Empezaría por pedir que tus ojos no miraran iluminado el camino de esta vida absurda,
pedir en medio de la rutina de las horas y los dias
que ahogaras el eco de los pasos
en las cajas vacías que el recuerdo añora, supedita y encoge
entre aquellas palabras que no son mas mías...
las que ya no están.

Empezaría por recordarte que tus manos no inunden de caricias las tardes prohibidas,
que no escondan señales o misterios indescifrables, confundiendo así las noches
con sabanas de olvido y desesperación
para el resto de los días.

Empezaría por decirte, ahora que ya casi no digo... .

Iniciaría entonces el  camino de regreso de esta vida con la sonrisa de los finales dispares,
con el desorden enloquecido que imperó en mis sueños dia tras día,
como una letanía distraída que se ocultó entre las sombras multicolores
que inundaron las horas, los momentos cautivos ahora en la memoria.

Para terminar pidiendote que laves con ausencia aquellos momentos
y llenes de inquietud las nuevas madrugadas
los silencios y las tentaciones que provocaron las dudas,
las colinas que desnudaron las palabras y las convirtieron  en nada,
los deshechos convulsos que arrojamos a la esquina de aquel mar en llamas,
mientras los espacios vacios que se acoplaron en el cautivador estomago
guardaran para siempre
las alas rotas de aquellas mariposas dormidas, heridas, casi muertas.