Esperar
Publicado en Mar 20, 2013
Se puso las gafas y bebió un trago grande de soda de limón. Audifonos sitiados para la sensación musical, pasos listos para trazar asimétricas huídas. Sueños bajo la suela del zapato y un grillete imperceptible llevado por voluntad propia.
No va a ningún sitio, desde nunca está esperando que el viento sople a su favor. Y ya no espera que nadie venga a su rescate. Imposible, absurdo, detestable. Pisando sobre las grietas enmugrecidas del pavimento levanta la mirada y arroja su desdén sobre cualquiera que quiera acercarse. Un racimo de pasos para llegar a la meseta. Saludos van y vienen, puñales disfrazados bajo sonrisas casuales, esperan la respuesta de un cáscaron ausente lleno de esperanzas. No quiere nada de nadie, nunca espero que el mundo la recibiera con los brazos abiertos. Y con la frente tatuada, con el estigma sangrante de aquel que se enamora de lo imposible, acelera su andar lo más posible para evitar el contacto con cualquiera que la rodee. Es que ninguno de ellos puede ver el futuro. Ninguno es capaz de alejar la lluvia con una canción. Ninguno resulta más que basura tóxica e indeseable que se interpone en su camino. La vida se divide en dos épocas: antes y después del amor. "¿Dónde tienes la cabeza últimamente?" ha preguntado un colega. Ella, le lanza una sonrisa torcida y vuelve la mirada al suelo. Nadie es capaz de notar que jamás pertenecio a este mundo y no lo hará jamás. Roza, aún, el cielo con la punta de los dedos cuando le viene a la mente alguna frase lanzada por aquel que abrio su mente a una idea inalcanzable. Sonríe, entonces de verdad, una auténtica sonrisa dolorosa de nostalgia y anhelo. Ríe sola cuando camina por las calles habitadas de inmundicia. Llora cuando la jornada ha terminado y puede dejar sobre la cama el peso de la ausencia. Miró por vez última las grietas del piso, ató el cordon de su zapato y metió las manos en sus bolsillos. No tiene claro el destino, harta del bombardeo de pensamientos y recuerdos que la victimizan involutariamente. No va a ningún sitio, pero sabe que puede llegar ahí. Y entonces le encontrará, tal como le conoce, tal como le soño... Se quitará las gafas para mirar directo a sus ojos de mar y una amplia sonrisa detendrá el tiempo.
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Salvador Gregorio Rey
Si te fijas te has olvidado un acento en el párrafo noveno . Un saludo, volveré para leerte
Darinka Cruz
ALICIA ALVAREZ
Maherit
GLORIA MONSALVE
bastante nostalgia y dolor enmarcan tu texto pero a la vez una gra esperanza de algun dia encontrar ese amor que le haga olvidar el dolor de la espera y le paralice el tiempo en solo su mirar...
hermoso
me gusto muchisimo
un abrazo
Darinka Cruz