Entre las hojas marchitas,
amarillas, viejas de mis
queridas rimas habita
y entre mis manos, así
estalló dorada, yo la vi
sorprendida, azorada: mi sonrisa.
Y al instante descubrí
que a mis labios aromatiza.
 
Olvidada estaba, primavera débil,
estrecha línea lindera al pasado,
como un ser solo y estéril
que está de música y llanto empapado.
 
Escondida en cavernas remotas
cubierta por tiempos oscuros
esperando la emoción que la invoca
sabiendo de la historia lo mas duro,
aquí estuvo tan sólo un momento,
candente en mi boca, brillante.
Fue como hoja juguete del viento,
la sonrisa limpia, la mejor amante…