...Es tu voz que me hostiga, me quema y me asfixia. No, no...es tu mirada que me golpea, me aprieta y me grita...quizás sea tu corazón, que malignamente me toma, me abraza y me acaricia. Cuánta hostilidad hay en tu alma, cuanta maldita obstinación que petulante, ostenta entre mi existencia y tu inexistencia...
Amenaza, disturbia, endulza y harta, esas son tus etapas que nacen como virtudes y que disimuladamente se convierten en mis problemas, problemas que, se depositan en mí, como si se tratara de un contenedor de olvidos, de sueños y de suplicios. No me ajustan tus desvelos, me disgustan tus necedades...qué serà? será que mi alma te anhela, te inquieta y te atrapa? Recuérdame en tus ojos, porque ellos te delatan, pero olvídame en tus prejuicios porque son tan ufanos que sólo exigen mis sigilos.
Clandestinamente tomas mis manos cuando ellas te irritan, te apasionan y te humillan, no encuentres pretextos, no encuentres conflictos, o de lo contrario que haces aquì, si siempre te albergas en lo que dices ser son tus más infames degradaciones...no son incomprensiones lo que invita la morada variable de tus sentimientos, son inexpresiones porque no puedes entender que llegas a todos los sitios en un mal momento...por eso, y sólo por eso es que tu voz hostiga, quema y asfixia...y al final qué es lo más detestable? mi boca...mi risa...o tu vida?


Por: Samm L.