Fue una mañana normal, tan normal como todas las anteriores, podría decirse que hasta aburrida seria, me levante y Salí de casa como siempre al mismo sitio a la misma hora. No tenía un buen tiempo, así que me apresure a llegar a la clase antes de perderla y conseguir un castigo. Subí al bus lo más rápido posible y me senté al fondo para calmar mi pobre corazón tan agitado como una guerra. Cuando finalmente llegue y baje del bus aun no daban el primer timbre, llevaba buena hora, así que me relaje y entre a mi salón antes que todos, y al entrar lo vi, ahí estaba el, alto y apuesto como siempre, con sus grandes ojos verdes y su mirada tierna que irradiaba sensualidad. Sus ojos eran lo que más resaltaba de su rostro ya que era muy blanco y su gran boca rosada que cada vez que la miraba era como si me atrajera para besarle y no soltarlo jamás. Entre, y el levanto la mirada echando una sonrisa al aire y cerrando su libro, se levanto y con su ronca y fuerte voz tocando suavemente mi hombro, sonriendo y diciendo: “te estaba esperando, solo a ti te quería ver”, mientras escuchaba eso no paraba de mirarlo o mejor dicho de contemplarlo, me era hermoso sentirlo, me perturbaba que no dijera nada y que solo me mirara, me fascinaba cuando hablaba y sonreía al mismo tiempo. Yo tan solo pude decirle con voz suave y tierna: “y para que querías verme, ¿qué puedo hacer por ti?”,la pregunta era estúpida, yo bien sabia que quería conmigo, meses atrás lo sabía, y quería que lo hiciera, me encantaba, era impactante verlo, era como un dios para mis ojos. El dulcemente me miraba y me acariciaba las mejillas, no se pudo resistir y me abrazo quedando yo junto su rostro de varón casi besando sus labios, el tan solo me dijo: “ya no soporto mas esto mi vida, es imposible no poder tenerte conmigo todos los día, me muero cada vez que te vas, mi agonía crece día con día al no tenerte a mi lado mi dulce nena, es ilógico que sintiendo esto por ti no pueda hacerte mía todas las noches, te extraño como si no te hubiera visto en años, te necesito tanto conmigo, eres mi cura para la locura, eres mi alma, eres la sangre que le da vida a mi corazón, eres mi sueño dorado del que tanto hablo conmigo mismo, eres mi luz, mi guía y si no te tengo mi agonía, ¡dime tu como puedo estar sin ti! ¡Dime tu que me has hecho para tenerme así!, revélame que sientes tu por mí, ¡por más dura que sea la verdad dime que sentimiento abunda en tu corazón al estar a mi lado! Dímelo querida mía, dímelo mi vida, dímelo antes de que el temor me invada por completo.”, yo tan solo lo miraba y trataba de entender si esto era real, si no era un sueño mas, era como si ese momento hubiera durado una eternidad, como si yo hubiera estado en sus brazos todo una vida entera, y al comprender que no era más que la verdad, tan solo con voz débil y tierna le pude por fin contestar: “ohh mi vida, sientes lo mismo que yo todas las noches de luna llena, sientes al igual que yo ese sentir de desesperar que invade mi alma por completo, ese ardor en mi corazón al no tenerte, pero por fin, ahora por fin que se que me amas desesperadamente como yo te amo a ti, como yo te deseos a ti, tan solo te puedo decir que si, ¡que si te amo! ¡ que si te necesito todas las horas y días de mi vida! ¡y que desde el primer momento en que te vi no te pude dejar de pensar! ¡Te amo!. E interrumpidos vagamente por el timbre de la clase, el tan solo me soltó, me beso dulcemente y desde ese día todo cambio, ese día nos unió y desde ese día no volvimos a estar uno sin el otro porque comprendimos que éramos justo el uno para el otro, como dos estrellas a la par, como dos estrellas a la par.
