Slo una noche - Paula Martinez
Publicado en Mar 08, 2013
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Desde el momento en que abrí los ojos por primera vez, mi “nueva” vida fue estupenda. Es increíble cómo cambia todo cuando eres una no-muerta. Tú vida es glamorosa, vas de boliche en boliche, pases gratis de por vida, entrada a los lugares más top de la ciudad. ¿Y por qué? Es lo que viene con el paquete de vampiro: persuasión mental, seducción, manipulación y otras cosas más.    No me arrepiento que Liz me haya convencido para transformarme desde hace tres años. Ella me inició en lo que soy ahora, una depredadora de la noche. Nat, Liz y yo nos pasamos de fiesta en fiesta, todas nocturnas. Somos las mejores amigas. Muy lindo, ¿no? Si, lo sé. Tuve suerte de encontrarme con ellas, mis salvadoras. Ellas me separaron de mi anterior estúpida vida de adolescente. Muy aburrida, una nerd en mi antigua escuela y nadie hablaba conmigo. Supe desde el primer momento en que las vi, que ellas eran especiales. Liz, con su hermosa cabellera rubia y sus bellísimos ojos celestes, es toda una princesa. Y Nat, con su negro cabello corto en puntas, su piel muy blanca y ojos verdes, es temible y sexy a la vez. Y yo, colorada de cabello largo hasta por la cintura y ondulado, mis ojos son de color miel claros, y soy de mediana estatura. Ellas dos son muy diferentes entre sí, Liz es muy buena y sentimental, mientras que Nat, no tiene mucho sentido del humor, carece de motivación y es muy quejona. Y yo, soy el medio de ellas dos, soy siempre la racional, la “chicas no se peleen”. Somos el trío perfecto. Y en cuanto a hombres, ellas son unas ganadoras. Y yo, bueno hago lo que puedo para atrapar a mis presas. Algunos son fáciles pero hay otros que poseen una mente más fuerte y para una principiante como yo, me es más difícil entrar en ellas. Ahora me encuentro en el nuevo depto. de lujo que “alquilamos”. Nat y Liz siguen dormidas, y yo siempre soy la primera en despertar. Con la hermosa vista de la ciudad de New York para devorar con la mirada, me siento en una silla junto a la ventana. Uf, simplemente hermosa. En mi vida pensé que iba a estar mirando esta maravillosa ciudad con mis propios ojos. Pero lo estoy haciendo. Me gustaría estar sentada toda la noche admirando la bella vista con todas las luces, personas, muchas de ellas por doquier, autos, motos y edificios donde sólo se encienden por la noche pero, hay que trabajar. No en el verdadero sentido de la palabra, sólo trabajar, ya saben. Un vampiro no se alimenta del aire, hay que manipular, separar y ocultar. Es mucho trabajo pero, lo que sea por alimento. Me levanto de la silla. Se está haciendo tarde y además, Nat se enojará conmigo si no la levanto a tiempo. Camino hacia nuestro segundo cuarto, el cual está cerrado con llave por seguridad. En el primero, están nuestras cosas ya sean ropas, zapatos, muchos muchos muchos zapatos, carteras, etc. Todo lo que sea necesario para que obtener lo deseado: atrapar hombres. Me acerco hacia la cama donde Nat está durmiendo. Corro la cortina negra que me separa de ella y susurro: -Es hora.- Ella automáticamente abre sus ojos. -¿Es tarde?- , me pregunta, mientras se levanta de la cama. -No, justo a tiempo.- Sonreí. Ella me pone cara mala. -¿Ya despertaste a Liz? -No, estoy por hacerlo.Camino hacia la cama de Liz. En su caso, la cortina que la cubre es rosa con flores. A pesar de tener casi 160 años cómo vampireza es muy chiquilina. Corro la cortina con cuidado. –A trabajar,- susurro. Ella se despereza con los ojos cerrados y luego los abre.  -¿Tan pronto?- me pregunta. Yo asiento con la cabeza. –Que otra queda…- murmura. Se sienta en la cama y mira mi cabello. Levanta una mano y la acerca a mis rizos, tocándolos. Pasa sus suaves dedos a través de mi pelo. –Siempre me gustó tu cabello. Parece como si ardiera.- Sonríe. -Me alegro de que te guste.- Le contesto sonriendo. -A mí también, pero tenemos trabajo que hacer.- Nos reta Nat. Liz hace puchero. –Eres mala.- -Ya lo sé, me lo dicen cada noche desde hace 100 años.- Sonríe. Todas sonreímos. –Bueno, Amb. Nataly tiene razón. Tenemos trabajo que hacer.- Se levanta de la cama y comienza a hacerla. Mientras, Nat sale del cuarto al pasillo. Seguro que irá a prepararse. -Ve a cambiarte, Amber. Si hacemos esperar a la bruja, se enojará con nosotras…- Sonríe.-¡Te escuché!- Grita Nat desde la habitación principal. Nos reímos. Súper oído. 
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Las tres estamos en la entrada del edificio donde nos hospedamos por el momento. Estamos esperando un maldito taxi que no aparece. A este paso, llegaremos tarde a la fiesta del boliche Night. Casualmente, el dueño es íntimo amigo de Liz. Es otro de nuestros poderes. Liz le inventó la historia en su cabeza y le hace creer que son conocidos pero en realidad nada que ver. -Allí hay uno.- Grita Nat. Nos abalanzamos hacia el taxi. El pobre hombre volantea como puede para no atropellarnos. Lo que no sabe es que todo el daño lo recibiría en realidad su auto, no nosotras. Liz abre la puerta y entramos. -¿A dónde, señoritas?- Nos pregunta el taxista. Un hombre de barba blanca y muchas canas en la cabeza. Diría de unos 40 y tanto años.-Al Club Le Night.- Le indica Liz. El hombre asiente y arranca el auto. -¿Le pagamos?- Nos pregunta Liz a Nat y a mí. -Yo diría que no…- Le contesta Nat. Frunzo los labios a Nat. -¿Qué?-, me pregunta ella. -Debe tener una familia que alimentar.- Reprocho. -Amb tiene razón. Le pagaremos.- Dice Liz. Bien. Gané la partida. Nat rueda sus ojos. –La próxima no me preguntes.- Le dice a Liz. -Alguien se despertó de mal humor.- Digo sonriendo. -Querrás decir desde hace muchos años…- Añade Liz. Nat le da un codazo a Liz. -Auch, eso dolió. -Chicas, compórtense.- Las regaño. A veces creo que soy la única que toma el papel de adulto. Niego con la cabeza.El auto se detiene. El taxista se gira. –Ya llegamos, señoritas. Club Le Night.--¿Cuánto es?- Le pregunta Liz. -Son 27 dólares.- Ella saca de su mini bolso dinero y se lo entrega. –Guarde el cambio.- Le sonríe Liz. -Gracias, señorita. Abro la puerta y soy la primera en bajar del auto. Detrás de mí baja Liz y por último Nat. El taxi se pone en marcha y después de segundos lo vemos que se mete al tráfico. Club Le Night es uno de los más exclusivos de la ciudad. El más sofisticado y caro. Es todo un lujo poder ingresar a él. Levanto la vista al luminoso cartel del club. 
A la derecha de nosotras, hay una fila de personas tratando de ingresar. Todas las miradas apuntan a nosotras, mientras caminamos hacia Rick, el chico de seguridad. -Hola, Rick.- Le sonríe Liz. Él se gira y le dedica una enorme sonrisa. Todas sabemos que Rick está loco por ella. Pobre de él, si se entera quien es ella. -Hola, Richard.- Le saludo. -Amber, Nataly.- Nos saluda. –Hoy se demoraron un poco, ¿no?- Nos pregunta. Yo sonrío. Si supiera que pasó. –Sí, sólo un poquito. Él corre la cadena y entramos. –Que bailen mucho.- Nos grita. -Gracias.- Le sonrío. Agh, odio sonreír a cada rato. Va a llegar un momento en que va a empezar a dolerme las mejillas. Ja. -Está lleno.- Me dice Liz. Yo asiento. -Vamos, chicas. Tenemos trabajo por hacer.- Nat nos indica que vayamos a las barras, nuestro lugar favorito. Mientras nos dirigimos hacía las barras principales, hecho una mirada hacia los que están bailando. Mucha gente, muchas víctimas. Miro a los hombres, que son presa fácil. Ladeo la cabeza y voy regalando sonrisas a algunos que me ven pasar. Muchos me notan. Esto se está poniendo bueno. 
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-Dos Margaritas y un Vodka.- Le pide Nat al Barman, Tim. Ella le sonríe y le dedica un guiño sexy. -En seguida salen.- Él le guiña el ojo. -Uf, estoy de humor.- Nat mira a su derecha y observa a tres chicos que están bailando. -No puedo creerlo.- Dice Liz. – ¡Esta noche hay que celebrar que Nat está de buen humor!- Sonríe. -Eso significa, partida doble.- Grito. -Dalo por hecho.- Me dice Nat. Partida doble significa para nosotras que, en vez de un hombre, vamos por dos. Muy rara vez lo hacemos, sólo cuando celebramos algo. Tim le entrega las tres bebidas en vasos altos de vidrio. Las margaritas, que son para Liz y para mí, tienen sombrillas de colores y limón. El vodka es para Nat. A ella le gustan los tragos fuertes. 
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Estamos sentadas cada una en un taburete de la barra, cada una con un sorbete en la boca. Vamos por la quinta bebida. -Esta fiesta es un asco.- Dice Nat. –Ni siquiera pasan buena música.-Voy a dar una vuelta.- Le aviso. -Haz lo que quieras, mientras que…- Nat me hace señas con los ojos. -Sí, ya sé.- Le digo molesta. Me pongo de pie, con mis súper tacos de 7 centímetros. Todavía no sé cómo puedo mantenerme en pie con ellos. Me bajo la falda plateada, que se subió un poco y camino hacia la derecha del boliche. Me dirijo hacia el baño de damas. No lo necesito pero es bueno retocar el make-up. Me miro al espejo. Acomodo mi remera de tirantes dorada con negra. Tiene unas hermosas lentejuelas brillosas. Muy top. Aplico un poco de delineador de ojos, y un poco de brillo labial. Muevo mis labios. Estoy lista para cazar. Salgo del tocador. Miro a los hombres, algunos son feos. Ugh. Sigo caminando y retomo mi camino a las barras. Mmm, creo que encontré a unos lindos chicos. Ahora que recuerdo, son los tres mismos que estaba mirando Nat. Me acerco bailando lentamente hacia ellos. Muevo mis caderas y sigo el compás de algún remix que está sonando en los parlantes. Todos empiezan a levantar las manos hacia el techo y se mueven. Me estoy acercando más a ellos. Los miro con atención. Definitivamente son muy atractivos. Los tres son altos, musculosos y sexys.  Sigo bailando sola. Moviéndome, mientras los miro de cerca. Uno de ellos me nota. Y sigue mirándome. Yo me giro, y le sigo la mirada. Sonrío para él. Él deja de bailar y le dice algo a uno de sus amigos. El otro se gira y me mira, luego sonríe. Casualmente, hay uno para cada una. Uno rubio, uno de pelo moreno y el que no deja de sonreírme y mirarme tiene pelo castaño claro. Menos mal que no es colorado. El chico de pelo castaño se separa lentamente de sus amigos y se acerca más a mí. Bien, acércate. Lo miro a los ojos. Tratando de convencerlo con mi persuasión.Llega a mi lado y sonríe. -Hola.- Me dice. Mmm, parece tímido. ¿Por qué siempre me tocan los tímidos? -Hola. ¿Son tus amigos?- Le pregunto. Es una pregunta tonta, ya que sé que lo son pero igual tengo que crear ambiente. En ningún momento dejo de bailar y cada vez me muevo más sensualmente. Él gira su cabeza y puedo ver su sangre palpitar en su carótida. Paso mi lengua por los labios. Tengo un poco de hambre. –Sí,- dice y vuelve a mirarme. -¿Estás sola? Niego con la cabeza al ritmo de la música. –Amigas. -Ah, y ¿por qué no le presentas a tus amigas los míos? Ladeo la cabeza. –Que buena idea. Ven.- Lo tomo de la mano y lo llevo a la barra. Desde la pista Electrónica, puedo ver a Liz y Nat, que ahora están rodeadas por dos chicos cada una. Oh, parece que no hay química y ellos no se dan cuenta. Mal por ellos si Nat se enoja. Liz me ve y frunce los labios. Está molesta. No son de su tipo ninguno de los dos. Miro a Nat. Ella los está ignorando, y está concentrada sólo en su trago. Termino de acercarme a Liz. -¡Hey!- Le digo sonriendo. Ella nota al joven que viene conmigo y me guiña un ojo. Los presento. –Liz, él es…- Ouch, me doy cuenta de que ni siquiera me dijo su nombre. -Soy Matt.- Le da la mano y la estrechan. Liz sonríe. Ahora está contenta por mí. -Nat él es Matt.- Matt le da la mano pero Nat lo ignora. -Ignórala.-Le dice sonriendo Liz, -Es así con todo el mundo. -Ah, bueno. Ehhh…- Noto que está nervioso. -Bueno, chicas. Les cuento que Matt tiene dos amigos más por conocer.- Ladeo la cabeza a Nat. Ella me mira. Parece que llamé su atención. -¿Y qué estás esperando para traerlos, Amber?- Me pregunta Nat. Yo sonrío. -¿Te molestaría ir a buscarlos, Matt?- Le sonrío. -No, claro que no. Voy por ellos.- Suelta mi mano y desaparece entre la multitud de cuerpos. -Por fin alguien que hace su trabajo.- Habla Nat. -Ja, ja. Muy graciosa, Nat. ¿Quién fue la que atrajo a esos tontos con la mirada? Yo no fui.- La crítica Liz. -Vamos a tener a nuestros invitados.- Trato de tranquilizarlas. -Espero que estén buenos, si no me voy a descarga contigo, Amber.-No la molestes, por lo menos trae algo.- Le dice Liz. -Ahí vienen.- Dice Liz. -¡Oh, por Dios! ¿De dónde los sacaste, Amb? Quiero al rubio, es mío.-Bueno, bueno parece que alguien hizo la tarea.- Dice Nat. Sonrío. -¿Qué les parece?- Les pregunto. -Te pasaste, Amb.- Me felicita Liz.-Esta vez, coincido.- Dice Nat.Ahora, las dos están con una gran sonrisa en la cara. Estoy feliz de haber conseguido buena pesca. Los tres chicos se acercan a nosotras. Observo que los amigos de Matt quedaron impresionados con mis amigas. Y uno de ellos, le da un manotazo en el hombro a Matt. Eso significa que el sentimiento es mutuo. -Hola, hola.- Dice el moreno. -Hola.- Le sonrío. Empieza el show. –Ella es Liz, Nat y yo soy Amber.- Ellas sonríen, con su risa más sexy. Matt señala al que está a su derecha. –Él es Tyler, él es Daniel y yo soy Matt.- Se ríe como tonto. Dah, ya lo sabemos. -Hola, Tyler.- Le dice Liz, con una enorme sonrisa. Él le guiña el ojo. Liz se baja del taburete y se va con él. Los vemos mezclarse con el montón de cuerpos. Ladeo la cabeza. Pobre, no va a volver a ver a sus amigos. Frunzo los labios. Me siento en el taburete que dejó Liz. Matt se acomoda a mi lado. Nat sigue sentada pero con Daniel diciéndole cosas al oído. Ella sonríe. -Y ¿De dónde son?- Me pregunta Matt. -De aquí. En realidad vivimos cerca de aquí.- Le hago seña al barman para que me dé un trago. -Ah, qué bueno.- Elevo una ceja. Este chico no sabe entablar conversaciones. Maldita sea. Ellas se agarran a los rápidos y yo me quedo siempre con el lento. -¿Y ustedes?- Le pregunto. Estoy perdiendo el interés. -Yo soy de aquí, también. Mis amigos están de visitas de la Universidad. -Ah.- Digo sin poco interés. Universitarios. Genial. Van a tener sexo a lo loco. -Emm, creo que te estoy aburriendo.- Me dice tímidamente. Lo miro. Qué observador. Cierro los ojos y tomo mi trago. -Te molestaría si te confieso algo.- Niego con la cabeza. Me estoy aburriendo. Giro mi cabeza para ver que Nat desapareció con Daniel. Buenísimo, esto cada vez se está poniendo mejor. Sola y con éste pelmazo. -Sé lo que eres.- Me dice serio. Abro mis ojos. Lo miro y sonrío. Ladeo la cabeza. -¿Qué soy?- Le pregunto. -No eres normal.- Me dice, cada vez más serio. Niego con la cabeza. -¿De qué me estás hablando? -Sé que no eres humana.- Me asegura. Me echo a reí. -¿Qué? ¿Soy un zombi?- Le pregunto, riéndome de él. Esto se está yendo de tema. -Eres muy graciosa, o tienes muchas copas de más. Lo miro fijamente. –Tú tienes muuuchas copas de más.- Hago señas con mis dedos.-No, en eso te equivocas. No tomé una gota de alcohol en toda la noche. Aunque pensándolo bien, creo que el alcohol a ti no te afecta para nada, ¿me equivoco?¿Qué rayos está pasando? ¿Quién demonios es él? Me pongo seria. -¿Quién eres?- Le pregunto. -Ah, ahora se te fue el efecto. Bien, me gusta que me presten atención. Soy un simple humano, a diferencia de ti. -¿Qué?- Le grito. –No sé de qué demonios estás hablando.- Concentración, calma. Él es otro de esos locos que creen que todos son vampiros. -Vamos, Amber. No soy tonto. Y no puedo ver tu aura. Te aseguro que todos los vivos aquí presentes la tienen, excepto tú y tus amigas.-Estás loco.- Me pongo de pie y camino. Escucho que me sigue. No importa. No va a poder encontrarme si camino más rápido y me pierdo entre ellos. Siento una mano que agarra mi muñeca y me frena. Me gira con fuerza y quedo frente a él. -¿Qué quieres?- Le pregunto. Siento que estoy empezando a enfadarme. -Que me confirmes lo que sé.Suelto mi muñeca de su agarre. Pongo mis manos en la cintura. –No sé qué te pasa o que quieres, pero déjame en paz. ¿OK?- Me giro y sigo caminando. -Espera.- Me grita. Apuro mi paso y llego hasta la pista de salsa. Una versión muy movida de la Pantera Rosa está sonando y todos se mueven a su compás. -Amber.- Escucho que Matt me llama pero quiero alejarme de él lo más que pueda. Quiero irme de aquí. Estoy enfadada, molesta y furiosa con ese idiota. ¿Quién se cree que es para abordarme así? ¡Idiota! Si hubiera estado en un callejón, los dos solos, no habría dudado en romperle el cuello. Por fin puedo divisar la salida de emergencia, camino hacia ella. Empujo la barra y la puerta se abre, revelando el exterior. Ugh, un maldito callejón oscuro. Cierro la puerta detrás de mí. Camino hacia las luces de las calles. Aquí afuera está muy oscuro pero yo no tengo miedo. Miedo, debería tener la persona que me está siguiendo y sé quién es. Maldito acosador. Aunque pensándolo bien, lo tengo sólo en un callejón y no podrá pedirle ayuda a nadie. Me detengo y volteo. -¿No te cansas, verdad?- Le pregunto enojada.-¿Es verdad?- Su rostro está casi oculto por las sombras de la noche pero con mi perfecta visión nocturna no tengo problemas para ver. -¿Qué quieres de mí?- Camino hacia él. Me detengo justo frente a él. -Sólo quiero que me confirmes que no estoy loco y que eres real.- Me río. ¿Nada más? Suspiro. -¿Quieres saber si los demonios de la noche de verdad existen?- Camino en círculos a su alrededor. -Sí.- El gira su cabeza pero para cuando lo hace yo desaparezco. -Muy bien. Si soy real. Muy real. Tan real como para matarte aquí mismo si sigues con las preguntas.--¡Oh, Dios!- Dice sorprendido. –Sabía que eran reales.- Dice emocionado. ¡Un momento! ¿Emocionado? ¿Este loco de verdad está emocionado por conocerme? -¿Estás bien de la cabeza?- Le pregunto. Tengo esa duda desde que lo conocí. -Creo que sí. Bueno, es que desde niño me fascina todas las historias de vampiros y por fin mi sueño se hace realidad.- Lo noto tan eufórico. -Eres un idiota.- Niego con la cabeza. –Ah, y ¿qué es eso del aura? ¿Eres alguna especie de brujo o algo así?-Naaa, es algo como un legado familiar.-¿Legado familiar? Sí, claro. -No, de verdad. Desde que tengo memoria puedo ver el aura de las personas, es por eso que cuando te vi bailando y no vi tu aura me di cuenta de que no eras normal.- Sonríe. Elevo mi ceja. –Bueno, fue un placer conocerte pero debo seguir mi camino.- Levanto la mano en forma de saludo y empiezo a caminar hacia la luz de las calles. -Espera, ¿no vas a morderme?- Me pregunta un poco nervioso. Me río. -¿De qué estás hablando?- Niego con la cabeza. –Leíste muchos comics, eh. Me voy. Ya te contesté y listo. Buena suerte. Adiós.- Sigo caminando. Después de unos minutos y cuando casi llego a la luz de las calles escucho un grito.-¡Amber!- Grita Matt. Detecto más pisadas de humanos. Oh, oh problemas. Me detengo y miro a Matt, que está inconsciente en el sucio piso del callejón. Detrás y delante de él hay tres tipos con cara de “quiero problemas”. Vuelvo corriendo y los enfrento.-¿Conocido tuyo, muñeca?- Me pregunta uno de ellos. -No y no me digas muñeca.- Le contesto. -Ah, ya veo. Entonces, piérdete si no quieres problemas.- Grita. Los otros dos comienzan a reír como unos idiotas. -¿Problemas?- Me río. –Tú vas a tenerlos por noquearlo.- Le advierto. -No me hagas reír, muñeca.- Sonríe y noto que tiene un diente metálico. Estoy a unos… diría, 7 u 8 metros de distancia de ellos que en unos mmm… quizás 3 segundos puedo cruzar y romperles el cuello en 5 segundos a los tres. Daría un total de mmm… 8 segundos en total. Y además tengo hambre, serían 3 asquerosas ratas pero bueno, peor es nada. Punto a favor: Matt está muy inconsciente para verme. Que empiece la cacería. Total, hoy era noche doble, bueno triple en mi caso, jejeje.En 2 segundos estoy frente al hablador grandote y retador. No le doy tiempo para asimilar que su asquerosa vida se termina en 1 segundo que me toma romperle el cuello. Luego siguen los otros dos, lo único que veo en sus caras es el shock cuando se dan cuenta de que están muertos. Uf, fue record. Total: 5 segundos, 3 muertes. Me apresuro hacia uno de ellos y cierro los ojos, liberando mis colmillos. Directo a la carótida. Mmm, se enfrió. Malditos inútiles. No sirven ni para alimentarme. Debí haberlos desmayado. Que tonta soy. Termino con el segundo y cuando me acerco al tercero, unos ojos me están observando con temor. Diablos, Matt despertó. Pero un momento, él sabe que tomo sangre. No sé de qué se sorprende. Limpio mis labios con el reverso de la palma de mi mano. –Hola, despertaste.- Le sonrío. Oh, oh me olvidé de guardar mis colmillos. Debo estar muy tétrica. Sus ojos muestran sorpresa, temor. Habla por favor. -Mmm, sí. Ya estoy despierto.- Trata de levantarse pero no puede. Wow, mareo. Hace bastante que dejé de sentirlos. Guardo mis colmillos. Me siento nerviosa. -¿Estás bien?- Agh, que pregunta estúpida, Amber. Es claro que no está bien. Me levanto y me acerco a él. Ligeramente noto que tiembla. ¿Ahora me tiene miedo? Niego mentalmente con la cabeza. -No te haré daño. Además, ya comí. – Sonrío. ¡Fantástico! Asústalo más. -Aja, me doy cuenta de eso.- Gira su cabeza y mira los tres cuerpos sin vida de los tres idiotas que lo atacaron. -¿Estás bien?- Vuelvo a preguntarle. No sé qué decirle. Él asiente nerviosamente con la cabeza. Me muevo hacia él y lo levanto del brazo. Comida = Fuerza. Y más cuando es ración doble, ya que el tercero no lo pude comer. -Gracias.- Me dice nervioso. Wow, esto se está poniendo incómodo. Comienza a sacudir el polvo de su ropa. Noticia de última hora, amigo: está toda manchada con tierra y suciedad. -Demonios.- Dice enojado. No sé si es por la ropa o por mí. -¿Estás bien?- Repito. ¿Acaso es la única pregunta que sé decir? -Sí, gracias por salvarme.- Me dice. Una tímida sonrisa juega en su boca. OK. Oficialmente estoy confundida. -¿Puedes caminar?- Le pregunto. Bueno, esa es otra pregunta. -Sí, creo que sí. No tenías que haberlos matado.- Sus palabras me toman por sorpresa. -Oye, un momento. ¿Te suena vampiro? Cariño, me alimento de sangre y esta noche por culpa de alguien a quién no quiero nombrar no pude terminar. Así que no me molestes y de nada por salvarte de lo que, ve a saber tú te iban a hacer.- Le digo enojada. Lo dejo a su suerte. Ya no me importa. Es un idiota y yo soy más por salvarlo. -¡Espera, Amber!- Grita Matt a mi espalda. Me detengo y lo espero. Apoya su mano en mi hombro. -¿Ahora, qué quieres?- Le pregunto. Este chico hace sacar mi mal genio. -Sólo quiero agradecerte por lo que has hecho por mí. Y tienes razón, no debí juzgarte. Sé lo que eres, pero sin embargo me tomó por sorpresa verte alimentándote.- Él baja su mirada al piso. Parece apenado. Ah, que tierno. Voy a llorar. –Mira, ya me agradeciste. Está bien. Estás bien y punto. Ahora, si me permites quiero seguir paseando en esta hermosa noche.- Quito su mano de mi hombro, la dejo al costado de su cintura. –Que tengas buenas noches.- Le digo antes de irme. -Amber, espera.- Me detiene por…, no sé cuántas veces más.  -¿Puedes dejarme en p…?- Sus labios silencian los míos y no me deja terminar mi oración. Miro sus párpados, ya que sus ojos están cerrados. ¿Me está besando? Sí, siento sus labios moviéndose sobre los míos. Y dios, lo hace bien. Cierro los ojos y me dejo llevar. 
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Abro los ojos. Oh, por Dios. Es de día pero las cortinas cubren bien las ventanas que, por cierto no conozco. ¿Dónde estoy? Miro a mí alrededor. ¿Es el cuarto de un hombre? ¿Qué demonios pasó anoche? No hago más que girar mi cabeza para ver a Matt durmiendo a mi lado. Y sin remera. ¿Qué hice? Trato de hacer memoria. Ah, ya recuerdo. Después de que Matt me besara… Vinimos a su departamento y tuvimos sexo. Hace varios años que no lo hago. Sonrío. Luce mejor dormido, ya que no habla. Me levanto de la cama. Busco mi ropa que está tirada en el piso de su cuarto. Agarro mi ropa interior de una silla y levanto mi ropa del suelo. Una vez que terminé de vestirme, me siento en la silla frente a la cama. Miro su habitación. Muchos pósteres de películas. De toda clase de películas. Típico adolescente. Ahora que lo recuerdo, no sé ni cuántos años tiene.Soy una violadora. Me rasco la cabeza. Muerdo mi labio y lo miro. Es tan sexy. No creo que tenga más de 22 o 23. Sus músculos están bien definidos, su pelo le cae en la cara tapándole un ojo. Miro hacia la ventana. Quizás fue él el que tapó la ventana. La cama comienza a moverse. Matt se está despertando. Estira sus brazos y toca la cama. Cuando se da cuenta de que está vacía, abre los ojos. -Ahí estás.- Dice sonriendo.  Elevo mi ceja. –Sí y tú estás ahí.- Le digo. No me gusta para nada estar despierta en la mañana. Y más por el sol. Llega a tocarme y me quemará. Él se incorpora y se tapa con las sabanas. Sonrío. Ahora tiene vergüenza. Localizo su pantalón y se lo lanzo a la cara. -Ouch.- Se queja. -Llorón.- Le digo sonriendo. Giro mi cara para no verlo, ya que le da vergüenza después de habernos acostado. Se pone de pie y se coloca el pantalón. -¿Vives solo?- Le pregunto. -Sí, soy un hombre independiente.- Camina y se pone frente a mí. –Además, me gusta la privacidad.- Sonríe.  -Me imagino.- Me levanto de la silla y lo empujo ligeramente en el hombro. Muy despacio, ya que si lo hiciera con más fuerza podría salir volando de su cuarto. -Ouch.- Se queja. -Eres un… Ya, no eres hombre. Él sonríe. –Creo que anoche te lo demostré. Entrecierro los ojos. Si todavía pudiera sonrojarme, me habría puesto como un maldito tomate. -Eres un maldito.- Agarro una almohada y se la arrojo con fuerza. -Hey, no vale. Tú eres más fuerte.- Se queja. La almohada golpea su hombro. -Ahhh.- Grita. -Por favor, eso no dolió. -Sí, seguro.- Se toca el hombro y frunce los labios. Me gustaría morderlos. Niego con la cabeza. -Me iría pero…-No puedes por el sol.- Termina él. -Aja. Por eso no me gusta alargar las cosas. Es la primera vez que me pasa.-¿Qué cosa? -El despertar en un lugar que no es mi habitación.- Le respondo. –Tendré que esperar a que se haga de noche para poder ir a mi casa.- Me siento en la silla y cruzo las piernas. -¿Esa pollera no es muy corta?- Me pregunta mirándola. Elevo mi ceja. -¿Acaso eres mi padre? No tengo familia para decirme que cosa me puedo poner y que no.- Cruzo los brazos, enfadada. -Perdón. Sólo decía…- Oh, parece arrepentido. Tengo que romper el hielo.-¿Trabajas?- Le pregunto mirándolo. -Estudio.-Entonces, ¿quién te mantiene?- Le pregunto con curiosidad. -Ah, mis abuelos que viven en California. Todos los meses me envían dinero. Son muy ricos.- Sonríe con pesar. -¿Y tus padres?- Aunque ya sé la respuesta, quiero saber. -Ah, mis padres murieron cuando yo tenía 5 años.-Él se frota el cuello, claramente incómodo. -Lo lamento. Bueno, piensa algo para hacer mientras espero que sea de noche.- Miro el reloj en la mesa de luz. 3 p.m. Wow, sí que dormimos.-Mmm, ¿sabes jugar a las cartas?- Me pregunta sonriendo. -¿Estás bromeando? No he jugado a las cartas desde hace muchos años. Nos sentamos en la cama. Cada uno con tres cartas en la mano. El juego elegido fue el truco. No soy muy buena pero es el único que me acuerdo. -¿Y desde hace cuánto que eres vampira?- Me pregunta.-Desde hace tres años que lo soy. -Muy poco. Y ¿alguna vez, desde los tres años, tuviste sexo con humanos?- Me preguntó incómodo. Yo sonreí. Debe ser virgen. Bueno, claramente ya no por mí pero seguro fue su primera vez.  -Sí, esta es la tercera vez que lo hago.- Mi primera vez en humana fue con un idiota de la secundaria, después de hacerme popular en el instituto. -Ah. -¿Por qué? -Sólo curiosidad.- Me dijo y lanzó una carta. –Truco.- Canta. Ladeo mi cabeza. –Quiero.- Mostramos nuestras cartas. Maldito, me ganó por tercera vez. -A pesar de ser muy fuerte, no eres para nada buena en el Truco. -Ja.- Miro a la ventana. Está empezando a oscurecer. Por fin. –Me tengo que ir. -¿Te vas?- Me pregunta triste. -Sí. No me digas que porque nos acostamos piensas que voy a ser tu novia. Madura, por favor.- Wow, hasta yo misma me doy cuenta de que fui dura al decirle eso pero es la verdad. Lo nuestro es de sólo una noche. Y no voy a volver a verlo. Cuando todas las luces de la ciudad están encendidas y el sol desaparece de mi visión, agarro mi cartera. -Adiós.- Le digo a Matt. Lo beso en la mejilla. -¿Nos volveremos a ver?- Me pregunta. Niego con la cabeza. –No lo creo.  -Ya veo. -La pasé bien. Espero que encuentres a una humana que te quiera.- Le doy otro beso en la otra mejilla. Salgo de su casa y paro a un taxi. Abro la puerta del auto y me siento en la parte trasera. -¿A dónde, señorita?- Me pregunta el hombre. Lo reconozco como el mismo que nos llevó al Club la otra noche. Le sonrío. -Al hotel Start.- Le indico. Él arranca el auto y me lleva de vuelta a mi hogar. 
FIN.
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Descripción

Relato de "La noche es nuestra", por Paula Martinez. Para ms informacin sobre la novela, visita: LaNocheesNuestraTrilogia.webs.com

Palabras Clave: Solo una noche Paula Martinez Vampiros Ficcin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Paula Martinez

Derechos de Autor: Paula Martinez

Enlace: LaNocheesNuestraTrilogia.webs.com


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