Hemos compartido toda una vida juntos... Hemos sido amigos, compañeros, esposos, amantes. Dios nos bendijo como pocos tienen la suerte, con un amor eterno que todo lo soporto, un amor que no se dejó abatir por las dificultades. Un amor que nos encontró siempre de frente, mirándonos a los ojos, en donde una vez nuestras miradas se encontraron por primera vez y nunca más dejaron de verse.

Yo estuve siempre para ti y tú siempre estuviste para mí, mi mano te sostuvo y tu mano me sostuvo a mí...

Como callar estos demonios que me hablan de tu ausencia, si no sé cómo se vive sin ti. Como explicarle a nuestro amor que nunca nada lo venció, que hay un oponente infranqueable llamado muerte. Hoy ella y nuestro amor se están batiendo a duelo por ti y nosotros en el medio de esa batalla, tan enamorados como el primer día.

Quizás tengas que emprender ese vuelo definitivo que te lleve lejos de mí, lo que la muerte no sabe es que siempre seguirás aquí, que lo que vive en nuestros corazones jamás perece, que seguirás vivo en cada uno de mis latidos y yo seguiré más viva que nunca para homenajear tu memoria y lo que fuimos.

Seguiré percibiendo tu amor a pesar de la distancia... Porque la muerte es una cuestión de actitud y cuando de ti se trata actitud me sobra... Porque en la inmensidad de este amor infinito la muerte se vuelve obsoleta.

© by Eleo
27/09/2011