A Mecha, que me guía 
                             
                                     "El hombre es un niño: su poder es el poder de crecer"
                                                                                 Rabindranath Tagore
 
En el tiempo aquel sin tiempo
Tiempo de niño,  
De sueños de simple afán,
de pelota de trapo, y los grandes
amores simples, de niño
 
Caminaba de la mano de mi abuela
Que era un ser extraordinario
por la sinuosa bajada hacia el puerto
porque era día de feria
y a eso lo llamábamos nosotros Alegría
 
En la mañana de brillante luz
En el perfume verde de los árboles
y en la frescura azul de los aleros
todas las voces me hablaban
todos los duendes se asomaban
y todo era posible, todo flotaba
todo anhelaba ser río, y lo lograba
y en ese entonces, en ese niño
yo me reconocía
 
En los paisanos de fondas de caña
Apaciguando a la sombra
Y en los colores imposibles del universo
asomándose de los sacos de las villenas
también me reconocía
 
En la bajada del río
y en la promesa del agua
Y allá lejos en el bullir de la gente
Y en el íntegro latir de la vida
Surcando con su estela de fuego
Todas las vidas, ahí me reconocía
 
Después crecí, y crecí y crecí
Pero no me volví árbol,
Tampoco anhelé ser río
Los duendes, uno a uno
Fueron desapareciendo
y en vez de eso aparecieron
el disparate y el delirio
El intrincado razonamiento
Y el apremio sin premio del bolsillo
 
Y ya nunca me reconocí
Ahora buscaba afuera
Lo que siempre estuvo adentro
Me había olvidado de los simples afanes
Y de los grandes amores simples, de niño
 
Y entre tanto golpe y tanto duelo
al llegar al vértice que bifurca los rumbos
entendí que hay adultos muñecos, de relojería 
y adultos niños, y que la elección era mía
 
En el tiempo aquel, sin tiempo
Tiempo de regresar a Casa, me dije:

Cuando sea grande, quisiera ser niño