Pienso que la moral y la verdad dependen de cada pueblo y de cada persona. Subrayo las frases de Sócrates como "solo sé que no sé nada" o "el bien común es preferible al particular".
Opino que los hippies tienen buenas razones, con la ideología cinista de Diógenes: vivir del modo más natural, acabar con la propiedad y las fronteras, y crear una lengua común mundial. Me parece una mentalidad hermosa de unidad entre las personas.
Del hedonismo, más que buscar el placer, soy partidaria de evitar el dolor. Mientras, del estoicismo he aplicado a mi vida la idea de no dejar que me apisone lo que ocurre a mi alrededor.
Me gusta saber que puedo ser feliz en este mundo. Además, sólo puedo estar segura de algo si está basado en la experiencia; por lo que me gustan algunas ideas de la moral del sentimiento.
En mi día a día está presente la mentalidad de obrar de manera que mi conducta pudiera ser ley en un mundo perfecto; de Kant y el formalismo moral.
En cuanto al vitalismo, pienso que "il dio e morto", ya que soy atea. Dudo que Dios exista; ¿cómo dejaría un ente benefactor y creador que sus creaciones se destrozaran entre sí? En caso de que Dios exista, y sin ánimo de ofender a nadie, opino que es un gran insensible.                       Soy partidaria también de la Triple Transformación de Nietzse: si ahora somos camellos, cargados con las reglas e ideologías impuestas, deberíamos alzarnos como leones y desembarazarnos de ellas, para luego transformarnos en niños y desde la inocencia y la bondad de la infancia, crear un mundo mejor.
 Así también, opino que el diálogo es imprescindible para la convivencia, así como la libertad de expresión: por lo que al igual que yo he expuesto mis ideas, no estoy contrariando las de ningún otro. Que no se ofenda nadie por todo esto anteriormente escrito. Tengo derecho por vivir en una democracia a expresar mis opiniones, y ustedes también tienen oportunidad de hacer lo mismo. Opinen y critiquen mi ética, y ya discutiremos apaciblemente nuestras diferencias. 
 Gracias por leer,
Elia.