El usurero
Publicado en Aug 20, 2009
Pasa el usurero por la calle
imbuído en sus rancios zapatos. Perseverante es su vieja suela. Subyacen en él las arrogancias contra el generoso y el desprendido. Orea sus miedos a la bancarrota y es el dueño del banco y de la fábrica. Los grillos ven su espectro alcalino y sus duras vértebras recogidas. En su quijada hendida hay una hendija llamada boca, con la que reza saldos. Jamás ha alcanforado sus escaparates. Carga malezas y yedras para la chimenea. No usa mentoles porque son costosos y sabe de sobra soportar sin analgésicos sus jaquecas. Hace dos comidas diarias a lo sumo. Trabaja los siete días de la semana. Se ufana en que trabaja más que Dios. Su corazón late calculando intereses. Se desjarreta en su ábaco barato. Es el aguafiestas de los aguafiestas. Tuvo dos hijos que resultaron cargas al bolsillo. Pasa y las flores lo ultíman con su mirada. Le da igual acostarse en el catre o en el suelo: Total, el cuerpo es blando y a todo se adapta. Le roba la canela a las especieras y sólo bebe champaña en festejos ajenos. No quiere que le pongan epitafios. Su herencia será comida por los cuervos.
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Richard Albacete
UN GRAN ABRAZO RICHARD
Verano Brisas