...Es un sólo instante, una sola tajada de suspiro...un murmullo exasperante. No hay salida alguna, las horas corren como si trataran de escapar del continuo transitar del viento. No hay sentido tampoco en las ridículas sonrisas del momento, el palpitar acelerado ya, retumba cual inocente aleteo de aves escapando. La helada noche no refleja más que sombrías siluetas...tristes escenas. Justo en medio de las tinieblas estaba ella, donde no había más que ver, donde todo era absurdo y grotesco, donde quizás algún día, había tendido sus más frustradas pasiones. La estúpida decisión que ahora había tomado, le tenía atrapada, le tenía desteñida. Era ese momento, solamente ese, después de todo no había decidido ya dejar de transitar? ...Fatalidad. Enormes bocanadas de fatalidad ahora le absorben, sucumben ante su fatigado espíritu. Yace un cuerpo justo en medio de las tinieblas, yace un espíritu desgastado, la agonía se burla sin mucho esfuerzo de ese cuerpo tendido, de ese bulto consumido por la sed, la inexistencia y la fatalidad... 

Samm L.