LOCO, YO CREO QUE S
Publicado en Feb 23, 2013
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TITULO DE LA OBRA: “El corazón delator”; cuento de “Las narraciones extraordinarias” GENERO: Trailer psicológico y de suspense. Autor: Edgar (Allan) Poe. PERSONAJES: El loco, el anciano, los policías, el corazón y el ojo DESARROLLO: Es un relato de locura, muerte, dolor, desesperación, culpa y pasión; en esta obra Poe, luciendo su macabro cerebro y perspectiva sobre la vida del hombre y todo lo que ella desata en él para con sigo y los demás, nos muestra la fragilidad y sugestividad de la mente y corazón del humano hasta el punto de cometerse actos de horrible naturaleza, condenándose a si mismo (El Loco) y a quien le rodea(El Viejo). La historia no se centra en un tiempo y espacio definido (el autor no especifica la fecha, ni el lugar donde se da principiado el escrito, podría decirse que inicia en el final), mas bien aterriza en la trastornada mente de un loco, quien niega su estado psiquiátrico diciendo: “¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.” “El corazón delator” de Edgar (Allan) Poe. El hombre que afirma su lucidez, ha obrado un asesinato sin razón alguna, no obstante, este bajo su perspectiva distorsionada de la realidad verídica y cuerda presenta un motivo muy razonable para haberle quitado la vida al Viejo, quien motivos no había dado; ni de lucro, ni pasional, ni de venganza. Según El Loco, el motivo de semejante barbarie era el ojo de la pobre victima. “Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.” “El corazón delator” de Edgar (Allan) Poe. El suspenso, la desesperación y la locura aumentan como una neblina densa y espesa que cubre y empaña el parabrisas de un auto obstaculizando la vista al introducirse en la nada en medio de una carretera, aguardando tragedia y muerte ante cualquier paso en falso; al lacerarse la mente del Loco con la simple idea de no poder soportar el insufrible peso del ojo de buitre del anciano sobre su alma; Poe con elegancia, pasión y dolor plasma el suplicio que día tras día y noche tras noche vive come bebe y siente la purulenta carne del pobre que sin saberlo pierde la compostura y se entrega a lo irreal, sin embargo real de la locura que empaña su parabrisas (la preparación psicológica del acecino y del acto y la ejecución de la victima) al final lo condenan a yugo humano (psiquiátrico; posible escenario donde inicia el relato) y celestial (culpa moral) al que ya ha conocido de forma amistosa (infierno mental del personaje durante todo el texto). El verdadero terror podría presentarse al final de la obra como acontece en la ultima escena de la película “Psycho” del maestro del suspense Alfred Hitchcock , cuando El Loco no soporta mas la locura y culpa. “Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos. Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entre tanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte! -¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Dónde está latiendo su horrible corazón!” “El corazón delator” de Edgar (Allan) Poe. La obra fue publicada por primera vez en el periódico literario The Pioneer en Enero de 1843. Edgar (Allan) Poe nació en Boston el 19 de Enero de 1809, fue escritor, poeta, crítico y periodista, carreras de las cuales es considerado maestro, fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi. Fue bautizado como Edgar Poe en Boston, Massachussets, y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por el matrimonio Allan (apellido que más tarde se le asignaría), pasó un curso académico en la Universidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Su carrera literaria se inició con un libro de poemas, Tamerlane and Other Poems (1827). Por motivos económicos, pronto dirigió sus esfuerzos a la prosa, escribiendo relatos y crítica literaria para algunos periódicos de la época; llegó a adquirir cierta notoriedad por su estilo cáustico y elegante. En Baltimore, en 1835, contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, que contaba a la sazón trece años de edad. En enero de 1845, publicó un poema que le haría célebre: “El cuervo”. Su mujer murió de tuberculosis dos años más tarde. Murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, cuando contaba apenas cuarenta años de edad. La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada. Se atribuyó al alcohol, a congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y otras causas. Conclusión: La figura del escritor, tanto como su obra, marcó profundamente la literatura de su país y puede decirse que de todo el mundo. Ejerció gran influencia en la literatura “Simbolista francesa” incluso se hace notoria en él “Surrealismo” y en la literatura de fantasmas “Victoriana”; pero su impronta llega mucho más lejos: son deudores suyos los autores Charles Baudelaire, Fedor Dostoyevski, William Faulkner, Franz Kafka, H. P. Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann, Jorge Luis Borges, Clemente Palma, Julio Cortazar, etc. Poe hizo incursiones asimismo en campos tan heterogéneos como la cosmología, la criptografía y el mesmerismo. Su trabajo ha sido asimilado por la cultura popular a través de la literatura, la música, tanto moderna como clásica, el cine (por ejemplo, las muchas adaptaciones de sus relatos realizadas por el director estadounidense Roger Corman), el cómic, la pintura (varias obras de Gustave Doré, v. gr.) y la televisión (cientos de adaptaciones, como las españolas para la serie Historias para no dormir). (Vid. Repercusión de Edgar Allan Poe). En lo personal este gran emblema de la literatura e inspiración para otros escritores (me incluyo, su servidor Fernando Riega ángeles), ha dejado un huella tan profunda tan rica que nada ni nadie podrá borrar o mejorar; Poe es el padre del “Suspense”, del “Trailer psicológico” y del “Relato detectivesco”, dando un nuevo rostro a la palabra LOCURA, que sigue siendo una imagen realmente magnifica y que sin duda alguna nadie podrá cambiar. L a obra que aquí se ha reseñado es un espejo a la locura real de un humano que es atormentado por una idea, reflejando la crudeza de la vida sobre los hombros de la pobre victima que se transforma en victimario. Sin mas que decir es una joya de la literatura y de quienes aman la locura. atte. Fernando (philosophus)
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