Arrasador e intempestivo huracán, viniste silente directo a mi encuentro,
con tu ráfaga fresca acunaste mis sueños,
extirpando mis desgastados  cimientos.
                             Me llevaste a danzar en tus remolinos,
acompasando tus inciertos movimientos,
las estelas de tu soplido estruendoso
dibujaron luces alrededor de oscuros tiempos.
                              Se fueron con tu hálito los dolores de siempre,
los miedos, los prejuicios y los tormentos.
Y yo que había estado condenada
a perderme infinitamente en mis desaciertos,
descubrí que tu brisa me había dado alas
para volar acariciada por tu suave viento.
Toqué el cielo meciéndome desde tu aire
no seguí rumbos fijos, ni pensamientos
me dejé llevar hacia esa brizna de libertad
con la que poblaste  mis antiguos desiertos.

 
 ® Sindel Avefénix 2013