentarme ¿Sabes? No quería dejar de venir aquí. Mi esposo me espera afuera, pero creo tener la fuerza suficiente para abordar el tema. - Soy toda oídos- dijo Fernanda, que aún no entendía que estaba haciendo allí esa mujer. - Como tú- le dijo Julie –yo puedo ver a mi hijo Pedro. Nadie más lo ve, solamente yo. Es un niño hermoso y fuerte, que siempre está angustiado por mí. Me dice que tú eres la madre de su mejor amiga, Lili, a quien tú también ves. Fernanda arqueó las cejas. No había hablado con nadie acerca del asunto de Lili ¿Cómo sabía Julie todo eso? - ¿Me va a decir que usted ve y habla con el bebé que está esperando? - Y tú también- le dijo Julie –y será mejor que no perdamos el tiempo discutiendo si es verídico o no lo que está sucediendo. Ambas sabemos de sobra lo que nos está ocurriendo. Fernanda hizo un gesto de impaciencia. Aquello no podía ser más que otro truco de Lili. - Bien, quiere hablar sobre su hijo ¿Qué puedo hacer yo por usted? - Quiero hablar también sobre tu hija, Fernanda. - Disculpe, yo no estoy embarazada. Técnicamente no tengo ninguna hija, ni siquiera potencialmente. Julie hizo una pausa entonces. Y luego dijo con resolución. - Tengo preeclampsia, Fernanda. ¿Sabes lo que es eso? Puedo morir al dar a luz, y mi bebé también. El doctor me da pocas esperanzas de que sobrevivamos, mi caso es más complicado de lo usual. Tal vez tú y yo estemos hablando por última vez, pues estoy considerando seriamente en rescatar al bebé aún a costa de mi propia vida. - Siento tu situación- le respondió Fernanda –y lamento que sea así. No veo cómo puedo ayudarte. No tengo ni remota idea de lo que sea la preclampsia. Tampoco veo cómo pueda relacionarse mi caso con el tuyo. Julie fue al grano, al ver la reticencia de Fernanda. -¿Qué harías tú en mi lugar, Fernanda? ¿Dejarías de pensar en ti por un momento? Fernanda se echó a reír. - No, Julie, no dejaría de pensar en mí un solo instante. No tengo que ser una mártir para nadie. Una de las razones por las que no he decidido embarazarme es precisamente porque no quiero echarme a cuestas una complicación como la tuya. No tengo qué demostrarme nada acerca de la maternidad. No ha sido fácil para mí evitarlo, creo que es más fácil caer en un embarazo imprevisto que lo contrario. Julie se molestó ante la declaración de Fernanda. - La maternidad es el don más preciado que todas las mujeres tenemos, Fernanda. Es escandaloso escuchar la forma como lo evitas, cual enfermedad contagiosa. - Julie, tú deseas un hijo y estás dispuesta a morir por él. Yo no lo deseo, mi prioridad es otra. Espero que lo entiendas. Tengo derecho a decidir si soy madre. - Pero esa niña está allí por algo, Fernanda. No puedes negarte simplemente sin considerarlo. - Eso es algo que yo debo averiguar, agradezco que te preocupes por ello. Pero es un asunto entre ella y yo. Julie, así como te parece incomprensible mi forma de pensar, a mí me lo parece tu situación. ¿Qué va a pasar contigo? ¿Piensas sacrificarte por un bebé que no vas a cuidar? Y si estás pensando en sacrificio ¿Qué hay de tu marido y tus otros hijos? ¿A ellos no les harás falta? - Jamás renunciaría a que este niño nazca- declaró Julie –tiene derecho a nacer, tiene derecho a la vida. Seguramente alguien más se encargará de darle lo que yo no podré. Fernanda se desconcertó al escuchar aquello. - Entonces ya no entendí ¿Es importante ser mamá o no, Julie? No sólo es procrear, que es lo único que te importa por el momento. ¿Te interesa ser la madre del bebé que está por nacer? ¿Te interesa su futuro? ¿Lo que suceda con él cuando ya no estés? Estás dispuesta a morir por alguien que tal vez en un futuro te reproche que no estuviste a su lado. Julie movió la cabeza, aturdida. - No sé qué debo hacer. A veces me pregunto porque el destino me ha puesto en esta situación ¡Estoy tan desesperada! Fernanda la tomó de la mano. - Si vas a tener ese bebé, haz todo lo posible por quedarte con él. Tal vez he mentido con respecto a lo que me preguntaste hace un momento. En tu lugar lucharía por mi vida, para darle una madre.
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Mara Ester Rinaldi
Me encantó, te dejo un abrazo, felicitaciones por esta historia maravillosa!
El...vi...ra
Hoy en día se empieza a cuestionar cada vez más la decisión de ser o no madre a cambio de otras cosas que se consideran prioridades. Será interesante ver como Fernanda va manifestando sus razones en todos los sentidos para no procrear. Por principio de cuentas, recordemos que no es muy afecta a las sorpresas y que prefiere su rutina como modo de vida. No será nada fácil para Lili ni las madres de sus amigos convencerla.
antonia rico mendez
El...vi...ra