Es un poco la memoria jugueteando con mi mente. Es otro poco la soledad llamándote. Eres tú ausente, presente, intenso, adueñándote noche tras noche de mi insomnio. Eres siempre tú.
Me faltas, no puedo negarlo. ¿Lo sabes, amor? Me falta el Sol, me falta darle valor a mi sonrisa, me falta la acalorada sensación de mis mejillas encendidas. Me falta el mundo sino estás.
No puedo dejar de amarte hoy, no puedo dejar de amarte en veinte años. Un poco porque no quiero, un poco porque te convertiste en todo para mi. No puedo dejar de amarte, si lo hiciera mi vida entera volvería a ser una mentira.
Es un poco la locura que me grita que de algún modo, por imposible que parezca, puedo llegar corriendo a tus brazos . Es otro poco la paz de saber que existes, que sientes lo mismo que yo, lo que me ata de manos y piernas y me pide que aguarde, que espere tu vuelta con fanfarrias y sonrisas.
Me faltan senderos por conocer, aunque quisiera no puedo llegar con mi abrazo necesitado y los ojos destrozados a donde sea que estés.
No quiero seguir aquí, no quiero nada sino es contigo. No hay sonrisas tras una comida deliciosa, no hay motivo para mirar la Luna. No tengo nada sino puedo compartirlo contigo.
Es un poco la conciencia que me abofetea, vomitando sobre mi rostro cada error, cada mentira, cada paso en falso que a quemaropa te arrebataba lo sonrisa. Es otro poco el dolor olvidado que me consuela, haciéndome saber que tu amor es verdadero.
No quiero que dudes, vida mía, no quiero que te golpeé la idea torpe de perderme ¡vamos! Soy tuya hace tanto... No quiero pertenecer a nadie más. No quiero otro cosa, solo quiero amarte.
 
 
Es un poco morir en vida cuando no estás... Es otro poco esperar inerte, hasta que tu magia venga a rescatarme.