La mansin Lauper
Publicado en Feb 24, 2013
Muchos, por no decir la gran mayoría, de mis conocidos me consideran como un maníaco excéntrico con suerte, en cambio yo me llego a considerar como una persona apasionada por todas las cosas a las que me dedico; aunque tengo muchos amigos debo mencionar que soy una persona un tanto tímida pero decidida y también debo admitir que mi tipo de diversión es algo muy exigente, algo que los demás jamás podrían llegar a entender, bueno, pensando en ello tal vez tengan razón en llamarme maníaco. Heredero a una increíble fortuna y de una lujosa pero tétrica mansión no pensé que algún día me pudiera hacer falta algo, desde luego que no me preocupaba nada en el mundo pues heredé todo lo que poseo hasta ahora desde los catorce años. Hasta la fecha no he extrañado a mis padres pues nunca llegamos a tener una gran relación en su vida; mi padre era un gran e importante hombre de negocios lo que significaba que, por su trabajo, no podía dedicarme tiempo de caridad. Por otra parte mi madre era una mujer despreocupada, distraída y con la visión llena de dinero pues pasaba la mayor parte del tiempo comprando cosas que no nos hacían falta. Mi padre nunca tuvo deseos de cambiar su forma de ser y recordar así que tenía un hijo, pero mi madre no siempre fue así, ella me trató con mucho amor en mis primeros años de vida pero lentamente me fue haciendo a un lado, así que tuve que encontrar algo para distraerme mientras ellos no estaban a mi lado. Entre todo esto creo que también heredé el gusto de mi madre por comprar cosas inservibles, tal vez tengan razón en llamarme excéntrico.
En fin, después de muchos años de vivir en la mansión de mis padres, me mudé a los veinte años, no soportaba permanecer más tiempo en esa casa lúgubre. Pude conseguir una morada perfecta para mis gustos. Así pasé mucho tiempo, tranquilo, disfrutando de las cosas que tenía, no eran muchas pero me agradaban. Sin embargo era inevitable que aquello ocurriera, llego un día en el que me sentí muy aburrido, cansado de estar con mis amigos, de estar en casa, de hacer lo mismo siempre. A los pocos días de haberme sentido así en el periódico de la región se anunciaba la terrorífica noticia de que a una persona de nombre Adam Wells lo habían encontrado decapitado en la mansión Lauper, mi mansión que había heredado y que desde hace tiempo no visitaba. La policía nunca me buscó para informarme, nunca me investigaron y no sé por qué, ninguno de mis amigos tampoco me preguntó nada con respecto a mi mansión lo cual sentí como un gran alivio pues nunca me gustaron los interrogatorios. Me mantuve aislado del mundo exterior sin salir de casa por una semana, algo extraño en mi y en la calle me hacía permanecer encerrado en mi habitación, tanía la sensación de que alguien me vigilaba desde las sombras, era un extraño sentimiento del que pensé que estaba olvidado en el pasado. Después de todo este raro suceso no tardé en recuperar el estilo de vida al que me había acostumbrado. Una noche se me ocurrió una gran idea, algo realmente fantástico y tenebroso me recorría el cuerpo y mente. Debía decírselo a mis amigos. Al día siguiente me reuní con ellos en un restaurante que me agradaba en lo personal y les comuniqué mi idea. Les dije que los llevaría a dormir a la mansión de mis padres. Claro, sus primeras reacciones fueron las de alguien que observa a un extraño bicho... al principio no estaban de acuerdo conmigo pero, como el hombre insistente que soy y por la gran confianza que me tenían, los logré convencer de aceptar mi invitación. Todos se encontraron listos para ir a la mansión. Esperamos a que la tarde cayera sobre nosotros y, acompañados por el comienzo de la noche nos adentramos en los terrenos de mi propiedad. Al entrar por las dobles puertas de la mansión una ola de recuerdos amargos me invadió pues toda mi solitaria niñez se encontraba por todas partes a las que miraba. La noche avanzaba lentamente y todos se la estaban pasando de maravilla a pesar de que en aquel lugar se había cometido un atroz asesinato. Yo me encontraba un tanto nervioso pues los recuerdos aún me revoloteaban en la mente. Después de un par de horas todos se encontraban muy agotados, así que les indiqué sus respectivas habitaciones en las que dormirían. Mis cinco amigos se habían sumergido en un profundo sueño alrededor de la una de la madrugada. Yo no podía conciliar el sueño por el tortuoso aburrimiento que de repente envolvió mi cuerpo. Estaba lleno de una inexplicable ansiedad. Solo traté de cerrar los ojos y dormir… Aún no puedo creer que cuatro años ya han pasado desde la última vez que visité la mansión de mis padres. Una noticia alarmante que duró varios meses horrorizó a las personas de la región después de que mis amigos y yo fuimos a la mansión. Aún conservo los periódicos que relataban la absurda historia de cómo cinco personas que, bajo la influencia del alcohol se desenfrenaron en una orgía de sangre que los llevó a la muerte. Cada vez que pienso en ello no puedo evitar soltar una carcajada al saber que nunca pudieron atrapar al asesino de aquellas personas idiotas de hace cuatro años, al estúpido bagabundo Adam Wells que intentó robar los objetos valiosos de la mansión y por supuesto, nunca pudieron atrapar al asesino de mis padres. Tal vez tengan razón en decir que tengo suerte.
Página 1 / 1
|
Federico Santa Maria Carrera
Respecto de "La Mansión Lauper", el dominio narrativo que posees es merecedor de elogios y queda de manifiesto que tu imaginación se complementa con ello de manera casi perfecta.
Utilizo el "casi", porque por ahí descuidaste ciertos hechos en el engranaje de la historia que me embarcaron en una duda: ¿Fue intencional, o te enredaste con tus propios datos?
De todos modos hay para ti felicitaciones por tu trabajo y es evidente que si existen errores estos se pueden perfeccionar en el devenir.
Un cariñoso saludo y tu correspondiente like.