Recorro las horas, atravesando los días 
viendo caer las hojas, acariciadas por el viento 
con suaves rayos de sol rompiendo las nubes 
con dulces sonidos que adornan el firmamento. 
 
Incendio mi vida inundado de color 
mientras observo la naturaleza rodear 
todo aquello que vive, al despertar 
todo lo que muere y queda atrás. 
 
Dando paso a nueva vida 
sintiendo consuelo en la muerte 
con un grito desaforado de infortunio 
que es esperanza para una vida naciente. 
 
Ciclos que recorremos mientras caminamos 
no son más que la estela que deja el tiempo 
para el que somos tan efímeros en nuestro paso 
siempre hacia adelante no existe ya regreso. 
 
Tan dulce como el sol acaricia nuestros cuerpos,
tan dulce como el sonido del correr del viento,
dulces son las huellas que en nuestro caminar dejamos,
dulce la vida, y dulce nuestro paso.