Numero 96 - 2
Publicado en Feb 24, 2013
Ahora era la líder de la división número diez, eso, definitivamente no era bueno para mí.
Era un blanco para los demás equipos desde ese punto, intentarían hacer que fuera la primera en caer. Después de aquel desafortunado suceso, nos llevaron por una serie de pasadizos subterráneos, a nuestro “habitad”. Salimos por una rampilla, escondida entre los escombros de un edificio destruido, y fuimos abandonados a nuestra suerte. Después de que el último miembro salió de aquella rampa automática, esta se cerró, dejando el suelo uniforme de nuevo. La ciudad en ruinas era mas pequeña de lo que imaginaba. Desde la posición donde me encontraba, lograba ver los límites que colindaban con un bosque espeso, al cual no teníamos permitido el acceso. Por el momento una reja fuerte resguardaba el perímetro. No era seguro si lo que se pretendía era no dejar a nadie entrar o no dejar que nosotros saliéramos. De cualquier forma seguramente los guardias vendrían, fuese lo que fuese, no me sentía segura. No tenia motivos para ello. La noche ya había llegado, junto con ella el frio, las chamarras de piel que portábamos ahora, no solo eran por la fachada de nuestro “habitad”, eran muy útil contra el frio aire que se colaba entre las fracturas en los edificios destruidos. El “uniforme” de aquel habitad, era en su totalidad negro, diferente conjunto para cada uno de nosotros. El mío, bastante cómodo, constaba de la chamarra de piel, más una blusa de manga y cuello largo, pantalones entubados y botas mineras que llegaban por debajo de la rodilla, unas muñequeras con compartimientos secretos y una pequeña bolsa con vendas, un poco de alcohol, cinta, reloj, un pedazo de hilo y algunos caramelos. Sin mencionar el arma que ahora me pertenecía, un par de espadas “ninjato” recién pulidas y con ambos estuches, fuertemente amarrados a mi espalda. Caminamos en silencio, entre los escombros y luego por una de las calles principales. La acera y el pavimento se encontraban repletos de cristales rotos, pedazos de madera y muchos restos de paredes destruidas. Agradecí las botas y su suela gruesa, por que los fragmentos que llegaba a pisar de cristal, no la traspasaba y protegía mis pies. Nadie hacia ruido, todos manteníamos los sentidos despiertos, esperando encontrar algún ruido extraño, pero solo nos topábamos con el chiflido agudo del viento y los crujidos de nuestras pisadas. Las luces parpadeaban, y una en especial nos llamaba, se mantenía nítida, dentro de una bodega grande. Entramos con precaución, siempre con la mano sobre nuestras armas. Pero entendimos que permaneceríamos solos. Cerca de una maquina oxidada, y apilados en grupos equitativos, se encontraban mantas y latas de comida. Cada quien tomo un par de mantas, una lata, y escogió un lugar para pasar la noche, únicamente con su soledad y el trauma sin superar de encontrarse en aquel cruel sitio. Me escondí entre las maquinas viejas, entrando en la abertura de una de ellas, deje caer con cuidado mi bolsa en un compartimiento cercano detrás de mi, extendí una manta debajo, acurrucándome en ella y ese pequeño espacio, y protegiéndome del frio con la otra. Destape la lata y bebí su contenido, sopa de frijoles, lleno un poco el vacío dentro de mi. Recordando cómo había llegado a esa situación, que me ponía en más riesgo que a los demás integrantes. El chico de la muletilla salió, como lo había indicado, dejándonos en un silencio sofocante. Y fue cuando su voz rompió el silencio, Luc, permanecía con los brazos cruzados y me miraba de frente. -Necesitamos nominar a alguien para el puesto, debe ser quien tome las decisiones mientras no nos obliguen a matarnos entre si- Su tono era indiferente, pero, llevaba un tajo de frialdad en el. Yo no conteste nada, sostuve la mirada, no la desviaría, si me dejaba intimidar seria un grabe error, buscarían la forma de romper mi armadura si dejaba ver las grietas. -Entonces: ¿que te parece si eres tu?-Odalis lo miraba con el seño fruncido. -No, yo no, necesitamos una persona ingeniosa- -Déjate de rodeos y suelta lo que tienes que decir- Mencione fríamente, un descuido, yo acababa de pensar en voz alta. Pero no tuve tiempo de remediarlo. -Tu, obtuviste la puntuación más alta en P.A.E.- Esas eran unas siglas bastante conocidas: Prueba de aptitudes especiales. Un examen por el que debíamos pasar al entrar al nivel preparatoria- Dos excelentes y un bueno, esas fueron las calificaciones que se dieron a conocer, sobre ti, la única con dos exentes. -¿A qué quieres llegar con eso? -Que, en mi opinión, tu deberías liderarnos, eres la mejor preparada aquí. Todos guardaron silencio, sopesando lo que Luc decía sobre mi. Mis manos comenzaban a sudar, pero yo permanecía firme. Por dentro su conocimiento acerca de los resultados de la prueba me había sorprendido bastante. Ese chico era alguien que definitivamente me sacaría de mis casillas si lo permitía. -Me parece una buena opción- menciono Ro, quien se limitó a mirarme. -¿No deberías dejar que ella elija?- Esa voz aguada y con una pronunciación dulce, le pertenecía a Neri, quien formaba una sonrisa nerviosa he inclinaba la cabeza de lado. -Es una decisión importante para el grupo, el líder es quien toma las decisiones directamente con el juez de los combates, quien nos mantendrá a salvo hasta que lleguen las primeras invasiones- La reprimió, Ro al parecer ella conocía mucho de esto- Me parece que tienes ese tipo de personalidad Esyoanith, eres seria y te llevas bien con los profesores, eso quiere decir que sabes cómo lidiar con gente mayor. Yo no decía nada, ser la líder me traería privilegios, pero sería el principal blanco de los demás, una vez que un equipo o división, pierde a su líder, pierde la mitad de los derechos. No quería cargar con eso. -Me pareces una buena candidata- menciono Anse, nunca lo espere de ella. En los pocos días la llegue a conocer un poco, nada callada y siempre con un espíritu rebelde, no se dejaba dominar fácilmente. El hecho de que comenzaran a hablar positivamente sobre ello, me aterraba, mordí la parte interior de mi labio inferior y apreté los puños para darme el valor que no tenía. -No tengo ningún interés de ser la líder- -Eso es lo que te hace la candidata perfecta, no serás ambiciosa- Uhara me dedico una pequeña sonrisa. El encargado regreso, lo que me quito el tiempo para protestar. Estaba en problemas, comenzarían a esperar cosas de mi, y eso era lo que menos me gustaba, no después de todo lo que mi pasado conllevaba. Aquel rincón era cálido, y a pesar de que decidí mantenerme alenté el resto de la noche para no ser sorprendida, la calidez del lugar me venció y caí dormida. Al día siguiente, desperté temprano. Debía hacerlo, enfrentar el nuevo y estúpido cargo que me pesaba desde el día anterior. La primer pelea seria la mía.
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