El Bosque
Publicado en Mar 06, 2013
Simplemente mira por la ventana. Mira el bosque que la llama. El bosque con sus millones de árboles fuertes y grandes. Aterradores pero cautivantes. Pero ella lo mira desde lejos, no quiere acercarse. La tiene cautivada. Todo porque los ojos que salen desde el bosque la buscan, la miran. Millones de voces suplicantes la llaman, quiere que se una a ellos, que sea un árbol más. Ahí es donde se guardan sus almas, sus vidas.
Contra uno de los troncos se puede ver una niña pequeña, debe tener unos cuatro años. Es adorable, una muñequita de porcelana. Su piel blanca, sus ojos marrones claros y su pelo color caoba por la cintura componen a esa niña. Se la ve llena de vida, de alegría, está feliz. Y llama a la chica, le pide que venga a jugar, que vuelva a ser feliz. Le implora que juegue con ella. La chica cierra los ojos esperando que la niña desaparezca, la conoce, es ella. Ella misma cuando tenía cuatro años. Tan cambiada. Tan indefensa e inocente con el delicado vestido blanco que le cubre los pies. Pero la niña no desaparece al abrir los ojos, sigue ahí, implorando que vaya con ella. A su lado hay otra niña, de unos seis años. Es la misma niña pero más grande. Pero sus ojos ya no están llenos de alegría y vitalidad. Sus ojos son fríos y calculadores. Lleva un vestido negro y el pelo ahora le llega por debajo de la cintura. A pesar de la frialdad de sus ojos ve una pizca de alegría, de amor. La niña mira a la chica y le pide que la acompañe, que la ayude con sus travesuras, que sean amigas. Detrás de ambas niñas aparece una tercera, más grande, de unos diecisiete años. Otra vez es la misma, pero crecida. Es todo una princesa, una postura elegante y un porte sofisticado. Sus ojos son fríos y calmados pero se puede ver la chispa de alegría y diversión. Su pelo largo es lacio y perfecto. Al igual que la niña de seis años, esta lleva un vestido negro. Tiene las manos detrás de la espalda y está apoyada contra un árbol. No deja de sonreír. Se nota en sus ojos que está enamorada. Ambas chicas se miran y la del árbol le dice que vaya con ella, que sabe con quién se va a encontrar y que tiene que ir. A unos metros del árbol de la chica hay otro donde está la misma chica pero es tan diferente a la que sonríe. Esta chica esta tirada en el suelo, en posición fetal, con sus manos cubriendo su pálida cara. No hay duda de que está llorando y verla parte el alma, así se siente la chica que mira, saben bien lo que paso, sabe bien porque llora. Esta vez, la chica lleva un vestido largo y azul pero esta arrugado y sucio. Detrás de todas hay otra chica. Es la misma pero ahora esta diferente. Su cuerpo parece más esbelto y moldeado, su pelo tiene un tono rojo al igual que sus ojos, los que parecen soltar destellos color sangre. En ellos se ve el dolor, el odio, la maldad, todo lo malo. Es como ver el infierno, ella vive en el infierno. Lleva un vestido rojo ajustado y corto. La piel blanca de la chica sigue ahí y está perfectamente intacta, es increíble. La chica, mejor dicho la mujer, la llama, le dice que recuerde esos años increíbles, que vuelva a vivirlos, que se una. Y así sigue todo el bosque, chicas de todo tipo pasan frente a los ojos de la chica que mira al bosque. En cada árbol hay una chica diferente. Pelo rubio, morocho, castaño y de otros tonos pasan ante los ojos de la chica. Todas son diferentes pero lo único que nunca cambia son los ojos, siempre los ojos marrones atrayentes pero en ningún momento se los ve felices, nunca se los ve con alguna emoción. Finalmente el bosque está lleno, no queda ningún árbol sin una chica y todas la llaman. Todas llaman a la chica que está dentro mirando, le dicen que es hora de que se una a ellas. La chica sale de la casa y camina lentamente hacia el bosque, va pasando por todos los arboles donde las chicas la miran y la siguen con la mirada. No se detiene hasta que llega al borde del bosque. Ahí solo hay un árbol vacío, uno que no está ocupado por ninguna chica. Antes de tocar el árbol se da la vuelta y mira a todas las chicas. Todas la miran y le dicen que lo haga, que ya es hora. La chica mira a todas sus vidas anteriores, todos sus momentos donde su vida cambio. Inspira profundamente y toca el árbol. Y la chica cae muerta, eso es todo. Ahora su alma pertenece al árbol, como todas las demás. Detrás del árbol se ve como un nuevo brote empieza a crecer. El bosque ya se prepara para la próxima. Al igual que el alma de la chica ya está buscando una nueva vida.
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