A las 10 de la noche (Reflexiones)
Publicado en Mar 04, 2013
A las 10 de la noche ya sólo quedan 2 horas para acabarse el día. Es entonces cuando, ante la fiel computadora, podemos escribir sobre el género dramático de los que pasan hambre; dejando para mañana los chismes. A las 10 de la noche lo mejor es escribir algo sobre los mendigos que no van a poder cenar; sobre los ciegos que no van a poder ver; sobres los farsantes que no van a poder dormir...
Las vidas ejemplares no son las de los santones de la actualidad. Las vidas ejemplares son las de quienes sólo son calificados como marginados por el dedo acusador de los poderosos. A las 10 de la noche podemos, por ejemplo, escribir, al margen de una ilustre página de un "best seller" de moda, algo así como ¿qué sabes tú que sabes tanto de la vida porque comes cuatro veces al día como un auténtico burgués? Después de hacer eso, es mejor cerrar el "best seller" y seguir escribiendo sobre la desafección de los corruptos y lo que suele ocurrir con quienes duermen en el suelo de las duras aceras que los corruptos pisotean como si fueran propietarios de esas calles oscuras cuando, en realidad, en esa oscuridad sólo crecen los que se tragan las lágrimas para poder cenar algo... A las 10 de la noche muchos intelectuales de los grandes salones del mundo entero escriben sobre Pier Paolo Pasolini, sobre Luchino Visconti, sobre Gilo Pontecorvo o sobre Césare Pavese pero... ¿quiénes escriben sobre lo que se llama hambre de ser? ¿Qué es el hambre de ser para Pier Paolo Pasolini, para Luchino Visconti, para Gilo Pontecorvo o para Césare Pavese si nunca jamás han conocido ni tan siquiera el ayuno de un sólo día en sus existencias? Los intelectuales de lujosos salones con mullidas butacas adoran las Cinco Estrellas de los elegidos pero... ¿quién elige escribir sobre las lágrimas de quienes no viven con estrellas porque ya nacieron estrellados? Muchos intelectuales serían incapaces de escribir ni una sola línea mirando a la cara, sucia de fango, de un niño o una niña de la calle; de un anciano pasando su profunda soledad en la calle, de una mujer violada o asesinada en la calle... salvo para conseguir alcanzar las Cinco Estrellas sin sentir tan siquiera un solo sentimiento verdadero. ¿De verdad es más interesante la historia de un hombre de alto linaje subido a un árbol y sin querer bajar nunca de él pero que siempre está perfectamente alimentado con cuatro comidas diarias que le envian sus criados? ¿Qué clase de heroicidad es esa como para presentarlo como héroe de la resistencia ante una sociedad que sufre de carencias en todos los órdenes de la vida? Muchos intelectuales conocen muy bien y pueden escribir muy bien sobre "el paraiso dorado" de los salones de lujo que detallan con toda clase de bellas plumas y solemnidades porque siempre han sido los invitados especiales de las grandes galas y las muchas cenas. ¿Quiénes son los que, sin embargo, no pueden cenar a las 10 de la noche porque no tienen ni las cáscaras de una naranja amarga para poder masticar? ¿Quiénes son los que tienen que pasar la noche durmiendo sobre el duro suelo en lugar de vivir alimentado abundantemente sin bajar para nada de los árboles de su frondoso y resplandeciente jardín? Me reservo el nombre del autor de "Muerte en Venecia" porque será todo lo exrtraordinario "best seller" que quieran decir los intelectuales de salón que veranean plácidamente, y en medio del vicio moral, en ls playas mediterráneas donde el sol les tuesta la piel para llamar la atención de la libido de sus lectores y para placer de los desviados con sus libros de finas tapas de color caoba y sus nombres y apellidos grabados con letras de oro para epatar a sus lectores. A las 10 de la noche, sin embargo, podemos escribir algo, en nuestra fiel computadora, de los que bailan soledades junto a las farolas de las oscuras calles para olvidar que nunca serán admitidos en los grandes salones de lujo ni en los maravillosos escenarios de la llamada clase intelectual adornada de Cinco Estrellas porque son escritores a los que les atraen el filón de las dulces mieles de los acaramelados "best seller" de libros con pastas de color caoba y con sus nombres y apellidos grabados con letras de oro. Pero... ¿quiénes desean escribir, a las 10 de la noche, que hay muchos seres humanos que nacen sin nada, viven sin nada y mueren sin nada? ¿Quiénes son los escritores o escritoras de lujo que, en lugar de estar bien arrellenados de comodidad en los cenáculos de la gloria, la fama y el poder, se sumergen en la profunda oscuridad de las calles sucias y pringosas de los arrabales? ¿Cuántos escritores de galas y galones están compartiendo sus vivencias con los marginadoa a las 10 de la noche? A las 10 de la noche hasta se puede y se debe escribir en servilletas de papel dentro de una sencilla cafetería -no en las famosas y lujosas cafeterías de los cenáculos famosos- para ser más que un escritor ilustre... para ser solamente un escritor nada más... que debería ser más que suficiente como para decir que tenemos dignidad cuando escribimos en medio del filo sufriente de la noche oscura. sentados ante una mesa y con la única compañía de una lejana música de recuerdos de ayer. Por ejemplo. Y es que la tristeza es la grandeza de quienes saben sonreír para dejar una huella de felicidad en el rostro de los marginados, lejos de los "best seller" de pastas de color caoba y con el nombre y los apellidos grabados con letras de oro. Y es que a las 10 de la noche, en medio de la soledad y el anónimo quehacer de cada día los dedos nos sufren cuando escribimos palabras plenas de sentimientos hacia quienes sufren porque le han obligado a no ser nada mientras los intelectuales de los lujosos salones y los famosos cenáculos hablan de ellos como bichos raros para ser diseccionados. A veces pasa eso en la Lieratura.
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José Orero De Julián
Federico Santa Maria Carrera
Para continuar, estimado José, te pediré mil perdones si mi comentario inicial te incomoda, pues en ningún caso es mi objeto agredirte, desautorizarte o restar piso a lo que afirmas; tan solo pretendo indicar que todo escritor transcribe su imaginación y ésta es libre de pasear por los millones y millones de escenarios que puedan existir y si esas transcripciones se transforman en éxito, es legítimo y justo, pues demuestra que ha sido del agrado de muchos. Y lo que ese escritor haga con el fruto de su éxito es igual de legítimo y justo.
Me he atrevido a realizar este comentario porque creo entender en tu queja del texto que a las 10 de la noche, nadie se molesta en escribir sobre el dolor de los que sufren en las aceras de la fría ciudad... Que el dolor existe, claro está, pero que nadie escriba de ello, es una falsedad.
Te reitero mis respetos e insisto en el perdón si te llegare a ofender y si tienes un argumento que me haga callar, házmelo saber. También tengo claro que nunca he sido el dueño de la verdad.
José Orero De Julián
José Orero De Julián
Andrea Estefania...