Déjame vivir en ti mi desnudez,
mi libertad, mi ahora,
déjame volver contigo
y compartir tu lecho
tu corazón, tu intimidad,
hombre de cuerpo grande,
de alma tierna y mirar profundo.
.
No te intimides y acéptame
en tu gravedad creciente,
y permiteme galopar otra vez
sobre tu cuerpo tibio.

Déjame que experimente
al unísono contigo,
como en otros tiempos.
aquí entre perfumadas
sábanas blancas de seda.
Entre corchas de plumas
con mi cuerpo de hembra voluptuosa.
 
Permiteme que te lea
mientras sujetas mi mano entrelazada,
al canto predilecto sobre el cosmos,
las palabras sabias del I Ching,
 el   baile mágico  de los Sufis.

Déjame escuchar junto a tí
mientras besas mis ojos,
la música divina
de los coros celestiales,
lo mejor de Mozart.

Déjame escuchar tu corazón lloviznado
mientras meditas tu silencio,
tu gran amor por Dios.

Déjame sentirte junto a mí
y aspirar el olor a limpio
que se desprende de tu cuerpo,
fundirnos en el más tierno abrazo de amor.

Un amor en abundancia,
diferente, espiritual,
lleno de risas y cantos
un amor maduro y paciente....
Doris