Traigo las palabras de aquel pozo donde nunca se hace tarde, 
donde el frio de los huesos se amontona en los cristales, 
cabezas nucleares escondidas en recuerdos, 
cuando llega el carnicero de las almas con la brisa del silencio. 
Estoy perdiendo el rumbo bajo un cielo desteñido, 
escucha los delirios del maniaco depresivo, 
me arranco la tristeza de los ojos como puedo, 
mientras miro vuestro infierno de cemento y de avaricia. 
Petalos podridos en el suelo, 
la vida es tan bonita como un cuerpo putrefacto, 
pero encuentro un nuevo verso en cada vuelco de los parpados, 
lejos del tormento y de las prisas del horario. 
La gente esta cansada,destrozada por la vida, 
con las miradas hundidas en las cuencas de los ojos, 
ancianos encorvados por el gris del abandono 
que pasean hechos polvo por la orilla de la muerte. 
En la tele el presidente con mentiras como arpones, 
llegan las elecciones con el odio entre los dientes, 
y la soledad en tantos labios, 
arcadas de dolor entre bostezos despiadados.