Acércate a mí, no tengas miedo,
acércate a mi con la rosa sublevada,
con la alegría del verso enamorado
y con tus manos,
con el alma abierta a la esperanza
y un manojo de caricias en el beso.
 
Acércate a mi, tiende tus alas,
mi corazón se pergeña de horizontes,
tu eres el ave que se hospeda
en el íntimo nidal,
en el vibrátil nidal de una promesa,
hecha de vida y poesía.
 
Acércate a mí, aquí te espero,
yo sólo tengo una vida para darte.
Pero tu, amor,
tu tienes una aurora en la sonrisa,
tu tienes la virtud de la alegría
y un beso con sabor a eternidad.