EL CHULIGALLO
Publicado en Feb 08, 2013
EL CHULIGALLO El gallinero estaba alborotado, bueno siempre estaba alborotado. Veinte gallinas preciosas y un gallo serio y responsable saludaban cada día al amanecer cantando y cacareando. Tenían motivos para estar tan contentos, un gallinero calentito, abundante comida y un prado enorme para picotear. Un gran perro los protegía del malvado raposo, pues ya se sabe que a los raposos les encanta la carne de gallina. Ósea era un corral tranquilo, tranquilo hasta hoy por que un nuevo gallo a llegado al corral. Las gallinas andan embelesadas y ya le han puesto nombre, CHULIGALLO. Chuligallo es lo que se dice un Don Juan. Fuerte pecho plumaje colorido y brillante y una cresta grande y roja que deja caer con picardía. El sabe que es atractivo y entra en el corral arrasando. Las gallinas lo rodean mientras él se chulea ofreciendo gusanos a diestro y siniestro para agasajar a su corte, todas están encantadas. Bueno todas no, por que Clementina no le hace ni caso, charla amigablemente con Quintana, que así se llama el que hasta ahora era mandaba en el corral. Quintana está muy triste, sus amigas pasan de él. Clementina intenta animarle: -No se que ven esas cotillas en él se nota a la legua que es un prepotente y tanpoco es tan guapo, tus plumas son mucho más bonitas que las suyas. -No te canses Clementina, yo ya soy viejo. -De eso nada- dice Clementina visiblemente cabreada- luego prosigue: No más viejo que ayer y bien que te hacían la pelota esas brujas… Se nota que Clementina está enamorada de Quintana hasta los huesos. Chuligallo mientras tanto sigue dominando el cotarro y no para de presumir de cachas delante de su amigo al que no se ha dignado ni siquiera saludar. Es un mal educado. Lo peor vino un poco más tarde cuando Chuligallo intentó conquistar a Clementina. Desde que llego al corral el gallo no le había quitado el ojo de encima. La verdad es que Clementina era preciosa, blanca como la nieve y tenia una cresta roja como la grana que ella movía con salero y gracia. Chuligallo se había enamorado de Clementina, pero ella solo tenía ojos para Quintana Eso a Chuligallo le sentaba fatal. Muerto de celos buscó pelea con Quintana y la encontró. Quintana era mucho Quintana y se defendió. Las gallinas cacareaban: ¡Pelea, pelea, y se armo. Después de unos cuantos ataques Chuligallo quedo hecho unos zorros. Humillado se escondió entre unas zarzas. Ya habían pasado algunas horas y el nuevo habitante del corral, seguía escondido y lamentándose, reconocía que le habían dado una buena lección. Estaba molido, y apenas se podía mover pero lo peor aun estaba por llegar. El raposo estaba al acecho y viendo al gallo de aquella postura tenía asegurada la cena, en un descuido lo atraparía, el perro dormía placidamente al sol y las gallinas lo habían abandonado. Se lo comería sin que nadie se enterara. Con lo que no contaba el raposo era con Quintana y Clementina. Ellos vigilaban de lejos y se temían lo peor, por experiencia sabían que si estás indefenso y no puedes correr estás muerto. Las demás gallinas seguían a su aire, ya no veían a Chuligallo tan atractivo. De pronto Quintana se pone tenso ha divisado al raposo que en una esquina acecha con la peor de las intenciones. Avisa a Clementina: ¡Dios mío el raposo! ¡Se lo va ha comer! Cacarea Clementina asustadísima. ¡Hay que avisarlo ¡ -Dice Quintana saliendo rápido hacía donde se encuentra el gallo atrapado. Clementina a su lado grita: -Tienes que salir de ahí si no te comerá el raposo ya está acechando… -Si no sales eres gallo muerto le grita Quintana. -No puedo estoy atrapado y tengo el cuerpo molido. -Venga que si puedes le dice Quintana para animarlo. En vano intenta que salga pero no puede y el raposo esta cada vez mas cerca. Las demás gallinas se han dado cuente del peligro y sin importarles lo mas mínimo se esconden en el gallinero. Quintana y Clementina siguen intentando que el gallo salga de esa trampa, se la están jugando pero no pueden abandonarlo a su suerte. -¡Un momento! El perro – Dice Clementina. Entonces Quintana sale corriendo en busca de Roki que duerme placidamente. Picota el cuerpo del animal pero nada, entonces sin dilación ataca al hocico de Roki que se revuelve muy ofendido. El raposo camina con sigilo y ya está muy cerca. ¡Rápido Quintana que ya viene! Quintana picotea con todas sus fuerzas el hocico del perro. Clementina suda, ella también tiene miedo pero no puede dejarlo solo. Roki al fin se despierta y como buen sabueso detecta el olor del raposo y se pone a ladrar desesperado. Clementina aletea sin cesar para llamar la atención y Roki sale disparado hacia la trampa. El raposo cada vez las cerca se relame, hoy cenara gallo. -¡Vete, vete! O te comerá a ti también – dice Chuligallo sabiendo que su fin se acerca. Pero el raposo hoy se quedara sin cenar, Roki con sus ladridos ensordecedores lo espanta, por ahora ha pasado el peligro. Por ahora por que Chuligallo sigue atrapado sin poder moverse por si mismo. No puede quedarse ahí en cuanto caiga la noche el raposo volverá y entonces si que no se librara de una muerte segura. Quintana como jefe del corral convoca una junta. Tienen que lograr que los granjeros se enteren para que lo saquen de allí. Después de varias deliberaciones deciden que lo mejor es llamar la atención. Se harán todos los muertos junto a la zarza así el pero ladrará sin cesar hasta que alguien aparezca para liberar al gallo. Acordado el plan lo pusieron en práctica. El perro ladraba como un desesperado y ninguna de las gallinas se movía. El raposo desde otro prado, estaba como loco de contento, el festín de hoy sería abundante, ¡ Allí habrá más de veinte gallinas y dos gallos- se decía mientras se le hacia la boca agua, el sabía que en cuanto cayera la noche el perro se dormiría y todo sería fácil. ¡Que bien voy ha cenar! Se dice. Sin embargo hoy tampoco cenará ,los escandalosos ladridos de Roki han llamado la atención del granjero. Cuando el hombre ve aquel panorama, pone el grito en el cielo: Todas las gallinas y Quintana están muertos. En ese mismo momento todos a una se levantan y empiezan a escarbar entre las zarzas . ¿Qué pasa aquí? –se pregunta el granjero asombrazo, no entiende nada. De pronto nota que algo se mueve entre la maleza, es Chuligallo. Como puede lo saca de allí y lo lleva al gallinero en él estará protegido. Por está vez el raposo no triunfó pero la humildad y el valor sí. Chuligallo pidió perdón muy avergonzado y a partir de entonces Quintana y Chuligallo se llevaron muy bien. Eso si Clementina seguía siendo la favorita de Quintana A. Rico DEDICADO A YURI CRISTINA CON UN BESO DE SU MARIPOSA ASTURIANA
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Federico Santa Maria Carrera
Un detalle muy significativo se desprende de este particular y sin dudas quiero acentuar: el mejor premio que puedes recibir por este trabajo se ha visto reflejado en el hecho que Luz Marina se lo ha leído a su hija y a ella le ha encantado.
Les quiero a todas ustedes.
kalutavon
antonia rico mendez
LUMA54
YA HE TENIDO LA OPORTUNIDAD DE LEÉRSELO A MI HIJA, SE REÍA A MONTONES, TU SABES COMO SON ELLOS.
ADEMAS ES DE GRAN EJEMPLO, PORQUE DEJAS EN TU ESCRITO QUE LA HUMILDAD Y EL PERDÓN SON PRIMORDIALES PARA VIVIR BIEN CONSIGO MISMO Y CON LOS DEMÁS
BESITOS QUERIDA MIA, GRACIAS .... MIL GRACIAS POR TU GENTILEZA Y EL QUE LO HAYAS DEDICADO A MI BEBA, TE QUEREMOS MUCHO. Y A FAVORITOS
BESITOS
antonia rico mendez
LIBARDO BERNAL R.
antonia rico mendez
gloria Elcy Monsalve Tobon
una leccion de valor, de humildad, de perdon y de fidelidad, nos dejass con el gallinero...
grato leerte
un abrazote Antonia
antonia rico mendez