UNA NIA FEA.
Publicado en Aug 15, 2009
María Clara era una niña muy retraída. Hablaba muy poco y a veces se reían de ella. Digamos que no era una niña bella, al contrario, era la más fea de todas sus hermanas. Pero tenía una particularidad. Observaba la vida y sabía, se daba cuenta de todo y encerrada en su cuarto, soñaba… María Clara soñaba con el amor…y entonces comenzó a escribir… Y esbozaba poemas que guardaba celosamente porque sentía vergüenza de ese sentimiento que aún no alcanzaba a entender. Y su infancia transcurrió entre pocos juegos y muchos sueños que nunca contaba. La niña había inventado un mundo distinto, donde podía vivir situaciones que nacían de su comprensión de la realidad…Ella veía más allá, esa niña entendía la vida tal vez más que un adulto. Entendía también el dolor, la soledad, la muerte, la felicidad pero por sobre todo comprendía y sentía ese sentimiento que la maravillaba: el amor. Años más tarde, cuando la niña dejó paso a la mujer, pudo al fin comprender que ese sentimiento era el comienzo de la razón, la aceptación de la vida, el milagro de existir. María Clara supo desde muy niña que el ser humano encierra dentro de sí el motor de la vida que es el amor, pero también el dolor y la tragedia. Sin embargo, ella sentía que el amor la protegía, nada la dañaría si estaba enamorada. Y ella amaba la vida. La vida, que se pronunciaba desde su pequeño corazón como una saeta disparada hacia el futuro, y lo que ella veía era infinito, sin tiempos. Como todo niño, el mañana era un mundo abismal donde los sueños no mueren. Pronto comprendió que los sueños perduran, pero a lo largo de su paso por la vida supo que en algo estaba equivocada: el amor no es eterno…Y pobre niña, tampoco pudo escapar del dolor (¿ quién puede?) Porque la vida, aunque es maravillosa, duele. Duele tanto que a veces el sufrimiento del alma se transforma en un dolor físico y la carne se abre justo donde está el corazón y sangra y la sangre se derrama como un río sobre nuestro dolor y entonces se siente esa sensación de vacío como si estuviéramos secos por dentro, y la vida ya no nos parece infinita sino pequeña y frágil, como un cristal a punto de romperse. Y sólo nos quedan los sueños. Nada más.
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JUAN CARLOS
Te dejo mis estrellas ..cariños ,un abrazo enorme..
Tu amigo que te quiere una eternidad.
Juan Carlos..
Mara Ester Rinaldi
Carina Bianco