Yo soy
de lo tuyo,
de lo alegre cuando me ves;
de la extraña sensación
cuando sueñas
algo que nunca podrás tener.
 
Yo soy
la dureza de tu mirada
cuando ocultas dolores
y te muestras fuerte
ante los demás...
 
Yo soy
ese beso que tanto anhelas,
esa mujer que tanto sueñas
pero que la vida te prohibió tener.
 
Y ¡Qué ingrato este porvenir!
Yo soy el fuego
que jamás has de sentir.
El esfuerzo valorado
en tus ojos enmarcados.
Soy la belleza en tus manos
que no me tocarán.
 
Y así, vos sos
el frío congelado
que mi cuerpo ha sepultado
y ha calado en lo más hondo
mi ocurrir.
 
¡Pobre aquel dios
que nos ha fallado!
Más yo seguiré siendo
el amor esperando tu llegada.
Porque sé que has de venir.