La Creacion o Criacion (Del griego ktisis)
Publicado en Aug 19, 2009
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DIOS, EL CREADOR O CRIADOR.
LA CREACIÓN o CRIACIÓN (del griego Ktisis).
A la luz de las Escrituras.
Iglesia Cristiana Vida Eterna en Jesucristo.
Sabana Nueva-San Pelayo-Córdoba-Colombia.
Margen Izquierda del río Sinú.
COCICRIS: Corporación Civil Cristiana.
Personería Jurídica 000148 de la Gobernación de Córdoba.
De Junio 6 de 2003.
Colombia-Suramérica
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Pastor y Representante Legal: David Jesús Doria Pérez.
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La Biblia dice que Dios hizo el universo; hay quienes afirman que lo hizo de la nada y que Génesis 1:1, se refiere a la Creación Ex Nihilo (de la nada) de toda materia y energía de que se compone este; y que desde entonces ha variado la forma, pero sin ser necesaria otra creación; pero la Biblia afirma que en Hebreos 11:3 que: Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios (1ª de Pedro 3:5), de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía; esto enseña que Dios no tuvo que crear una materia para de ella hacer las cosas, sino que ésta estaba en Dios y no se veía (el agua y la sangre).
 En Romanos 1: 18-20: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia  de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce, les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
 Dios la hizo de su espontánea voluntad para su gloria, ya que Él no tiene necesidad de nada (Hebreos 17:25). Se ha dicho que el lenguaje de Génesis 1-2, no es científico, porque fue escrito en una época pre científica, por un hombre pre científico, y que el Espíritu Santo no se propuso revelar en aquel entonces los descubrimientos posteriores de Copérnico, Galileo, Newton y Einstein, porque estos hallazgos le correspondían al hombre bajo el mandamiento divino de sojuzgar la tierra y señorear en la Creación (Génesis 1:28); y que por lo tanto, el lenguaje bíblico es fenomenológico: describe solamente lo perceptible. (Diccionario Ilustrado de la Biblia).
Pero, si Dios no inspiró las Escrituras con ciencia ¿Quién lo podía hacer? ¿No es Jehová el Dios de todo saber? (1º de Samuel 2:3). En 1ª a los Corintios 1: 25: Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios, es más fuerte que los hombres. No podemos olvidar que: porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? (1ª a los Corintios 1:19-20)
Esto lo había profetizado Isaías en al capítulo 29, versículo 14: Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de los sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos; en 1ª a los Corintios 3:19 dice: Porque la sabiduría de este mundo es insensata para con Dios; pues escrito está: el prende a los sabios en la astucia de ellos.
Deuteronomio 29:29 dice: Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
En Amós 3:7 dice: Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele sus secretos a sus siervos los profetas. En Jeremías 9:23-24 dice: Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riqueza. Más alábese en esto el que se hubiere de alabar; en ENTENDERME Y CONOCERME que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Es ineludible que para comprender la Creación, hay que entender y comprender al Creador; y que para lograr esto, debemos inquirir en la Biblia quién es Él, y cómo hizo el universo, para no caer en tradiciones, en doctrinas filosóficas, credos, mandamientos de hombres, y huecas sutilezas.
De acuerdo con la Biblia ¿Quién es Dios? Esto lo tratamos en el tema anterior, pero queremos ser reiterativos, porque la finalidad es enseñar a ver a Dios, como su Palabra lo describe.
En Génesis 1:1 dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Dios es el Creador o Criador (Ktisis), según la concordancia Greco Española compilada por Hugo M. Petter; y también el Hacedor. Primero como Creador o Criador dio la materia, luego de ella es nuestro Hacedor (Isaías 45:9). En Isaías 26:12 dice: Oh Jehová, tu nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras;
En Hebreos 4:3 dice: Pero los que hemos creído entremos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.
Esto parece estar en contradicción con lo dicho por Jesucristo en Juan 4:34: Mi comida es que haga la voluntad de Dios, y que acabe su obra (ergón, obra en griego); pero no es así, sino que en el Verbo, el Logos, la Palabra, fueron hechas todas las cosas que fueron escritas antes de crearlas: Salmo 139: 13-16: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
 El Verbo, Cristo, el Espíritu Santo, ha ido haciendo todas estas cosas que están escritas, según el tiempo de cada una, ya que todo tiene su tiempo, aunque para el Padre están acabadas desde antes de la fundación del mundo, porque no se va a hacer más de lo que está escrito; por lo tanto, no hay contradicción; así también podemos entender lo dicho en Juan 5:17: Mi Padre hasta ahora obra (trabaja-ergazamai en griego), y yo obro (trabajo, ergazamai en griego).
El Verbo, la Palabra es acción, es viva y eficaz (Hebreos 4:12); ese es su oficio por decirlo así, aunque afirma en Hebreos 4:4: Y reposó (katapauö) reposo en griego) Dios de todas sus obras, entendemos que ese reposo está precisamente en su Hijo Jesucristo, que es el principio y fin de la creación (Apocalipsis 3:14), ya que todas las cosas fueron creadas en él por él y para él; en 1ª a los Corintios 1:24 dice: más para los llamados, tanto judíos como griegos (gentiles), Cristo, poder de Dios, sabiduría de Dios; el Espíritu Santo, Cristo, es el poder de Dios y sabiduría de Dios; al salir de Dios la palabra, el poder legislativo (la Ley); el Verbo, el poder ejecutivo, acción (vino a cumplir la Ley); y el Logos, el poder judicial (las palabras de Jesús juzgarán al mundo), que no es otra cosa que su Hijo Jesucristo; por eso,  Dios reposó en él, ya que Dios mandó, envió (Mesiah) a su Santo Espíritu, Cristo, fuera de Él, y le dio todas las cosas en su mano, para que creara, y así Dios, reposar en él, en su Hijo, porque Jesucristo es el reposo de Dios, puesto que él dijo: Venid a mi todos los que trabajados y cansados, que yo os haré descansar (reposar); y Dios juró que quien desobedeciese su mandato, no entraría en su reposo (no  sería salvo en Jesucristo) no por obras, sino por gracia, por medio de la fe; pero ¿Qué es Dios?
Dios es Espíritu: Juan 4:24 dice: Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y verdad es necesario que adoren (esta adoración en espíritu no es un estado al que llega el creyente sino, adorar a Dios en su  palabra, fundamentados en lo que él dice en ella; y en verdad, es tomar esa palabra tal como Dios la inspiró, sin agregarle ni quitarle). Como Espíritu, es Padre de los espíritus: Hebreos 12:9: Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos ¿Por qué no obedecer mejor al Padre de los espíritus y viviremos?
Dios es Luz: 1ª de Juan 1:5: Dios es luz, y ninguna tinieblas hay en él. Como Luz, es el Padre de las luces: Santiago 1:17: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Es manantial de aguas vivas: Jeremías 17:13 dice: ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! Todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí, serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.
Salmo 36:9: Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz, veremos la luz. Jeremías 2:13: Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva; y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
Es Logos, Verbo, Palabra; Juan 1:1-2: En el principio era el Verbo, el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Es amor: El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor (1ª de Juan 4:8)
Sin haber visto a Dios, ni tener una imagen de Él, bíblicamente por estas Escrituras, tenemos a Dios claramente definido: Es El Criador, el Hacedor; es Espíritu, Padre de los Espíritus; es Luz y Padre de las luces; es manantial de aguas vivas, es fuente de vida y Verbo-Logos-Palabra, es amor.
Entendiendo y conociendo a Dios, pasamos a la Creación o Criación:
En Génesis 1:1 dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. El autor de Génesis en forma generalizada, nos hace conocer que Dios en el principio creó los cielos y su ejército, primeramente, y luego la tierra; sin detallar como lo hizo, aunque afirma haberlos hecho en el principio (arjé en griego). Siguiendo la forma generalizada, en Génesis 1.2 dice: Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Surgen de lo dicho en este versículo, unos interrogantes, como por ejemplo: ¿Por qué estaba la tierra desordenada  si su Creador es un Dios de orden? Se entiende que estuviera vacía porque aún nada se había creado en ella, pero ¿Por qué desordenada?
Seguidamente dice que las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, pero ¿Cuándo fueron creadas las tinieblas si Dios apenas iniciaba su creación? La faz del abismo se comprende al mirar la altura y grandeza del Creador, desde los cielos mismos, hasta debajo de la tierra, ya que solo estos habían sido creados.
Para entender en qué momento y cómo creó Dios estas cosas, no podemos ignorar que al final de este versículo se afirma, que el Espíritu de Dios (Cristo) se movía sobre la faz de las aguas.  Notamos que  quien se movía sobre la faz de las aguas era el Espíritu Santo y recordamos de inmediato que Dios hizo todas las cosas en Cristo, por él y para él; luego El Espíritu Santo y Cristo, son el mismo ser, el Hijo de Dios; al moverse sobre la faz de las aguas nos preguntamos ¿Cuándo fueron creadas las aguas para que el Espíritu de Dios se moviera sobre su faz? Entremos a estudiar la Creación ya de forma detallada; para ello miremos lo dicho en:
Génesis 1: 3-5: Y dijo Dios, sea la luz, y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y las tinieblas Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Sabemos que Dios es Espíritu, es Padre de los espíritus, es manantial de aguas vivas, es Verbo-Logos-Palabra, es Luz y Padre de las luces. Dios habló y salió de Él lo que era desde el principio, el arjé, que estaba en Él, el Logos, el Verbo, la Palabra: Sea la luz, y la luz se hizo; salió de Él.
El Espíritu Santo encarnado en Jesús, quien nunca habló por su propia cuenta, en Juan 6:63 dijo: La carne para nada aprovecha, el espíritu es el que da vida; las palabras que yo he hablado, son espíritus y son vida. Luego, luz es palabra y también espíritu; por el hecho del Espíritu salir de Dios es Santo, es su Espíritu Santo, es el Primogénito de la Creación, no siendo creado, sino salido de Dios.
El Espíritu Santo hablando por Jesús dijo en Juan 8:12: Otra vez habló Jesús diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Esta luz es el Espíritu Santo enviado por Dios a Jesús, para ungirlo en el río Jordán. Cristo, el Espíritu Santo ungió a Jesús, para prepararlo para el ministerio, ya como Jesucristo.
En Juan 12:46 dice: Yo, la luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí, no permanezca en tinieblas; el Espíritu es el que da vida; el Espíritu Santo, Cristo, es la verdad, es la vida (Juan 14:6).
En Romanos 8:9 dice: Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él; en 1ª de Pedro 4:14 dice: Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros. Hemos visto que el Espíritu es la verdad (Juan 8:32), y en 2ª a los Corintios 3:17 dice: Porque el Señor (Cristo) es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad.
Por todas estas citas (hay muchas más) se concluye: La luz es la palabra; es el Espíritu Santo; es Cristo, quien salió de Dios como su Hijo Primogénito de la Creación. Cristo ha preexistido siempre en el Padre de los espíritus y de las luces; esto lo afirmó él mismo en Juan 8:48-59; estaba con Dios, era con Dios y era Dios; entonces Cristo, la luz del mundo, tiene y es lo que Dios es y tiene: Espíritu, Luz, Manantial de aguas vivas, Palabra, Padre de los espíritus y de las luces.
Esto lo certifica Colosenses 1: 15-17: Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda Creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas; las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles é invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él; y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.
Dios el Padre habló, salió la palabra, el Verbo, su Santo Espíritu, Cristo, la luz, y empezó la Creación. En 2ª  de Pedro 3:5 dice: Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios, los cielos y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste (Mira Hebreos 11:3). Dios habló y su Santo Espíritu, la luz, su Palabra, trajo en él la Creación de Dios, pues Dios, el Padre de los espíritus, creaba así los cielos y su ejército (Salmo 33:3: Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca(Querubines, Serafines, ángeles y arcángeles) en la luz; y como el Espíritu Santo es de la misma naturaleza del Padre, es también manantial de aguas vivas, y por lo tanto, en él, estaba el agua de la cual proviene la tierra, y por ella subsiste.
Creo acertado recordar lo dicho por Jesús a Nicodemo en Juan 3:13: Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre que está en el cielo. Jesús estaba en la tierra hablando con  Nicodemo, y le afirma que nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; además de estar en la tierra, Jesús como Jesucristo, no había aún subido al cielo; pero el Espíritu Santo, Cristo, el Hijo del Hombre, si había descendido del cielo a Jesús en el Jordán, lo ungió como el Mesías, se encarnó en él (Juan 1:14: Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria como el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad), y volvió a subir al cielo, al Padre; por eso Jesús afirmó que el Hijo del Hombre estaba en el cielo (la Palabra-Cristo-el Espíritu Santo estaba y está en Dios Padre). Dios decidió hacer la Creación por el hombre y para el hombre, y por eso habló la Palabra, el Verbo, su Santo Espíritu, la luz, el Primogénito, quien teniendo la misma naturaleza del Padre, trajo en sí el agua, de  donde proviene la tierra, y de cuyo polvo formó Dios al hombre; el Hijo del Hombre, Cristo, salió de Dios por causa del hombre, criatura en la que Dios ha manifestado su amor. En Job 38:28, Dios le pregunta a Job ¿Tiene la lluvia padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?
Sabiendo de donde vinieron las aguas y el por qué el Espíritu como dador de vida, se movía sobre la faz de ellas para seguir creando, pasamos a estudiar el por qué se afirma que la tierra estaba desordenada. Pedro nos aseguró que la tierra proviene del agua y que por ella subsiste; la tierra estaba en el agua, y por estar en ella, estaba desordenada; es decir, no había recibido orden de Dios; por eso el Espíritu se movía sobre la faz de las aguas, esperando la orden de Dios. Esto queda claro, pero ¿Por qué, cómo y cuando fueron creadas las tinieblas para que estuviesen sobre la faz del abismo? Veamos que:
Cristo es el Hijo de Dios, y Dios hizo a Jesucristo, Señor y Cristo (Hechos 2:36); de él dice Hebreos 1:3: El cual (Cristo), siendo el resplandor de su gloria (No toda la luz de su gloria, sino el resplandor, como revelándose poco a poco), y la imagen misma de sustancia (naturaleza), quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, etc. Nos hace entender esta Escritura que Cristo, el Espíritu Santo, la Luz, es el resplandor del Padre, y solo el resplandor, porque Cristo no fue revelado totalmente como la luz que es Dios, sino como su resplandor (el resplandor proviene de la luz, como el Hijo proviene del Padre).
Al salir Cristo del Padre y resplandecer en la Creación, hasta donde llegó su luz resplandor, esto comprendía el reino de la luz o de Cristo. Al no disipar en su revelación en su luz resplandor todo, a su alrededor, quedaron las tinieblas o ignorancia de la existencia de Dios y de Cristo, a lo cual, Dios llamó tinieblas o Noche (en plural), y las separó de la luz o Día. Estas tinieblas quedaron sobre la faz del abismo, o profundidad (visto de Dios hacia abajo).
El Espíritu Santo, Cristo, como luz resplandor, poco a poco, continuaría revelándose en la Creación, creando las cosas (todas fueron hechas por él y para él), el primer día fue precisamente Cristo revelado como en las tinieblas o desconocimiento de Dios y de su Hijo, y fue la tarde (poca luz en su revelación, como en sol en su nacimiento (orto), y la mañana (lucero de la mañana como la Biblia lo llama; igualmente en cada día fue sucediendo lo mismo, o sea, más revelación de él, (la luz del sol va en aumento a medida que el día avanza), y así sucesivamente hasta formar al hombre del polvo de la tierra, darle compañera, plantarle el huerto y colocarlo allí; darle la palabra de vida o de muerte; conminarle cuando pecó, para darle el castigo; sacarlo del paraíso; mandar a Noé a construir el arca, hablar con los patriarcas, tomar los diezmos de mano de Abraham, manifestársele a  los jueces, los reyes, los profetas, engendrar a Jesús en el vientre de María, lo ungió para el ministerio encarnándose en él; volver al Padre, hablar a través de Jesús, regresar en Pentecostés y morar en el creyente, y llegar a la revelación final en Jesucristo en Apocalipsis; su revelación es por etapas, lo cual dio origen a que el reino de las tinieblas o la ignorancia de la gloria de Dios, permaneciese en la creación..
La Biblia dice que vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas, entre las cuales no ha habido ni habrá comunión. Dice que Dios llamó a la luz Día, el cual, no es el día del tiempo, sino la luz, y es importante entender que la luz como Día, es el Espíritu Santo de Dios, Cristo, el Primogénito de la creación;  y dice también que Dios llamó a las tinieblas Noche, la cual tampoco es la relacionada con el tiempo, sino con lo ignorancia de la existencia del Padre y del Hijo (el misterio del Padre y del Hijo, es el misterio a revelar a los creyentes según Colosenses 2:2-3; misterio en quien se encuentran las riquezas de la sabiduría y del conocimiento; y nunca el misterio de la trinidad, jamás revelado a alguien en el mundo); y que de cierta manera estaba antes que la luz, pues nada existía fuera de Dios; esto lo encontramos en 2ª a los Corintios 4:6: Porque Dios que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz; es el que resplandeció en vuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios, en la faz de Jesucristo. Nada existía aparte de Dios; la ignorancia en cuanto a la existencia de Dios era total, porque nada había sido creado, había las tinieblas o ignorancia  de  la existencia de Dios; pero en la luz, Cristo, el Santo Espíritu de Dios, Dios creó las cosas para darse a conocer.
Fundamentados en esto, podemos entender lo dicho en la Palabra: Y fue la tarde y la mañana un día; es decir, el día empezaba con la tarde, de ahí pasaba a la noche, luego a la madrugada hasta llegar a la plena luz del día (por así decirlo, lo oscuro fue primero que la luz con relación al conocimiento de Dios); y por eso, el día para el pueblo de Israel empieza con la tarde (Noche-tinieblas), continuando con la mañana (Día-luz), hasta terminar en la  tarde; así empezamos a conocer a Dios, oscuramente, como viendo por un espejo, hasta cuando le veamos cara a cara, tal como él es.
En Romanos13:12 dice: La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistamos las armas de la luz (Dios revelando más a Cristo de acuerdo al tiempo que se acerca al final), por eso, debemos echar de la iglesia, toda filosofía, todo mandamiento de hombre, tradiciones, credos que no estén en las Escrituras.
Retomando lo dicho en Génesis 1: 3-5: al final que dice: Y fue la tarde y la mañana un día, nos preguntamos ¿De donde se toma esta tarde y mañana como un día? A quien Dios llamó Día fue a la Luz; esta tarde y mañana como día, no va relacionado con el día de veinticuatro horas conocido y vivido por nosotros, porque Dios no había creado el sol para que alumbrase de día, y la luna de noche; por lo tanto, el tiempo del día de  veinticuatro horas, no estaba delimitado por el sol y la luna, sino en la revelación de Jesucristo (resplandor de la gloria de Dios, que se va revelando hasta la venida en gloria con sus santos ángeles, cuando el Día será perfecto, y todos conocerán al Señor)
Prosigamos; en Génesis 1:6-8 dice. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E Hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así: Y llamó Dios la expansión cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. Volvió Dios a hablar y creó la expansión o cielos en medio de las aguas, separando así las aguas que quedaron encima de la expansión, de las aguas que quedaron debajo de la expansión.
En el Salmo 148: 4 dice: Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos ¿Con qué finalidad reservó Dios  esas aguas encima de los cielos? Acabamos de saber que la tierra proviene del agua, y que por el agua subsiste; sabemos que la Biblia dice que cielo y tierra pasarán, más mis palabras no pasarán; al pasar la tierra que existe ahora, Dios creará una nueva tierra, la cual saldrá de las aguas sin contaminar por el pecado, que quedaron encima de los cielos, donde está el trono de Dios, debido a que su palabra no pasará, porque la tierra proviene del agua y por el agua subsiste.
Según el orden de Dios, los cielos fueron creados primero que la tierra; la expansión de más arriba, que está debajo de las aguas que quedaron arriba de ella, o tercer cielo, donde está el trono de Dios, hasta el segundo cielo; el segundo cielo que va desde donde termina el tercer cielo hasta donde empieza el primer cielo, lugar de Satanás y sus ángeles, los cuales se interponen a nuestras oraciones; y el primer cielo o atmosférico, en donde está el sol, la luna, las estrellas, las nubes, el cual va desde donde termina el segundo cielo, hasta las aguas que quedaron debajo de la expansión, o más bien dicho, hasta la tierra  (todo esto visto desde la tierra hacia arriba; porque si es visto de Dios  hacia la tierra, el primer cielo sería el de Dios y el tercer cielo, el atmosférico); así se concluyó el segundo día, tarde y mañana.
Pasamos a Génesis 1:9-13: Dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas Mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde; hierba que de semilla; y árbol de fruto, que de su fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
La orden dada por Dios a las aguas para que se juntasen las aguas que estaban debajo de los cielos en un lugar, es prueba de que estas estaban dispersas, tal vez en rocío. Al juntarse, formaron la extensión de aguas, la cual recibe otra orden, y es la de que se descubra lo seco que estaba en ella. Esto explica el por qué la tierra estaba desordenada, ya que ella proviene del agua, en su estado original, estaba dispersa en ella. La tierra tenía que esperar la orden del Hacedor a las aguas para que se juntaran, para así recibir ella (la tierra), la otra orden de juntarse y luego la de descubrirse.
Los sabios de este mundo han dicho que el desorden y el estado vacío de la tierra en esta cita bíblica, se debió a un cataclismo; pero esta aseveración errada solo sirve para confirmar lo que la Biblia dice en 1ª a los Corintios 1:20 que dice: ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
La extensión de aguas que se juntó y que luego quedó al descubrirse lo seco, Dios la llamó Mares, y a lo seco, Dios llamó tierra. Si Dios llamó Mares a estas aguas, se deduce que estas desde el principio eran saladas, y que por evaporación, son desalinizadas y suben hasta las nubes, cayendo luego dulces en gotas de lluvia, formando ríos que van al mar. Más tarde la tierra recibe la orden de producir hierba verde; hierba que da semilla, la hierba verde es alusión a aquella hierba que no da semilla, diferenciándola de aquella que da semilla.
Así de esta manera, la tierra dejó de estar vacía, produciendo más tarde árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género, enseñándonos Dios que la semilla según su género tanto en la hierba como en los árboles, está totalmente definido el género, y que cada una producirá, de acuerdo a su género. De esta forma terminó Dios de crear en el día tercero; no olvidemos que Dios daba la palabra orden al Espíritu Santo, Cristo, su Primogénito, y este ejecutaba lo dicho por el Padre.
Continuamos con Génesis 1:14-19: Dijo luego Dios; haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean las lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. É hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor, para que  señorease en el día, y la lumbrera menor, para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche; y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno, y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
En el primer día de la Creación, Dios habló y fue la luz, a la cual llamó Día, porque esta luz, traía el conocimiento de la gloria de Dios, en la faz de Jesucristo; esta luz es el reino de la luz, en donde fueron creadas todas las cosas; las tinieblas o Noche en cuanto al conocimiento de Dios, existían primero, ya que la ignorancia sobre este conocimiento, era total. De esta manera son utilizados estos dos términos: Día y Noche; pero en la mente del Creador estaban también los tiempos, y fueron utilizados así. El tiempo de luz, llamó día y el tiempo de tinieblas, llamó noche. A estos dos tiempos los separó creando  las dos grandes lumbreras; el sol, para que alumbrase en el día (con luz propia), y la Luna, para que lo hiciera en la noche (sin luz propia); estas dos lumbreras servirían de señales para las estaciones, para días y años, dejando así entrever, el trabajo que el hombre realizaría de acuerdo a ellas (pastoreo y siembra); estos tiempos pasarían sin afectar a los seres vivientes que sería creados o criados (del griego ktizoo”) después, mientras el pecado no introdujera la muerte en la Creación.
 Las estaciones tendrían sus climas de acuerdo a ellas; el día sería para laborar, y la noche para descansar. También dice que fueron creadas las estrellas ¿Estarían los planetas entre las estrellas? La Biblia no lo dice.
En Génesis 1:20-23 dice: Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que  era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas de los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
Dios mandó a su Santo Espíritu, Cristo, su Primogénito, que creara o criara a los primeros seres vivientes de las aguas, y los bendijo para que llenaran los mares y las aves volasen en la abierta expansión de los cielos y se multiplicasen sobre la tierra; fueron creados los monstruos marinos, peces y demás seres del  mar, y las aves. El habitad de los monstruos marinos, peces y demás seres vivientes es lógico que sea el mar, pero ¿Por qué las aves fueron creadas de las aguas?  ¿Tiene el hecho de volar algo que ver en esto? Si hubiesen sido creadas o criadas de la tierra ¿Influiría la gravedad en su vuelo? La Biblia no lo dice,  pero si dice que el agua era en cierto modo, primero que la tierra, pues la tierra estaba en el agua. 
Quiero recordarles que como la palabra de Dios no pasa, la bendición de fructificaos y multiplíquense, continuará en la nueva tierra (Dios allí no tendrá que dar más orden ni el Espíritu Santo crear de nuevo, porque esto fue dicho una vez por todas y para siempre, porque es palabra de Dios). Así termina la Creación en su día quinto, viendo Dios que lo creado, era bueno.
Luego dijo Dios en Génesis 1:24-31: Produzca la tierra seres vivientes, según su género, bestias y serpientes (las serpientes no están entre las bestias), y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E Hizo Dios animales de la tierra según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos, llenad la tierra, y sojuzgarla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la  tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto  y que da semilla; os será para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios que todo lo que había hecho y he aquí era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Ya la tierra había producido hierba verde, hierba con su semilla, árbol de fruto, todo según su género; ahora Dios ordena al Espíritu Santo, Cristo, la Palabra, que produzca seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie; e hizo Dios animales sobre la tierra según su género, ganado y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie, viendo Dios que era bueno, aún, la creación de las serpientes.
Antes de proseguir retrocedamos un poco antes del principio de la Creación, cuando solo Dios Padre, Espíritu, Luz, manantial de aguas vivas, amor, Verbo, Palabra, existía, y en él, su Santo Espíritu, con su misma imagen y sustancia (Palabra-Luz-Espíritu, Verbo), y dijo Dios: Hágase la luz, y la luz se hizo; el Primogénito de la Creación, su Santo Espíritu, el Verbo, Cristo, La Palabra, Día, con su misma imagen y sustancia del Padre ¡Glorioso, verdad! Su Primogénito, su luz, su Santo Espíritu, Cristo, Día,  que se iría revelando en el tiempo, y que se movería y Dios le ordenaría hacer la creación con la sustancia misma de Dios, su vida, su luz, que vino a ser la vida y la luz de los hombres, y recordando que según Levítico  17:7, la vida de toda carne en la sangre está, y que Dios es el autor de la vida y que Cristo con la misma imagen y sustancia del Padre, había ya creado los cielos y su ejército (ángeles, arcángeles, querubines y serafines), creados en el reino de la luz, en Cristo, en el Día, en quien y por quien hizo Dios todas las cosas; ahora en la tierra creaba los animales, dándoles de su sustancia, de su sangre, porque la vida de toda carne, en la sangre está.
Ahora bien, Dios se dispone a crear la criatura por quien había hecho el universo; para ello ¿A quién le diría Dios hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza? A su Primogénito, que tenía su misma imagen y semejanza por ser de él, estar en él, y salir de él, y por quien y para quien había sido hecho el universo. El se movía y creaba a la voz de Dios Padre, y todo lo creado Dios vio que era bueno; solo faltaba crear a la criatura que reinaría sobre toda la creación, y por eso el Dios Padre le dijo a su Hijo: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y el Dios Padre y su Hijo Primogénito, hicieron al hombre a su imagen y conforme a su semejanza. La expresión hagamos, indica pluralidad, más de un ser, y por eso se ha creído la filosofía con el derecho a decir y sostener de manera errónea por muchísimo tiempo, que esto es indicio de que si hay trinidad.
 La pluralidad aquí la  conforman el Padre y su Hijo Primogénito, el cual es su  Santo Espíritu, y no la tercera supuesta persona de la trinidad. Su Santo Espíritu Dios lo envió a salir de Él, y es claro, que antes de empezar a crear, solo existían estos dos seres no creados y no tres personas como se ha enseñado de manera errada; y antes de Dios ordenar salir de él la luz, estos dos seres estaban en uno: Dios Padre.
El Dios Padre y su Hijo Cristo, hicieron al hombre a su imagen y conforme a su semejanza; varón y hembra los creó, para que señorease sobre los peces del mar, las aves de los cielos, las bestias de toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (es notorio que no dice que señoreé sobre las serpientes). Así como Dios sacó del varón a la hembra, de esta misma forma Cristo salió de Dios en quien estaba y era antes de la Creación; por eso Jesús dijo en Juan 14: 11: Creedme que yo soy en el Padre y el Padre en mi; en Juan 10:10 dijo: mi Padre y yo uno somos. Este Espíritu Santo, Cristo, engendró a Jesús en el vientre de María, con la carne y sangre santa reservada en Cristo, ya que el Padre
le dio toda potestad (Mateo 28:18); carne que quedaría aquí con su muerte, y sangre derramada para salvación del mundo, luego se encarnó en Jesús, cuando descendió sobre él en el río Jordán, y al resucitar es espíritu vivificante como desde el principio.
Cuando lo engendró en el vientre de María, le dio la sangre sin contaminación que en su esencia tenía Cristo, la cual fue derramada para salvar el  mundo, lavando con ella, el pecado del paraíso y demás, y el lavamiento del agua por la palabra de Efesios 5:26, lo corrobora. Este Jesús, ya como Jesucristo, al resucitar, Dios lo levantó de los muertos, ya no en carne, sino como espíritu vivificante, ya como Cristo Espíritu, porque Dios lo exaltó hasta lo sumo,  haciéndole Señor y Cristo.
 La semejanza nuestra con Dios, con su Santo Espíritu, se da precisamente después de la resurrección; David lo sabía cuando declaró en el Salmo 17:15: Estaré satisfecho, cuando despierte a tu semejanza. Esa carne de pecado nos fue dada, para que nadie acusara a Dios de injusto habiendo creando hombres robots que le adoraran sin conocer el mal; Dios creó al hombre a su libre albedrío, para que escogiera entre el bien y el mal; por eso el que escoge el bien en el sacrificio de Cristo, es quien tendrá al final la imagen y semejanza de Dios, puesto que resucitará o será transformado en espíritu vivificante; la carne y la sangre dejarán de ser, porque esta fue dada como propósito de Dios, para expiación en el altar, para que sean manifestados los que son suyos,  porque Dios dio todo juicio a su Hijo (Juan 5:22) porque la sangre y la sangre no heredarán el reino de Dios. Para eso introdujo Dios a su Hijo Primogénito en el mundo, Deuteronomio 32:43 dice: Alabad, naciones, a su pueblo, porque el vengará la sangre de sus siervos, y hará expiación por la tierra de su pueblo; y en Hebreos 1: 6 dice: adórenle todos los ángeles de Dios.
Entender y conocer a Dios, nos hace sabios por su sabiduría. Vemos que Dios llamó hombre tanto al varón como a la hembra. Al hombre le dio toda planta que da semilla que está sobre la tierra, y todo árbol que da fruto, le serían para comer; todo era sano y limpio, incluyendo las bestias de la tierra, las aves de los cielos y todo lo que se arrastraba sobre la tierra, le servirían al hombre para alimento.
El hombre fue creado para que señoreara sobre la tierra; hemos visto en forma generalizada que Dios lo creó, pero saber como lo formó, debemos continuar con el capítulo dos de Génesis. En Génesis 2:1-3 dice: Fueron pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios el día séptimo, y lo santificó, porque él reposó de toda la obra que había hecho en la Creación. Dios creó todo en seis días y reposó el séptimo, santificándolo para establecerlo como ley para el pueblo que escogería más tarde para que fuera depositario de su palabra.
EL HOMBRE EN EL HUERTO DEL EDÉN.
En Génesis 2:4-9 dice: Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba verde del campo antes que naciese; porque Jehová Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
Aunque Jehová Dios no había hecho llover sobre la tierra, observamos en esta escritura, la bendición que tiene el agua para hacer nacer la hierba sobre la tierra; la expresión que no había hombre que labrase la tierra, nos demuestra que el trabajo estuvo desde el principio en el plan de Dios para el hombre. En Génesis 2:7 dice. Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Aquí se pormenoriza el hecho de cómo Dios formó al hombre del polvo de la tierra, dando a entender que formó el cuerpo con todos sus órganos y sentidos, sus huesos y articulaciones, etc. es decir, el cuerpo completo, pero sin movimiento, pues no tenía vida.
Después sopló Dios en su nariz aliento de vida (recordemos que la vida de toda carne, en la sangre está), aliento que fluyó por sus arterias, venas, vasos sanguíneos; y que le dio vida, y de esta manera fue el hombre un ser viviente o alma viviente, en concordancia con la escritura que dice: Así también está escrito: fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; y el postrer Adán, espíritu vivificante (1ª a los Corintios 15:45).  Dios envió a su Espíritu, Cristo, su Primogénito, al polvo de la tierra, para que creara al hombre; en el Salmo 104: 30 dice: Envías tu Espíritu (Cristo) y son creados, y renuevas la faz de la tierra.
En el Salmo 148:5 dice: Alaben el nombre de Jehová, porque él mandó, y fueron creados. En Job 33:4 dice: El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Que bueno es que recordemos en la creación del hombre lo que dice Ezequiel capítulo 37: La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle  que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre ¿Vivirán estos huesos? Y dije: Señor, tú lo sabes. Me dijo entonces Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo haré entrar espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado;  y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.  Este fue el mismo procedimiento empleado por Dios para crear el hombre, mandando a su Espíritu-Cristo-Jesucristo, que formara el cuerpo del hombre, y luego el mismo Espíritu-Cristo-Jesucristo, le infundiera aliento de vida por mandato de Dios.
La filosofía ha afirmado y enseñado, que el hombre es un ser tripartito: cuerpo, alma y espíritu; pero la Biblia dice que esto no es así. Vemos que al crear Dios al hombre, primero le hizo el cuerpo (primera parte); luego le sopló el aliento de vida, soplo espíritu (segunda parte); y que la integración de esas dos partes, es lo que es llamado ser viviente o alma viviente. Esto concuerda con lo dicho por Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza (imagen y semejanza). Hemos explicado escrituralmente que Dios y su Santo Espíritu, Cristo, son espíritu y fuente de aguas vivas; para ambos, el espíritu es su imagen y el agua, su sustancia, es decir, dos componentes: espíritu y agua. No olvidemos que del agua proviene la tierra, y que del polvo de la tierra, Dios formó al hombre (cuerpo), y le sopló aliento de vida (espíritu), dos componentes por así decirlo: a su imagen y conforme a su semejanza.
En Génesis 2:8-9 dice: Y Jehová plantó un huerto en el Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Dios plantó un huerto en el paraíso, al oriente ¿Por qué al oriente? Dios le había dado al hombre señorío sobre los peces del mar, y pudo ser que al oriente del paraíso, se limitaba con el mar, para que el hombre ejerciera ese señorío sobre las criaturas del mar. Había puesto al hombre en el huerto que Dios mismo plantó, é hizo nacer todo árbol de buen fruto para comer, y en medio del huerto estaba el árbol de la vida, y el árbol de la ciencia del bien y el mal ¿Cuáles era estos dos árboles? La Biblia no lo dice, pero comerlos era vida en el árbol de la vida, y muerte en el de la ciencia del bien y el mal.
En Génesis 2:10-14 dice: Y salía del Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre de uno era Pisón, este es el que rodea toda la tierra de Hávila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay también, bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; este es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; este es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates. Esta escritura afirma que salía del Edén un río, para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos; aprendemos aquí que ese río no se formó por las precipitaciones de la lluvia al caer sobre la tierra, pero no podemos olvidar que la tierra proviene del agua y que por el agua subsiste, y que el vapor que salía de la tierra se pudo convertir en corriente de agua para regar el huerto, y todo por mandato de Dios. Vemos que de la tierra que proviene del agua, proceden los minerales citados aquí, y demás elementos existentes, los cuales no fueron creados de la nada, sino que proceden de Dios.
En Génesis 2:15 dice: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase. Dios toma la decisión de crear al universo a través de su Santo Espíritu, Cristo, su Primogénito, el Hijo del Hombre, para que encarnándose, viniera a ser Redentor de la criatura que él formaría al final, para que esta criatura, reinase, señorease, sojuzgase en ella; y esta criatura no es otra que el hombre. Dios lo pone en el huerto del Edén, huerto que Dios mismo plantó, con árboles frutales, hierba para comer, animales de toda carne, y aves de los cielos, para comer; con el mandato de que el hombre lo labrara y lo guardase. El hombre tendría la labor de labrar el huerto, para mantenerlo fructífero, pero ¿De quién debía guardarlo? ¿Quién podía atacar el huerto? ¿Quién se lo podía quitar? ¿Los animales? En su presciencia Dios sabía que una amenaza se cernía sobre el hombre y el huerto, pero ¿Cuál era?
En Génesis 2:16-17 dice: Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Dios puso al hombre para que señorease sobre los peces del mar, las aves de los cielos, y sobre toda bestia que se mueve sobre la tierra. Entre las bestias que Dios puso para que el hombre señorease, cuando Dios se las trajo al hombre para que les pusiese nombre, no menciona allí que estuviera la serpiente, único animal que ya venía con nombre; la Biblia dice que el Leviatán o serpiente antigua, la serpiente tortuosa está en el mar, y la serpiente fue luego utilizada por Satanás para engañar a Eva.
Dios creó al hombre a su libre albedrío, y puso delante de él, lo que podía comer de los frutos del huerto, entre ellos el fruto del árbol de la vida, y lo que no podía comer, que era el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque al hacerlo, moriría. ¿Entendería Adán lo que significaba morir?
Aunque no tenía aún el conocimiento del bien y del mal, como hombre sin pecado, sabía que Dios al advertirle de la muerte, era porque no quería que se fuera de su presencia.
En Génesis 2:18-20 dice: Y dijo Jehová Dios; no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y los trajo a Adán, para que viese como los había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos, y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él.
 Dios sabía que el hombre necesitaba compañera, y que tenía que ser humana como él. Ya le había dado mandamiento en cuanto a lo que podía comer y lo que no; al hombre Dios le dio autoridad como sacerdote que sería más tarde, y este poder estaba representado en el señorío sobre los animales.
 En Génesis 1:24 dice que dijo Dios: produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes (las bestias distintas a las serpientes), y animales de la tierra según su especie (las bestias en ninguna manera son serpientes). Llama poderosamente la atención que las serpientes ya tenían su nombre ¿Por  qué? Recordemos que ellas no fueron sometidas al señorío de Adán; Dios trajo a Adán las bestias del campo, y toda ave de los cielos, ganado, (pero no menciona aquí a las serpientes), para que este les pusiera nombre. Adán en el poder o autoridad otorgado por Dios, asumía la responsabilidad de guardar el huerto, pero entre esas criaturas, no se halló ayuda idónea para él.
En Génesis 2:21-22 dice: Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dios había hecho un solo hombre, y de ese hombre, sacándole mientras dormía una de sus costillas, hizo a la mujer. De la misma forma, no extraído, pero si salido de él, el Espíritu Santo había salido del Dios único como su Hijo; acá la mujer, es sacada del varón sin dejar herida en éste, pues Dios mismo cerró la carne de donde la extrajo. Luego vemos el gran amor é interés de Dios en que el hombre supiera que él le había dado compañera, que dice la Biblia que Dios se la trajo a Adán, entregándosela él mismo.
En Génesis 2:23-25 dice: Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada varona, porque del varón fue tomada Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
La expresión de Adán al ver a su compañera: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mis carnes, es la segunda prueba de que el hombre sin pecado hablaba inspirado por el Espíritu Santo (Cristo, en quien Dios hizo todas las cosas); la primera prueba fue cuando puso nombre a los animales; ya que cuando Dios sacó a Eva de la costilla de Adán, este estaba dormido; le puso por nombre varona, porque del varón ha sido tomada ¿Quién se lo dijo a Adán? La Biblia dice que Adán al verla se alegra, porque entiende que esa será su compañera, su ayuda idónea.
Seguidamente, bajo la inspiración de Cristo, instituye el mandamiento del matrimonio: Por esta razón de ahora en adelante, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne, lo que está en perfecta armonía con la bendición que Dios: fructificaos y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgarla. En ese estado prístino del hombre, tanto el varón como la mujer, estaban desnudos y no se avergonzaban.
De esta forma concluye el relato de la creación, pero surgen interrogantes a los que solamente podemos inferir de lo escrito, lo que la Escritura dice en otros apartes ¿En que estado creó Dios al hombre? ¿Cómo niño, joven o adulto? La Biblia no lo dice, pero si dice en Mateo 18:3 que: si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Adán al formarlo Dios por el Espíritu Santo, Cristo, estaba en Cristo en quien fueron hechas todas las cosas, en la luz o reino de la luz; por lo tanto, podemos pensar que Dios lo hizo niño (bebé), cuidándole y sustentándole Él, mientras crecía. Nadie viene al mundo en estado  joven o adulto; Jesús mismo nació niño, y necesitó de los cuidados de María su madre y José su padre putativo.
Otro interrogante que surge es sobre Satanás; en Isaías 45:7 dice: Que formo la luz y creo las tinieblas; que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto. Sabemos que Dios mandó que de las tinieblas (Ignorancia) resplandeciese la luz, al salir de él su Santo Espíritu como luz, y sabemos que hay dos reinos: el de la luz y el de las tinieblas. Antes de la desobediencia del hombre que se relata en Génesis capítulo tres, todo lo creado estaba en Cristo, en la luz o reino de la luz ¿Qué causó la rebeldía de Satanás que estaba en la luz, creado en la luz como parte del ejército de los cielos? ¿Qué lo hizo desarrollar la maldad o rebeldía contra Dios para que se saliera del reino de la luz, convirtiéndose en el enemigo de Dios y de su creación?
 Escrituralmente esta demostrado que Dios hizo la creación por el hombre y a causa del hombre; sus cuidados, el hecho de plantarle un huerto y ponerlo en él, para que poseyese y sojuzgase la tierra y todo lo que en ella había, lo confirma. ¿A quién no le agradó esto? A Satanás! espíritu creado para desarrollar la maldad, y con el servicio de su maldad (al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás), se conociesen los que son de Dios y los que son de las tinieblas, porque Dios había hecho al hombre a su libre albedrío.
De esta manera a través de este servicio de Satanás a Dios, nadie puede señalar a Dios de injusto, porque puso delante del hombre el bien y el mal, para que el hombre escogiese. Satanás pensaba que el había sido creado para que como luz bella (Luzbel), fuera él quien tuviera la creación bajo su dominio; en franca rebeldía, se pasó al reino de las tinieblas, donde no tenía Dios, pues él se hizo Dios o príncipe de las tinieblas.
 Así arrastró con él a través de su maldad y contrataciones, a la tercera parte de espíritus creados para este fin. Desde las tinieblas, Satanás aborreció, odió al hombre, y se propuso destruirle, porque Dios mostraba grande amor por el hombre; valiéndose de la serpiente, animal más astuto que todos los animales, y del árbol de la ciencia o conocimiento del bien y del mal, hizo pecar al hombre, introduciendo la muerte en la creación. Satanás logró su propósito ignorando que en su servicio a Dios,  le daba la oportunidad al hombre para que a través de la simiente, Jesucristo, dejara de ser alma viviente, convirtiéndose por la fe en Cristo, en nueva criatura, la cual, después de morir o ser transformado, se convertiría igual que su Salvador, en espíritu vivificante, morando por siempre en la Jerusalén celestial; armonizando con la Escritura de Romanos 8:28 que dice: los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien.
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Armin Gutierrez Linay

Estoy de acuerdo con muchas cosas de las que usted escribio hay otras que fueron de ayuda para mi
conocimiento, sin embargo no estoy de acuerdo con otras, por ej. creo en la trinidad, y tengo otras diferencias tambien

Armin Gutierrez
Pastor
Chile
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September 25, 2009
 

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busy