T en mis manos
Publicado en Mar 05, 2013
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Nuestra fotografía esta entre libros y flores secas. Recuerdos de los momentos construidos. Trabajo sobre la mesa y me observas, con esa mirada tan tuya, un poco indiferente, pero cuando me distraigo puedo sentir como cambia. En ocasiones me detengo, sostengo el lápiz en la boca y trato de imaginar -¿qué pasaba por tu mente cuando nos fotografiamos?-. Fue la primera vez que nos vimos y pudimos intercambiar pensamientos de viva voz. Es raro decirlo así, pues ya desde antes, habíamos tenido ese tipo de conversacion, donde la esencia no se puede cambiar ni modificar para caerle bien al otro. Sigo trabajando, hay muchas cosas que revisar, otras tantas que planear. Cotidianidades.
 No puedo. Tu mirada recorre mi cuerpo. Se detiene sobre mis senos y un escalofrío... Cierro los ojos y siento tu boca húmeda... ¡Sacar promedios, en eso debo concentrarme!. Busco los papeles que se han perdido entre los demás. Al lápiz se le rompió la punta. ¡Carajo! Tampoco encuentro el exacto para afilar. Nunca he usado sacapuntas, no queda la punta larga ni fina como me gusta, que me permite garabatear un diez o un cinco en un cuadro de dos centímetros. Veo la pila de cosas pendientes, suspiro y de nuevo tú mirada. Tan llena de paz, me divierte ¿Qué pensarías al verme perdida entre mi propio desorden? Sonrío, ¿dónde deje el encendedor? Voy a la cocina. Tomo un trago de jugo del cartón y se me escurre por la blusa, el frio despierta mis pezones. Un cosquilleo empieza a bullir por debajo de mi pantalón, tu lengua recorriendo mi vientre… Buscó en los cajones, hasta que por fin encuentro unos cerillos.
De vuelta en mi habitación disfruto del incienso. Me tiendo sobre la cama aspirando tu aroma sobre la almohada. Disfruto mi cigarro y clavo la mirada de nuevo en tus ojos. Empiezo a contarte lo difícil que es tratar de concentrarse así, te hablo de lo mucho que me gustaría salir de vacaciones, las ganas de ir por un helado y caminar sin rumbo, sin sentido. –Me gusta mucho tu sudadera roja- me dijiste un día. Hoy la traigo puesta. –Debajo no tengo nada- digo y guiño un ojo. No sé, si sea mi imaginación perturbada, pero al instante brilla en ti una chispa de pasión. Tus dedos jalándome el cabello como si fuera una yegua a la que tomas de la crin para cabalgar. Tus envistes detrás de mí…suena el teléfono, es Susana que me invita a salir –No puedo amiga. Te lo compensaré después, yo invito el vodka- cuelgo rápido, tú me esperas en la habitación.  De regreso, me he sacado toda la ropa, menos la interior que se te excita ver y quitar de a poco. Un fulgor extraño surge de la fotografía. ¿Te robé el alma y quedó ahí entre esos colores oscuros? No lo sé, no me importa, te respiro, te siento.
Se consumió el cigarro, el incienso me provoca sueño y la ansiedad entre mis piernas aumenta. Mañana debo aplicar exámenes. Tu lengua dibujando mí oído… Aún faltan cinco días para la quincena. Y mis manos ya empezaron a recorrerme, lenta y suave. –Abre las piernas- parece que me susurras desde al altar que te he construido. La respiración agitada es evidente. Coloco la fotografía cerca, el marco lastima mi piel que se eriza al contacto de mis manos sobre la “v” que une mis piernas y conecta con el paraíso. Mi cadera empuja hacia delante y atrás, siento en el aire la fuerza de tú hombría entrar y salir de lo rosa del jardín que te pertenece. Esa mano, no me pertenece, es tuya. Llegas hasta el fondo de mí ser. Me despojas de toda la piel y vez mi alma, te la muestro sin miedo, un beso al vidrio frio, estas aquí, son tus labios los que sienten la explosión de mi cuerpo. Quedo lánguida e inmóvil sobre la colcha blanca. Y mi lápiz sigue sin punta. Miro alrededor, todo estático. Te abrazo a lo lejos, suspendo la actividad de mi cerebro, todo desaparece, solo puedo pensar en aquella noche que pasamos en tu coche, afuera de la casa de tu hermana, oyendo a los niños jugar, escuchando música y fumando ilusiones. De nuevo tomo nuestra foto, delineo tus cejas, la nariz, tu barba que se desliza por todo mi cuerpo. 
Esta tarde se consume deliciosa.
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Foto del autor Clara Parraguirre Villaseor
Textos Publicados: 2
Miembro desde: Mar 05, 2013
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Descripción

Relato sobre un amor lejano pero cercano en el cuerpo de una mujer que entre su cotidianidad se ama as misma recordando.

Palabras Clave: masturbacin amor cotidianidad vodka

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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