Prefacio 
El fuego lo consumía todo, ya no había escapatoria alguna, solo quedaba esperar, esperar a ser devorado por la muerte.

Capítulo 1
Un conjunto de casas incendiándose en mitad de un bosque, entre ellas un niño que no paraba de bailar con el fuego mientras veía como toda la gente a su alrededor se quemaba tratando escapar de ese infierno. Ella veía todo desde arriba, sin poder hacer nada, y en el último minuto, cae desde el cielo en dirección hacia el niño, quedando enfrente de él . Éste para de bailar mientras sigue ardiendo, la toma de los hombros y le dice, - ¿te gusta?- mientras le traspasa el fuego a su cuerpo.

De un súbito golpe Roxanne despiertó de su terrible pesadilla, era la misma cada noche desde que tenía memoria. Tenía todo el cuerpo sudado y sentía tanto calor que se levantó las sábanas de la cama. Últimamente sentía cada vez mas como si ese sueño fuera real.
Instintivamente miró su reloj de Miney (un regalo de sus padres para su cumpleaños número catorce, el mismo día en que estos fallecieron) 
-¡Me he quedado dormida otra vez, que tarde es! – dijo muy preocupada, esas pesadillas no la dejaban dormir bien, y siempre se despertaba mas tarde de lo que tenía planeado.

Rápidamente se levantó de la cama y fue a ducharse. Después de secarse se vistió con una camisa de cuadros de color lila y blanco, una chaqueta de cuero encima sin cerrar, unos pantalones de cuero negro y unas botas de color morado opaco. El metro setenta y tres que poseía y su delgada figura hacían que cualquier prenda que luciera le quedara bien, pero ella tenía una preferencia por el color moradom junto con sus derivados y por el cuero. Se puso sus lentes de marco blanco marfil y unos aros color amatista, junto con un anillo con forma de flor que tenía esta misma piedra incrustada; este último un gran regalo de un ex novio que tuvo, pero que la quería mas por su cuerpo que por sentimiento. Se arregló su pelo negro liso y se lo dejó tomado con una cinta color púrpura.

Se preparó un pan tostado con mantequilla y mermelada de moras, y un capuchino bien cargado, ya que el sueño le pesaba mucho. Luego de terminar su rápido desayuno dejó todo arreglado, y salió por su puerta de madera color cedro, salió hacia el mundo.