EL ORNITORRINCO
Publicado en Mar 23, 2013
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¿Y tú en quién piensas cuando haces el amor?
 
 
Comedia en un acto
de Humberto Robles
 
 
Dedicada a Elsa Corominas
 
 
Obra montada en México (2003), Monterrey (2004), Costa Rica (2005),
Uruguay (2007), Monclova (2010), Panamá (2010),
Matamoros (2011), Los Cabos (2012) y Puebla (2012)
 
 
 
 

 

 
 
 
    PERSONAJES Por orden de aparición:
 
 
 
MAURICIO
ANA
PACO
DAVID
 
 
Los cuatro personajes tienen más de 30 años.
 
 
La escenografía es sencilla y minimalista: paredes, techo y piso blancos. Una cama King-Size o un futón con sábanas de distintos colores para cada escena (sábanas de colores sólidos, primarios: rojo, azul, amarillo, verde o naranja).
 

ESCENA 1
 
Se ilumina el escenario. En un ángulo está Mauricio.
 
MAURICIO: En 1798, un naturalista inglés envía desde Australia al Museo Británico un animal disecado que tiene el tamaño de un topo, los ojos pequeños, las patas anteriores con cuatro garras unidas por una membrana, tiene la cola de un castor, el pico de un pato y el macho tiene un espolón venenoso. El animal es desconocido hasta entonces y no tienen medios para reconocerlo; preferirían pensar que no existe. Entonces buscan cómo encontrarle una clasificación. La necesidad de categorizar desenfrena las fantasías de los hombres de ciencia y la duda que salta constantemente es: ¿se trata de un mamífero, de un reptil o de un ave...?
 
Oscuro. Música. Lentamente se ilumina el escenario. En el departamento de Ana y Paco: dos personas hacen el amor en una cama. Tras unos instantes descubrimos que son Ana y Paco, desnudos bajo unas sábanas. Al finalizar, Paco enciende un cigarro y Ana lee un libro (“Kant y el Ornitorrinco” de Umberto Eco):
 
ANA: ¿Te imaginas lo que habrá sido ver por primera vez un ornitorrinco? (Lee) “Prefieren creer que no existe”... Es como tapar el sol con un dedo... ¿No es increíble…? (Pausa) Paco, ¿me estás oyendo o de plano ni me pelas?
PACO: ¿Eh...? Es que estaba pensando en otra cosa.
ANA: ¿Se puede saber en qué?
PACO: Algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza últimamente.
ANA: A ver...
PACO: No viene al caso, Ana... tú sigue estudiando.
ANA: Ándale... dime...
PACO: Es algo sin importancia... ¡una tontería!
ANA: Uy, qué misterioso. (Pausa) Ya me intrigaste... ¿Qué tanto andas pensando?
PACO: Cosas...
ANA: ¿Sobre?
PACO: El amor... la pareja...
ANA: Entonces sí viene al caso... cuéntame...
PACO: He estado pensando en nosotros... en nuestra relación.
ANA: ¿Y…?
PACO: Mira, Ana, sólo son ideas confusas, sin forma... pensamientos aislados...
ANA: ¡Ay, hombre, no importa, ni que fueras a dar una exposición de arquitectura gótica! Dilo, así nomás.
PACO: Mmm... ¿Cómo te explico...? (Pausa) A ver... Por ejemplo... A ama a B... B ama a A...
ANA: Ajá...
PACO: Pero ni C ni D tienen cabida en este par de dos... (Pausa) ¿Por qué no? ¿Por qué A y B no pueden tener a su vez a C y a D?
ANA: A ver, a ver, a ver... ¿cómo?
PACO: O sea... tú eres A... y yo soy B... La pregunta es: ¿por qué tú no puedes tener a C y yo no puedo tener a D...? O viceversa, da igual... yo a C y tú a D...
ANA: ¡¿Y eso es lo que has estado pensando?!
PACO: Sí.
ANA: Francamente tu seudo ecuación me parece deplorable. Y lo peor es que ofendes mi inteligencia; poco te faltó para explicármelo con peras y manzanas... ¡O con vaquitas! ¿De veras has estado perdiendo tu tiempo pensando en estas tarugadas?
PACO: ¡Pues sí, ¿qué tiene de malo?! A ver, ¿quién dijo que el amor es exclusivo?
ANA: ¡Ay, por favor, no tengo la cita exacta! ¿Qué quieres que te diga?: “Fue Platón, dos puntos: el amor es exclusivo...” A lo mejor fue Schopenhauer, ¡qué sé yo!
PACO: No, ése dijo: “Mujeres de cabellos largos e ideas cortas”.
ANA: No me vayas a salir con uno de tus chistecitos misóginos.
PACO: A veces algunas mujeres hacen que me incline a serlo.
ANA: Ja ja... ¿como quiénes?
PACO: Tu sicoanalista... tiene alma de celadora de campo de concentración.
ANA: ¿Y debo reírme...? No veo para qué la metes a ella en esta plática.
PACO: Quién sabe qué le habrás contado de mí, de veras, pero por algo no me soporta.
ANA: Nada que no sea cierto... y no seas paranoico, no es que no te soporte...
PACO: Acabará odiándome después de que le cuentes esta plática... ella promulga “la dictadura de la pareja”, ¿no...? Con esto ya tiene un pretexto para quemarme en la hoguera...
ANA: Déjala a ella en paz y mejor acaba con tus disertaciones...
PACO: ¿Quieres que siga...?
ANA: Sí... ya me entró la curiosidad... Aunque me parezca una plática absurda, finalmente estás hablando de ti y de mí. Te escucho.
PACO: Verás... He estado pensando que la monogamia es… antinatural.
ANA: ¡¿Qué?!
PACO: ¡Eso! Que la monogamia va contra los impulsos biológicos del ser humano. A eso sería a lo que yo le llamaría pecado contra natura... Es de las cosas más absurdas que inventó el hombre... bueno, aparte de la guerra, los impuestos, la religión, etcétera, etcétera...
ANA: ¡Híjole, vas de mal en peor!
PACO: Ponme atención y luego opinas... La monogamia es una idea judeocristiana que se remonta a los tiempos bíblicos, desde el Génesis... ¿No crees que ya pasó mucho tiempo desde entonces? Diluvio de por medio... ¿No se te hace que ya va siendo hora de ir cambiando esa idea?
ANA: ¡Patético! ¿En serio crees que con esos argumentos vas a convencer a alguien de que la monogamia es algo arcaico y “antinatural”?
PACO: Lo que quiero decir es que deberíamos quitarnos todos esos prejuicios con respecto a la culpa, el pecado; el sexo visto como algo terrible y monstruoso... la monogamia y la fidelidad vistas como las más grandes virtudes.
ANA: ¡Ay, ¿pero de qué hablas?!
PACO: ¡De una revolución personal! Si vivimos en la aldea global, si ya existe el internet, ¿no crees que ya va siendo hora de cambiar muchas de nuestras creencias?
ANA: En parte estoy de acuerdo contigo, ¡en parte! Pero si hemos podido vivir en pareja por miles de años, no veo por qué ahora tengamos que romper el molde.
PACO: ¡Porque está caduco! Porque miles de años demuestran que la monogamia no ha servido absolutamente para nada. ¡Ve el mundo! Para qué nos vamos tan lejos: ¡ve a mis papás! Treinta años de casados haciéndose la vida de cuadritos el uno al otro... O ve a los tuyos... ¿por qué se divorciaron? Porque tu papá tenía a otra mujer... Todo sería menos traumático si asumiéramos que el ser humano no es fiel por naturaleza.
ANA: ¿Y ahora? ¿De cuándo acá estás en contra de una relación de dos personas que han decidido unir sus vidas por su propia voluntad?
PACO: Nunca dije que estuviera en contra de eso.
ANA: No con esas palabras, pero es evidente que el concepto de pareja te parece algo en vías de extinción.
PACO: Lo que te quiero decir es que la monogamia no es el único estado en el que dos personas pueden convivir... Mira, otro ejemplo, del lado opuesto tenemos a los árabes; ellos crearon la idea del harem... me parece más acorde a las leyes naturales.
ANA: ¡Suenas de un machista...! ¡Típico sueño de machito mexicano! ¡Odaliscas! ¡Los eunucos custodiando a las esposa! (Lo señala) ¡Y ahí tienen al sultán, gozando de los placeres terrenales! ¿Y la mujer qué? ¿Nos reduces a un objeto de placer? Si es en serio todo lo que me estás diciendo, no sabes qué decepción.
PACO: Si viviéramos en un país árabe, un harem se nos haría de lo más normal.
ANA: Así como se te haría normal taparme la mitad de la cara con un velo, ponerme una burka o condenarme a ser una analfabeta. ¡El colmo del fundamentalismo!
PACO: ¿Qué tiene de malo un harem?
ANA: Todo... pero está bien... ya que somos taaaan modernos, yo voy a tener mi propio harem... como la reina de Saba, rodeada de sementales... ¡Ahhhh! ¿Cómo la ves? Ahí la cosa cambia, ¿verdad?
PACO: No... No tendría nada de malo; sería natural.
ANA (Ríe): ¡Ay, ahora hazte el liberal! ¡Por favor, no me hagas reír!
PACO: No digo un harem propiamente... tampoco soy un idiota... luego me acusan de poligamia y acabo tras las rejas... A lo que voy es a una relación fuera de la pareja... ¿por qué no?
ANA: Porque la pareja es lo más importante.
PACO: ¿Te lo dijo tu sicoanalista?
ANA: No... se me ocurrió a mí sola. Pero ahora veo que a ti la pareja te parece un concepto de lo más anticuado y obsoleto, y seguramente, según tú, Eva fue una verdadera estúpida por serle fiel a Adán y no tirarse a Abel, Caín o el que le pasara por enfrente.
PACO: No revuelvas, no revuelvas... no estamos hablando de incesto, eso es otro asunto.
ANA: ¿No que debemos dejar a un lado los prejuicios? ¡Acuéstate con tu hermana y libérate del tabú del incesto!
PACO: Francamente no es algo que me interese... acostarme con mi hermana. Estoy tratando de decirte otra cosa...
ANA: Sí, ya sé... para ti el paraíso sería como Sodoma y Gomorra... Mejor dicho, como “Las mil y una noches” o “El Kamasutra”... ¡Perfecto...! ¡Ya entendí! Pero no va conmigo... no se me antoja, ni me parece un pensamiento adulto... Si tuvieras quince años, ¡veinte años!, voy de acuerdo... pero a estas alturas del partido estar añorando las bacanales romanas o las orgías de los Medici, realmente me parece de una gran inmadurez.
PACO: ¿Sabes qué...? En el fondo lo que tienes es un prejuicio terrible hacia todo lo relativo a la sexualidad. Estás reprimida y te niegas a aceptarlo.
ANA: Quizás, como todo el mundo; esa no es ninguna novedad... Y siendo mujer ¡peor! Quítate toda esa educación de escuela de monjas. Libérate de toda una cultura que te dice que la mujer no debe sentir placer... que es culpable, desde su nacimiento, del pecado de Eva por haber cortado la manzana del árbol del bien y del mal...
PACO: Tanta cita, tanta frase, ¡qué mamones!
ANA: A lo que voy es que tampoco creo que el hecho de pretender ser el “sultán del harem” te haga un ser más libre... No, mi cielo, ¡quién sabe qué complejos o qué insatisfacciones tengas por ahí! A mí no me vengas con que ser un don Juan o un Casanova es lo ideal... Eso ya está superadísimo, por favor... Al igual que la liberación sexual de los hippies... sexo, drogas y rock’n’roll... Ya comprobamos que eso tampoco fue la solución ni sustituyó al matrimonio o a la  pareja, como quieras llamarlo... Por suerte o por desgracia, pero no lo sustituyó...
PACO: ¿A poco si hubiéramos sido jóvenes en los sesenta no le habrías entrado a todo eso?
ANA: No tiene caso que te dé una respuesta porque vivo en el siglo XXI... Si lo que quieres es que te diga que, de haber vivido en esa época, me habría acostado con medio mundo, drogada todo el día con LSD, cantando (canta) “Here comes the sun, la la la la...”, Y ahora promulgando “sexo, tachas y punchis punchis”, pues no... El hubiera no existe.
PACO (Pausa) Ana... por ejemplo... ¿tú permitirías que yo anduviera con otra persona?
ANA: ¡Por supuesto que no! ¡Claro que no!
PACO: No, no, no, piénsalo un momento.
ANA: No tengo nada qué pensar, ¡nada! Mi respuesta es no y ya.
PACO: Bueno... date un instante para reflexionar.
ANA: ¿Para qué? Mi respuesta siempre será no.
PACO: Sé sincera... ¿no se te ha antojado alguna vez tener una relación con otro hombre?
ANA: ¡Bueno, Paco, ¿de qué me estás hablando?!
PACO: ¡De probar! De permitirnos otras experiencias... experimentar... nada más.
ANA: Okay, háblame a las claras... ¿conociste a otra mujer? ¿Te enamoraste de alguien? Ándale, soy madura... dímelo y hablemos de eso en lugar de darle tantas vueltas.
PACO: No, no, para nada.
ANA: De veras, cuéntame... no pienses en que me vas a herir, o me voy a poner ¡histérica! si me entero que tienes relaciones con otra... ¿Quién es ella?
PACO: No hay ninguna mujer.
ANA: ¡Júramelo!
PACO: ¡Te lo juro!: no hay ninguna mujer en mi vida...  sólo tú.
ANA: Entonces menos entiendo... ¿por qué estamos discutiendo toda esta sarta de pendejadas? ¿De veras no conociste a una chava?
PACO: No.
ANA: ¿Ya te hartaste de mí?
PACO: ¡Claro que no!
ANA: A mi manera de ver tú y yo lo pasamos muy bien en la cama... al menos yo disfruto mucho.
PACO: Yo igual.
ANA: Entonces, ¡¿qué afán de tratar de convencerme de que necesito un amante y que yo te permita que tengas una?! No-lo-en-tien-do... ¿Qué es lo que quieres experimentar? ¡Qué ganas de tener una aventura! Con lo difícil que es para mí acostarme con uno a las primeras de cambio... no puedo... A lo mejor y con mucho esfuerzo después de una semana... salir al cine, ir a cenar, tratarnos un mínimo... No podría besar en la boca a alguien que acabo de conocer... ¿Se lavará los dientes tres veces al día? ¿Usará hilo dental? ¿No tendrá un absceso? ¡Me aterra! Y luego viene lo más vergonzoso... si él no me insinúa que va a usar condón, ¿cómo se lo propondré...? ¿Ves? Definitivamente no podría.
PACO: Ana, no te hagas, tú y yo nos conocimos así... “Buenas noches” y ya estábamos en la cama.
ANA: Eso fue otra cosa... y ocurrió hace cinco años.
PACO: Y estabas tomada.
ANA: ¡¿Yo?! ¡Para nada!
PACO: Claro que sí.
ANA: ¿En serio has creído todo este tiempo que yo estaba borracha esa noche? Había tomado unas cervezas, seguramente, nada más.
PACO: Okay, no discutamos eso... El punto es que sí has podido acostarte con alguien acabándolo de conocer.
ANA: De acuerdo... pero eso me ha pasado sólo una vez, contigo.
PACO: ¡Y mira: llevamos casi seis años juntos!
ANA: ¿Y eso qué? No lo podría hacer de nuevo... Creo que he cambiado... Ya no soy ni pienso igual que en aquel entonces... En resumidas cuentas: no podría acostarme de buenas a primeras con el primer tipo que me gustara, no.
PACO: Yo sí.
ANA: Mira, Paquito, yo tenía ideas feministas... pensaba que el hombre y la mujer eran iguales... Ahora descarto esas ideas por completo... ¡Simone de Bouvoire a la basura! A ustedes los hombres los domina el sexo... para ustedes es algo ¡básico! Para nosotras no... Esa es una diferencia abismal... Nos separa una brecha como la que hay entre un mamífero y un reptil... ¡millones de años de evolución!
PACO: Y seguramente me dirás  que nosotros somos los menos evolucionados, ¿no?
ANA: Ajá… Ahora, entiendo que puedas irte con la primera fulana que pase... ¿por qué? Porque el hombre tiene que reafirmar su hombría con cada mujer que se topa... Y además porque producen millones y millones de espermatozoides urgidos por salir y nosotras ovulamos una vez al mes... Y ese detallito es el que marca la diferencia. Ustedes pueden tener relaciones sexuales como si fuera lo más cotidiano... Las mujeres, en general, no... Punto aclarado... Lo que no acepto es que me pidas que yo me conduzca como tú quieras... para mí el sexo sin amor no existe, no puede ser. El sexo por el sexo no me interesa.
PACO: Ana, podrías conocer a un chavo... ya que no puedes acostarte con él a las primeras de cambio, pues frecuéntalo, trátalo... Si no te atreves así, prueba en un chat, por ejemplo.
ANA: ¡Ya estuvo suave! ¡Nomás faltaba que me metiera al internet para ligarme a un tipo, como si no me conocieras! ¿Qué me quieres dejar y no te atreves a decírmelo?
PACO: ¡Claro que no! Lo único que he querido decir es que uno puede tener una pareja, amar a esa persona y al mismo tiempo estar enamorado de otra.
ANA: ¿Quién dijo esa soberana estupidez? ¿El marqués de Sade?
PACO: No. (Pausa) Yo.
ANA: ¡Qué fácil lo pones: “uno puede tener una pareja, amarla y al mismo tiempo estar enamorado de otra...”! ¿Lo sacaste del “Selecciones” o qué?
PACO: ¿Nunca te ha pasado por la mente?
ANA: ¿Qué cosa?
PACO: Amarme a mí, vivir conmigo y enamorarte de otro. ¡Tener un amante!
ANA: No. Imposible. No podría. Si me enamorara de otro, ten por seguro que te dejaría a ti. No puedo amar a dos personas a la vez. ¡Qué complicación! Si a duras penas puedo lidiar con una relación, ¡imagínate con dos!
PACO: ¿Quién dijo que tenías que amar a la otra persona?
ANA: ¡¿No me estás diciendo eso, Francisco?!
PACO: ¡No! Te digo que puedes amarme a mí y enamorarte de otro, lo cual es muy distinto. Conoces a un chavo, lo pasan bien, tienen sus encuentros, hacen el amor, y luego regresas conmigo... ¿Cuál es la bronca?
ANA: Já já... ahora así no te creo ni media palabra... Ya te veo esperándome en la casa mientras yo estoy revolcándome con un fulano, descubriendo nuestras respectivas zonas erógenas... Y luego querrás que te cuente la metodología, el desarrollo y la síntesis del proceso, ¿no? Ahorita te haces el moderno, pero te conozco... en el fondo piensas y sientes igual que todos.... Tienes celos, tienes arraigado el sentido de la exclusividad y de la propiedad privada, así que no me vengas con que le prestas tu mujer a su amante y tú tan campante.
PACO: Oye, tampoco tengo que enterarme de todas sus intimidades... pero definitivamente eso sanearía nuestra relación.
ANA: ¡Ah! ¿Está echada a perder? ¿Nuestra relación está desahuciada? ¡Me lo hubieras dicho antes y ahí sí la cosa cambia!
PACO: No, no empieces a inventar cosas que no he dicho.
ANA: Sanear una relación significa que no es sana, por lo tanto necesita una intervención urgente, me supongo. Me hubieras dicho que estábamos al borde del truene y que necesitamos buscar en otra parte para ver si así nos sentimos bien tú y yo juntos... ¿Es eso? ¿Eh?
PACO: No. Simplemente le daría sal y pimienta al asunto, eso es todo.
ANA: “Sal y pimienta”, ¡no te puedo creer! Pero okay, ¿y para qué?
PACO: ¡Para descubrir nuevas sensaciones, para liberar nuestras mentes...! para que tú goces... y yo también.
ANA: ¿O sea que conmigo no gozas? Pues yo sí, para que te lo sepas.
PACO: ¡Yo también, Ana! (Pausa) ¡Por ejemplo...! ¿Cómo se llama el cuate ese que está asesorándote en la maestría?
ANA: ¿Mauricio?
PACO: ¡Ándale! No es feo... al contrario, es atractivo… Hasta guapo diría yo… Podrías intentar con él...
ANA: ¡Tú si vives en la luna! Mauricio es gay.
PACO: ¿Gay? ¿Gay, gay? (Pausa) No se le nota.
ANA: Mira, ya fue más que suficiente. No me convences. Yo estoy muy a gusto así y podría seguir de la misma forma otros cinco o diez o veinte años... pero si a ti no te sucede lo mismo pues... la decisión es tuya.
PACO: Escúchame: no te estoy proponiendo ni que terminemos ni que nos separemos. Yo también puedo vivir muchos años a tu lado... No veo cuál es el problema.
ANA: ¡Exactamente! ¡Yo tampoco veo dónde está el problema y para qué quieres acostarte con sabrá-dios-quién! ¿Para qué? Con la cantidad de virus que pululan en el ambiente, enfermedades venéreas, ¡el VIH! ¿Sabes qué? Conmigo no cuentes para tus experimentos. Si lo quieres hacer, hazlo... pero ni me platiques ni me pidas comprensión...
PACO: Mi intención era que platicáramos esto y que escucharas mis inquietudes, no que te enojaras. Tú has de estar pensando que, si tú y yo llegáramos a un acuerdo, voy a salir corriendo a buscar a alguien y proponerle un romance... No... Simplemente quería saber qué opinabas si, en dado caso, en equis circunstancias, yo tenía una relación con alguien que no fueras tú... o si estabas dispuesta a tener uno y abrir la relación... Ana, si esto sucediera, en mi caso no alteraría en nada lo que siento por ti. Te seguiría amando lo mismo.
ANA: Pues para mí sí alteraría todo, ¡todo el equilibrio, toda mi estructura!, una relación de cinco años tirada por la borda. En mi esquema, la única manera de convivir es siendo una pareja... y la fidelidad es fundamental, ¡indispensable!
PACO: ¿La fidelidad sexual?
ANA: La fidelidad y punto.
PACO: No considero que si te fuera infiel sexualmente te traicionaría...
ANA: ¡Qué lástima, porque para mí la infidelidad es la infidelidad y ya! Y no quiero seguir discutiendo. Haz lo que te dé la gana... nada más que yo no lo sepa, ¿sí? Y si llego a enterarme luego no te preguntes por qué agarré mis cosas, me largué de la casa y no te volví a dirigir la palabra en mi vida.
PACO: No te pongas así... no voy a hacer nada... yo te quiero... soy muy feliz contigo... Me encantan tus pies... tus muslos... tocar tu piel... mira, te pusiste chinita...
ANA: Ahora no te me pongas de cariñoso... haz lo que te de la gana... eres un individuo independiente y responsable de tus actos... allá tú... pero atente a las consecuencias... Y por lo que más quieras: ¡usa condón! Vienes conmigo y me transmites una gonorrea o un chancro maligno y ¡te la corto!
PACO: Ya, olvídalo... yo quiero seguir contigo.
ANA: Yo también... pero no quiero que, por estar conmigo, renuncies a tus sueños de sultán. Gracias a esta plática, de ahora en adelante va a ser muy incómodo para mí. La próxima vez que hagamos el amor voy a estar pensando que tú estas deseando estar con otra... ¡Mira qué tonta soy! Me haces sentir culpable, como si yo te estuviera acaparando cuando bien podrías estar con cualquier otra mujer...
PACO: Tu querido Freud lo dijo: cuando dos personas hacen el amor, en realidad hay cuatro personas en la cama; los dos que hacen el amor y los dos en los que cada uno está pensando.
ANA: Sí, pero en tu caso no deben haber cuatro ¡sino como ocho o doce!
PACO: ¡Tampoco...! ¿Cuánto a que a ti te ha pasado eso?
ANA: ¿Qué?
PACO: Hacer el amor conmigo y pensar en otro. Niégalo.
ANA: En todo caso son fantasías que no interfieren en nada.
PACO: ¡Vaya! Al menos ya es un avance.
ANA: Ahora no lo uses de pretexto para decirme que te he engañado con el pensamiento. Una cosa es que lo haya pensado y otra que lo haga.
PACO: Para mí no habría la menor diferencia.
ANA: ¡Y dale con lo mismo! (Toma el libro) Prefiero seguir con el ornitorrinco que escuchar tantas tonterías... Esto sí es interesante...
PACO: No... mejor cuéntame, ¿con quién has tenido esas fantasías?
ANA: Nadie de carne y hueso... quiero decir, nadie que conozca en persona.
PACO: ¿Brad Pitt?
ANA: ¡No, qué horror! ¡Ese cuate me choca!
PACO: ¿Entonces?
ANA: Si te soy franca, en esta misma cama, mientras hacemos el amor, yo me he imaginado a... a Antonio Banderas... al David...
PACO: ¡¿A mi amigo David?!
ANA: ¡N’hombre, al David de Miguel Ángel!
PACO: Mmm... no está mal.
ANA: Ve... sí te entiendo, ¡en parte! Está bien que lo discutamos y lo hablemos... pero no me pidas que ceda y acepte que tú tengas una amante y me obligues a que yo tenga uno...
PACO: Nadie te está obligando a nada.
ANA: Ahora dime tú.
PACO: ¿Qué?
ANA: ¿En quién has pensado cuando hacemos el amor?
PACO: Mmm... ¿de veras quieres saberlo?
ANA: Ajá...
PACO: Pues... en Salma Hayek...
ANA: Nada mal.
PACO: En Cameron Díaz.
ANA: ¡Típico!
PACO: Y coincido contigo... en Antonio Banderas.
 
Oscuro.
ESCENA 2
 
Música. En un ángulo está Mauricio.
 
MAURICIO: Los científicos se niegan a clasificar al ornitorrinco como pez, pájaro o cuadrúpedo, aunque el animal posea rasgos morfológicos de pez, pájaro y cuadrúpedo. En 1811, con tal de poder clasificar al ornitorrinco, se habla incluso de “reptantia”, un intermedio entre reptiles y mamíferos. Pero es hasta 1884, unos ochenta y seis años después del descubrimiento del animal, que termina la controversia. Al final, se demostró efectivamente que existían las mamas y los huevos. Se concluye que el ornitorrinco es mamífero y ovíparo.
 
El escenario se ilumina. En el departamento de David: dos personas hacen el amor. Al cabo de unos instantes vemos que es David… y luego descubrimos a Ana. Luego él enciende un cigarrillo y fuma. Ella cubre su torso con una de las sábanas.
 
DAVID: ¿Te sientes culpable?
ANA: No hablemos, David, ¿sí?, te lo suplico...
DAVID (Tras una pausa, le ofrece un cigarrillo): ¿Quieres?
ANA: No, no fumo... (Rápida toma uno) Dame uno. No sé qué manía tiene la gente de fumar después de hacer el amor... (Él se lo enciende) Yo porque estoy con los nervios de punta... pero no creo que todo el mundo, después de... de tener relaciones... se ponga nerviosa y por eso fume... ¿No viste dónde dejé mi brasier? No está en la sala ni en la cocina.
DAVID: Si te sirve de consuelo, déjame decirte que yo también me siento un poco incómodo.
ANA: Por favor... no hablemos.
DAVID: Pero, Ana...
ANA: ¡Shhhhh! Por favor.
DAVID (Tras pausa): Para mí fue algo muy especial.
ANA: ¡Carajo, ¿qué no te puedes quedar callado unos minutos?!
DAVID: Tampoco te pongas en ese plan... Paco es mi...
ANA (Interrumpe): ¡Cállate! ¡No-lo-men-cio-nes!
DAVID: Oye, desde la facultad Paco ha sido uno de mis mejores amigos... ¡el mejor!
ANA: No quiero oír su nombre en esta cama... di lo que quieras pero no lo nombres, ¿okay? (Pausa) “Tu mejor amigo”...
DAVID: ¿Por qué lo dices en ese tono?
ANA: Lo que debería hacer es irme... ¿Dónde dejé mi brasier?
DAVID: Espérate... no te vayas así... quédate un rato...
ANA: Entre más tiempo pase en tu casa, peor me voy a sentir... chao.
DAVID: Cálmate... si te vas así como estás podrías hacer una tontería.
ANA: Te juro que por este “incidente” no me voy a tirar a las vías del metro... ¿Tranquilo?
DAVID: Me refiero a otro tipo de tonterías.
ANA: ¿Qué...? ¿Tienes miedo que le cuente a Paco que tú y yo...?
DAVID: Claro... Él no tiene por qué enterarse, a menos que tú se lo digas... Mejor quédate... platiquemos... desahógate.... luego te vas a tu casa.
ANA: Quizás tengas razón. Siento que el delito se me nota en la cara. ¿No se me nota? Pues tú no lo verás, pero Paco me va a descubrir en cuanto me vea... algo me delata... El olor... mi boca sabe a ti... ¡hay culpa en mi mirada...! se va a dar cuenta de inmediato nomás abra la puerta.
DAVID: ¿Tú... quieres... contárselo...?
ANA: ¡No...! No estoy segura... no sé si tendré el valor... ¡Me siento tan...! ¡Tan...! (Pausa) Lo más justo y responsable sería confesárselo. Suficiente es engañarlo como para encima mentirle... “Los problemas hay que enfrentarlos si no, se convierten en conflictos...” Lo dijo mi terapeuta... (Pausa) Lo más curioso es que justamente hace poquito Paco y yo acabábamos de hablar sobre esto.
DAVID: ¿Sobre qué?
ANA: La infidelidad... él me decía que deberíamos permitirnos tener otras relaciones... abrir la pareja... Me propuso que me acostara con alguien y que le permitiera que él hiciera lo mismo.
DAVID: Ah, bueno, si llegaron a un acuerdo no veo cuál sea el problema.
ANA: El problema es que no hubo ningún acuerdo. ¡Hasta me dijo que me ligara a alguien por internet! Bueno, lo peor de todo es que Paco ni siquiera me conoce, como si yo fuera capaz de tener una cita a ciegas... ¡Con tanto degenerado y maniático suelto! El colmo ya fue cuando me dijo que me acostara con mi asesor de tesis... Por supuesto, yo me negué... Todo eso iba en contra de mis convicciones, en contra de lo que yo creía de la vida... Porque yo creo en la pareja... creo en la fidelidad... ¡Y mira! Jamás creí que yo, ¡yo!, al poco tiempo, acabaría en la cama con otro hombre... ¡Y para rematarla: contigo! ¿Y sabes qué es lo peor? Que no sé por qué lo hice.
DAVID: ¿Estás arrepentida?
ANA: No sé... Estoy confundida... dejémoslo en que estoy totalmente confundida.
DAVID: Si te sirve de algo, a pesar de todo, yo no me arrepiento.
ANA: No, ¡claro!, ¿a ti qué?, tú no andas con Paco...
DAVID: ¡Paco es mi amigo desde la prepa!
ANA: ¿Qué comparas? ¡Paco es mi pareja! Entre él y yo hay un compromiso... es como un matrimonio... no estamos casados, pero como si lo estuviéramos...  Y acabo de engañarlo. ¡Qué horror!
DAVID: ¿La pasaste mal?
ANA (Desconcertada): ¿Qué...? ¿Nosotros...? ¿Aquí...? No, de veras que no... Al contrario... ¡Bueno! Lo que pasa es que me siento muy extraña... distinta... no acabo de entender qué siento... arrepentimiento, culpa... o las dos cosas... ¡Ay, no me hagas caso! Mejor ayúdame a buscar mi brasier.
DAVID: Piensa que Paco te lo propuso y dejaron abierta esta posibilidad. A lo mejor él está haciendo lo mismo en este momento.
ANA: ¡Bonito consuelo! ¿Quieres que me sienta menos culpable pensando que Paco me está siendo infiel? ¿Sabes? Creo que no entiendes nada... (Busca) ¿Tú no escondiste mi brasier?
DAVID: Ahorita porque acabas de hacerlo, pero en un rato verás que no es para tanto. Yo que tú no me lo tomaba tan a pecho, más si tocaron el tema.
ANA: ¿Qué quieres? ¿Qué salga de aquí feliz como una loca y que le grite al mundo que soy una mujer nueva y liberada, que he superado los prejuicios del sexo y el tabú de la infidelidad? ¿O que llegue con Paco y le diga: “adivina qué... tengo un affaire... y a que no te imaginas con quién... frío, frío... caliente, caliente... ¡Sí, le atinaste!, con David... no, no el David de Miguel Ángel, con David, tu mejor amigo”? ¡Genial, ¿no?! Si me soltara un trancazo yo hasta lo entendería... ¡El colmo!, por mi culpa acabaré siendo una mujer golpeada... y además creo que me lo merecería.
DAVID: Óyeme, lo que hicimos tampoco es ningún crimen.
ANA: Un delito sí es. El adulterio es el adulterio y en otros países se castiga con la lapidación... Yo me siento como una delincuente. ¡Al salir de aquí me sentiré como una prófuga de la justicia!
DAVID: Ana... creo que el error fue mío... Perdóname... lo asumo... Debí haberme controlado y no permitir que llegáramos tan lejos... Siempre me has gustado... y creo que nos atraíamos desde el principio... Yo tenía muchas ganas, pero debí imaginarme cómo reaccionarías...
ANA: No tienes que disculparte... ¡total! La que vino a seducirte fui yo... ¿a qué vine si no? ¿Para qué nos hacemos tontos? Toda la culpa es mía.
DAVID: No es cuestión de culpables, Ana...
ANA: Claro que sí. Alguien tiene que asumir las consecuencias.
DAVID: Entonces di responsabilidades, no culpa.
ANA: Pero, pensándolo bien el que propició todo fue Paco.
DAVID: ¡¿Paco?!
ANA: ¡Claro! El me estuvo acosando con este tema... él me dio la idea... me empujó a hacerlo... Y sé que, aunque lo niegue, si llega a enterarse, no me lo va a perdonar... Y menos cuando sepa que se trata de ti. No entiendo por qué tuve que venir contigo, precisamente contigo, habiendo tantos hombres, pudiéndome ir a un horroroso motel de esos que abundan en la carretera a Cuernavaca... O eso, chateando con un cibernauta calenturiento.
DAVID: Paco no tiene por qué saberlo. No se enterará si tú no se lo cuentas... porque yo no pienso decirle nada.
ANA: Lo va a adivinar... me voy a delatar así... Va a notar que no estoy normal, que estoy nerviosa, inquieta... ¡Nunca sé qué hacer con las manos! Voy a fumar... y yo no fumo... voy a quitarme pelusitas imaginarias de la ropa... me van a sudar las manos... Me va a interrogar, me va a acosar a tal extremo que, ¡me conozco!, voy a terminar confesándole todo, bañada en lágrimas, con el rimel todo corrido, pidiéndole perdón en cada frase.
DAVID: ¿De plano así va a ser? Digo, para ir borrando a Paco de mi agenda, porque a mí tampoco me lo va a perdonar.
ANA: Me choca la gente que todo se lo toma a broma. En lugar de enfrentar los problemas salen con una payasada o con el sarcasmo... ¡Me purga! ¿No ves que esto es grave? Al menos para mí sí lo es. Y tú que presumes de ser su amigo... ¡valiente amigo resultaste! (Pausa) Ay, perdóname...
DAVID: Si yo fuera tú no se lo diría. Esto puede quedar entre nosotros nada más. Tómalo como... como una experiencia... Si no quieres volver a hacerlo, no lo volveremos a hacer... Si crees que vas a herir a Paco, no se lo cuentes... Para mí la solución es así de sencilla.
ANA: ¡Por supuesto! Lo ves facilísimo porque a ti ni te va ni te viene... Borras a tu mejor amigo de la agenda y a otro cuento... Pero, ¿y yo qué? En esta cama acabo de sepultar una relación de cinco años... este no es un lecho, es una mortaja...
DAVID: ¡De veras que te pones de un trágica! (Pausa) En fin... yo pasé un rato muy agradable contigo... lo gocé mucho... lástima que no se volverá a repetir... porque ¿supongo que no volveremos a vernos, al menos no en estas circunstancias?
ANA (Duda): Bueno… Pues...
DAVID: Ahora, si se lo cuentas a Paco, espero que él lo comprenda... ya hablaré con él en su momento... y al igual que tú, dudo mucho que lo entienda... No pensé que...  No debí…
ANA: ¿Te arrepientes de haberte  acostado conmigo?
DAVID: No. Para nada.
ANA: Ay... discúlpame... odio reconocerlo, pero... te utilicé.
DAVID: ¿Cómo?
ANA: Por quererme vengar, o por querer demostrar no sé qué, le hice esto a Paco. Y te usé para lograrlo.
DAVID: Bueno, ¿pero qué le hiciste? Simplemente le fuiste sexualmente infiel...
ANA: ¿Qué no hablo español? ¡Lo engañé, lo traicioné, le falté!
DAVID: Si Paco te habló de esto y te propuso abrir su relación, no creo que él lo viva como engaño, como traición... ¿No te propuso que te acostaras con tu asesor de la maestría?
ANA: Mi asesor es gay y acaba de tronar con su pareja.
DAVID (Para sí): ¿Gay? ¿Gay, gay? No se le nota.
ANA (Prosigue): El engaño empezó cuando me negué a que cada quien tuviera una relación... ¡y lo primero que hago es ponerle los cuernos! (Pausa) Pero más que nada me traicioné a mí misma... creo que en el fondo eso era lo que quería: traicionarme... Tanto defender a capa y espada la fidelidad y la pareja, ¿para qué? Para venir a hacerme aquí el hara-kiri... a experimentar qué era eso de la infidelidad... Tal vez sólo vine a demostrarme que podía hacerlo... o adelantármele a Paco antes de que él lo hiciera... (Pausa) O chance...
DAVID: ¿Qué?
ANA: Tal vez… A ver qué opinas de esto... es algo que me dijo Paco... ¡No le vayas a decir que te dije esto porque ahí sí me estrangula!
DAVID: No le diré nada.
ANA: ¡Júralo!
DAVID: Te lo juro.
ANA: No puedes decirle ni media palabra, ¿eh? Es algo muy íntimo... si te lo cuento es porque... porque... ¡porque eres su mejor amigo y te estimo, ¿okay?!
DAVID: Como quieras... si no quieres no tienes que hacerlo.
ANA: Es una estupidez, David... No tiene ni caso mencionarlo... debe ser un malentendido... pero es que me extrañó mucho... Yo no le dije nada; era demasiado para esa noche... pero luego...
DAVID: No te entiendo ni media palabra.
ANA: ¿Has oído eso de que, según Freud, cuando dos personas hacen el amor, en realidad hay cuatro personas en la cama? O sea... cada uno de los dos que hacen el amor está pensando a su vez en otra persona...
DAVID: Sí, sí... ¿y...? ¿A poco Paco y tú hicieron un menaje de cuatro?
ANA: ¡¿Qué te pasa…?! ¡¿De veras tú crees que yo sería capaz de eso?!
DAVID: Entonces explícate.
ANA: Hablando esa noche de abrir nuestra relación y de que si él tendría una aventura y yo la mía, Paco me preguntó con quién había tenido fantasías sexuales... Al principio me dio un poquito de pudor... me daba pena, pero lo hice... Le dije a Paco que, alguna vez, mientras él y yo teníamos relaciones, yo había tenido fantasías con Antonio Banderas...
DAVID: ¿Y?
ANA: Espérate... pues Paco me dijo que él había pensado en Salma Hayek... en Cameron Díaz... ¡y en Antonio Banderas!
DAVID: ¿Paco te dijo eso?
ANA: ¿Lo ves? Es una tontería, ¿verdad? Seguramente estaba bromeando... no quise darle importancia, pero... ahora no sé... estoy tan confundida... hace poco lo recordé... ¿Será posible que Paco...? No, Paco no...
DAVID: ¿Paco no qué?
ANA: Él no...
DAVID: ¿Él no qué?
ANA: ¡Paco no es homosexual!
DAVID: ¿Tendría algo de malo?
ANA: Por supuesto que sí... Paco es mi pareja... si fuera la pareja de otra, ¿a mí qué? ¡Pobre de ella! Pero está conmigo. ¿Qué tal si resulta que Paco es homosexual y no se ha atrevido a decírmelo? Quizás por eso estuvo insistiéndome en lo de abrir la relación, de que nos buscáramos un amante cada uno... a lo mejor se refería a un amante hombre, no a una mujer. ¿Nunca te ha insinuado nada?
DAVID: Si… Paco fuera gay no andaría contigo... es obvio... se buscaría un hombre y punto... ¿O no...?
ANA: Pues sí...
DAVID: En todo caso puede que sea bisexual.
ANA: ¡¿Paco bisexual?!
DAVID: Pudiera ser.
ANA: ¿Qué te ha dicho?
DAVID: Ana, eso es más común de lo que supones. A estas alturas del partido ya no es nada raro.
ANA: No sé si sería raro, pero sí sería muy malo.
DAVID: ¡Ah, yo creí que no tenías esa clase de prejuicios!
ANA: No me refiero a eso; quiero decir que sí me parecería malo porque Paco estaría ocultando su verdadera naturaleza, eso sería lo grave... además de que me habría estado engañando todo este tiempo... Si le gustan los hombres y las mujeres, ¡bueno!, yo me esforzaría por entenderlo... No sería fácil... ¡Para nada! Pero trataría de comprenderlo.
DAVID: Si Paco fuera bisexual… ¿seguirías con él?
ANA: No... Sí… A lo mejor... Es que, imagínate, cuando estuviéramos en la cama él y yo... yo estaría pensando que él no tiene fantasías con Cameron Díaz, sino con Antonio Banderas...
DAVID: ¿Y?
ANA: ¿Cómo que “y”? Pues inmediatamente sentiría que yo no podría complacerlo... que no soy yo la que lo puede satisfacer. Piensa en la anatomía del hombre y de la mujer y me vas a entender, no me hagas hacerte una muestra gráfica.
DAVID: Es muy sencillo: por la razón que sea, él está contigo... puede tener cualquier fantasía, el hecho es que está a tu lado. ¿O no?
ANA: Eso sí, pues algún motivo tendrá... pero ahora se me ocurre que, si me propuso abrir la pareja, es porque quiere acostarse con un hombre...
DAVID: Finalmente, para mí la bisexualidad es el estado perfecto del ser humano. Es más, creo que todos los seres humanos nacemos bisexuales, aunque muchos se nieguen a aceptarlo.
ANA: ¡Por favor! No empecemos con esas platiquitas, ¿sí? Hoy no estoy de humor... Primero que si la infidelidad, luego la homosexualidad, ya no... ahí le paramos.
DAVID: Como tú quieras.
ANA: ¡No quiero escuchar ahora el elogio sobre la bisexualidad...! Ya fue suficiente con todo lo demás...
DAVID: ¡No dije nada!
ANA (Pausa): ¿De dónde sacas que la bisexualidad es el estado idóneo?
DAVID: Pues... uno puede estar con cualquier persona, independientemente de su sexo... no importa si es hombre o mujer; uno ama a la persona y punto...
ANA: ¿Así de fácil?
DAVID: No tiene por qué ser complicado. Nosotros somos los que lo hemos hecho difícil. Debería ser algo visto como lo más natural.
ANA: No me imagino a mí misma en una cama con otra mujer... creo que me sería imposible.
DAVID: Lógico. Es lo que le sucede a la mayoría de las personas. La mayoría de la gente se niega a aceptar que somos bisexuales por naturaleza.
ANA: Detesto estas pláticas.
DAVID: ¿Por...?
ANA: ¡Porque sólo me confundo más de lo que ya estoy! Como lo dices suena muy bonito, pero de eso a llevarlo a la práctica...
DAVID: Honestamente, ¿nunca te ha atraído una mujer?
ANA: Ay, no, para nada.
DAVID: ¿Nunca has apreciado la belleza en otra mujer?
ANA: Bueno, sí... pero hasta ahí... Jamás he tenido sueños eróticos con una chava... No me atraen... No es lo mío... Como dices, a lo mejor sería el ideal, salir con un hombre, otro día con una mujer, disfrutar de ambos sexos... pero yo no... Imposible.
DAVID: No me extraña...
ANA: ¿Acaso a ti sí te ha atraído un hombre?
DAVID: Sí.
ANA: Bueno... como Paco... debe apreciar que mi asesor de tesis es guapo... o Antonio Banderas... ciego no es... pero de eso a acostarte con él...
DAVID: Si yo pudiera lo haría.
ANA: ¡¿Acostarte con Paco?!
DAVID: ¡Estamos hablando de Antonio Banderas!
ANA: A ver, a ver... ¿me estás insinuando que eres bisexual?
DAVID: No insinúo nada.
ANA: David... ¿Has hecho el amor con un hombre?
DAVID: Ajá.
ANA: ¿Y?
DAVID: ¿”Y”? ¿Qué?
ANA: Nada... ¿Te da igual un hombre que una mujer?
DAVID: ¡Claro que no! Depende qué hombre y depende qué mujer.
ANA: ¿Y cuando estás con uno no deseas al otro…?
DAVID: No... Con una mujer disfruto el cuerpo femenino... Con un hombre el cuerpo masculino... ¿Cómo te diré...? Es como un pastel de chocolate y uno de fresa... te comes uno... o el otro... o ambos... y cuando pruebas el de fresa no añoras al de chocolate...
ANA: ¡Qué ejemplo! Paco y tú se lucen con cada ejemplo. ¡La vida no puede ser como una pastelería ni las personas se pueden comparar con un pastel!
DAVID: Para mí la vida sí es como una enorme pastelería repleta de postres variados y diferentes. Puedes probar todos los sabores y no debes privarte de ese gusto.
ANA: Ya me voy. Si sigo hablando contigo voy a acabar peor de lo que estaba... Me voy a tener que ir sin mi brasier.
DAVID (Pausa): Creí que lo sabías.
ANA: ¿Qué?
DAVID: Que soy bisexual.
ANA: ¿Y por qué tendría que saberlo?
DAVID: Creí que Paco te lo habría comentado.
ANA: ¿Él lo sabe?
DAVID: Claro...
ANA: ¿Y qué te ha dicho? ¿Alguna vez te ha expresado sus inquietudes? ¿Tú crees que él quiera hacer el amor con un hombre?
DAVID: Eso pregúntaselo a él.
ANA: Preferiría no enterarme. Mira, es demasiado en una semana. Si ahora Paco me sale con que quiere experimentar con un hombre...
DAVID: ¿Qué?
ANA: ¡No sé!  Me meto a un Ashram, me voy de misionera al África, me pongo a vender Avon.
DAVID: ¡Qué bárbara, no te mides!
ANA: Okay, exageré con lo de Avon... pero la verdad no me quedaría tan campante oyendo a Paco diciéndome: “quiero tener una experiencia con un hombre...”
DAVID: Si supieras lo excitante que es...
ANA (Pausa): Ah... ¿sí...? (Pausa) Cuéntame…
DAVID: Hacer el amor con una mujer es una experiencia... ¿cómo te diré...? Suave, delicada... Se requiere de todo un preámbulo, de un ritual casi animal... Es algo que está lleno de seducción y sensualidad... Es el intento de la conquista entre dos seres totalmente opuestos... Para mí, la mujer es un ser fabuloso, misterioso, que te sorprende constantemente, nunca acabas de descubrirla... En cambio, con un hombre, el sexo es más brutal, está lleno de energía... Aunque lo califiquen de algo femenino, el sexo entre dos hombres me parece de lo más viril... A fin de cuentas, son dos experiencias totalmente distintas... El cuerpo femenino encierra secretos, está oculto, es difícil de poseer... Una mujer parece que se te escapa de las manos a cada instante... Nunca es completamente tuya... Es como un juego constante, una cacería... Siempre tratas de alcanzarla y la mujer se escabulle...  En cambio el cuerpo de un hombre está ahí, frente a ti, entregado completa y verticalmente, dispuesto a la lucha... como en una batalla...
ANA: Aquí entre nos, mis amigas dicen que estoy loca y a ellas no les pasa esto, pero yo he tenido fantasías de esas... siempre me ha excitado la relación entre dos hombres.
DAVID: ¿De veras?
ANA: Ajá... a mí también me parece que tiene algo de mucha hombría... Por ejemplo, me imagino a los marineros, viajando siempre juntos, solos... entregándose unos a otros...  ¡Estoy enferma, ¿verdad?!
DAVID (La acaricia y la besa): No...
ANA: Sé que los hombres, con frecuencia, tienen fantasías lésbicas, imaginándose a dos mujeres en la cama... pues fíjate que, en cambio, muy pocas mujeres se imaginan a dos hombres...
DAVID: Pero a ti sí te excita la idea… (sigue besándola y acariciándola. Ella se deja)
ANA: Dime... ¿qué pasa cuando dos hombres hacen el amor?
DAVID: ¿Qué te parece un menage à trois?
ANA: Ay, no, por favor... vamos paso a pasito, ¿sí?
DAVID: Como quieras... (La besa) Cuando te pregunté si nos volveríamos a ver lo dudaste...
ANA: Pues... es que… no sé... entiende...
DAVID: Yo sí quisiera volver a verte... volver a hacerlo...
ANA: Ay, David, por favor...
DAVID: Puedes venir a visitarme cuando quieras... te puedo dar las llaves del departamento…
ANA: ¿En serio no te fijaste dónde dejé mi brasier? No me puedo ir sin él... ¿qué le voy a decir a Paco? ¡Perdí mi brasier!
DAVID: ¡Por si no nos volvemos a ver...! (La acaricia y la besa)
 
Oscuro.
ESCENA 3
 
Música. En un ángulo está Mauricio.
 
MAURICIO: Algunas personas dicen que el ornitorrinco es la mejor demostración de la existencia de Dios. Hay quienes se preguntan cómo este pequeño animal logró emigrar desde el monte Ararat, al final del diluvio, hasta las lejanas tierras australianas. Este aparente capricho de la naturaleza pone en entredicho todas las teorías naturalistas del siglo XIX y demuestra que en la naturaleza todo es posible. Los naturalistas, durante mas de ochenta años, no estuvieron de acuerdo en nada, salvo en que hablaban del mismo animalito hecho así y asá. En última instancia, la historia del ornitorrinco sirve para demostrar que los hechos vencen las teorías y que todo lo que es posible que la naturaleza produzca, de hecho ya ha sido producido.[1]
 
Oscuro. El escenario se ilumina de nuevo. Departamento de David: dos personas hacen el amor. Primero descubrimos a David y al cabo de un rato a Paco, quien encuentra el libro de Ana, lo toma y lo ojea.
 
PACO: ¿Sabías que Ana está haciendo su tesis sobre los ornitorrincos...? Creo que este es el mismo libro que está leyendo...
DAVID: De hecho... es su libro.
PACO: Ah, ¿sí...?
DAVID: Ana vino a verme hace poco...
PACO: Ah... no me comentó nada.
DAVID: Llévaselo... debe haberlo olvidado ese día.
PACO (Pausa): La semana pasada estuve a punto de contarle todo.
DAVID: ¿Qué?
PACO: ¡Todo!
DAVID: Siempre te he dicho que sería lo mejor...
PACO: Lo sé... pero... no creo que lo entienda...
DAVID: La subestimas... Más bien me parece que eres tú el que no se atreve a decírselo...
PACO: Puede ser... ¡Es que tampoco es fácil, David! Darte cuenta, de buenas a primeras que... que te atrae un hombre... Tener sexo con él... Tú ya estás acostumbrado... pero esto es nuevo para mí... No es sencillo... Y explicárselo a Ana pues ¡peor! No sé cómo decírselo... Quién sabe cómo lo vaya a tomar...
DAVID: Ella no es ninguna tonta... y sería más honesto de tu parte. Supongo que, con el tiempo, acabaría por entenderlo...
PACO: ¿Entender qué? ¿Qué ando con ella y contigo a la vez? Dudo que alguien acepte algo así...
DAVID: Ya ves que yo he podido...
PACO: ¡Claro, para ti es fácil porque tú y yo no...!
DAVID: ¿No qué?
PACO: No estamos... no somos...
DAVID: ¿Una pareja...? ¡Ni siquiera te atreves a decir la palabra! (Pausa) No, no lo somos, eso es cierto... Te lo dije desde el principio: los compromisos no iban... no van conmigo.
PACO: No sabes cómo me molesta cuando te pones en ese plan: desde tu pedestal de hombre más allá del bien y del mal. No-es-fá-cil-pa-ra-mí, ¿comprendes? ¡Esta es mi primera experiencia de este tipo! Con un hombre, quiero decir...
DAVID: Esto sucede con frecuencia. Y muchas veces no significa nada más allá del sexo.
PACO: Mira, si no lo entiendo yo, ¿dime cómo se lo explico a Ana? A veces prefiero no pensar en “esto”... (Pausa) El otro día pasó algo curioso... (Pausa) Ana llegó sin brasier.
DAVID: ¿Y eso qué?
PACO: ¿Te parece normal que una mujer salga de su casa con brasier y regrese sin él?
DAVID: No... Claro que no... Quiero decir, ¿y luego qué?
PACO: El día que estuve a punto de contarle todo, le propuse a Ana que abriéramos nuestra relación... Que ella se diera la oportunidad de tener sus aventuras... y yo las mías... Traté de sondearla... Era una manera de irla preparando... Es que “esto” que hay entre nosotros, no se lo puedo explicar... Quisiera, ¡pero no puedo...! (Pausa) Lo intenté... incluso me atreví a decirle... a decirle que yo había tenido fantasías eróticas con Antonio Banderas... Ella, por supuesto, se negó tajantemente a abrir la relación... y lo de Antonio Banderas, creo que lo tomó a broma... No sé... Pero desde el día que llegó sin brasier y se puso tan nerviosa... La hubieras visto: le sudaban las manos, se quitaba pelusitas imaginarias... ¡hasta fumó...! (Pausa) ¿Tú crees que Ana se haya ido a acostar con otro...?
DAVID: ¿Te importaría?
PACO: No, para nada... No es eso... Es que... Finalmente lo que quiero es que Ana descubra que hay otras posibilidades... Quizás así me comprenda cuando le diga lo que hay entre tú y yo... porque algún día se lo voy a decir... Ya me armaré de valor... Primero necesito entender qué me sucedió... y luego podré hablarlo... Para mí ha sido muy sorpresivo... ¡tan repentino! (Pausa) A veces me pregunto por qué todo es tan difícil... ¿Por qué lo hacemos tan difícil...?
DAVID: ¿Todavía la quieres?
PACO: Sí... claro que la quiero... lo que no sé es si sigo enamorado de ella... (Pausa) David... tú... ¿qué opinas...? ¿Qué sientes por mí? (Pausa) He pensado mucho y... ¡estoy muy confundido!
DAVID (Pausa): Paco... no sé si sea el momento más adecuado pero... yo también he pensado en todo esto... Bueno, lo que quiero es pedirte que dejemos de vernos una temporada…
PACO (Pausa): ¿Se puede saber por qué?
DAVID: La verdad... ahorita no me gustaría entrar en detalles... dejémoslo así...
PACO: ‘Pérate, ‘pérate, ‘pérate... Mínimo merezco una explicación, ¿no?
DAVID: Sí, te la mereces... pero no hoy... (Sostiene la ropa de Paco en la mano y se la tiende) Nos llamamos luego...
PACO: Oye, David, ¿qué onda? (Toma la ropa y la deja) Tampoco me puedes dejar así... ¡No entiendo nada...! ¿Qué sucede?
DAVID: Paco, tú tienes que arreglar muchos asuntos... Y yo también... Cuando los arreglemos, nos hablamos...
PACO: A ver, a ver... prefiero que me digas lo que sea ahorita... Nada de “nos llamamos luego”... Explícame... (Pausa) ¿Conociste a otro tipo? ¿Eh? ¿O a una mujer?
DAVID: Oye, nuestra relación, la tuya y la mía, nunca exigió ninguna exclusividad, ¿o me equivoco? Cero compromisos, cero reclamos.
PACO: Ya, ya, ya... Sólo dime qué sucedió para que hayas tomado esta decisión.
DAVID: ¡No tiene caso, ¿para qué?! Es un asunto mío.
PACO: ¡Sí, pero que me afecta!
DAVID (Pausa): Realmente... no me corresponde a mí decírtelo... en todo caso también le correspondería un poquito a Ana...
PACO: ¿Ella qué tiene que ver en esto? ¡Dímelo! (Pausa) ¡Por favor!
DAVID: Paco...
PACO: Me estás pidiendo una separación, tú quieres que nos dejemos de ver, ¡y no me das ninguna explicación! ¡Quiero saberlo!
DAVID (Pausa larga): Okay… Antes que nada... espero... ¡bueno...! Espero que no termine nuestra amistad por esto... Independientemente de lo sexual, tú y yo somos amigos desde hace años y yo te quiero un chingo, cabrón…
PACO: ¿Le dijiste a Ana que tú y yo...?
DAVID: ¡No, no, no!
PACO: ¿Entonces?
DAVID: Ella y yo nos vimos... el día que olvidó el libro... y el brasier... (Pausa) Ella y yo...
PACO: ¿Ella y tú qué...?
DAVID: Nos pasó lo mismo que a ti y a mí alguna vez... Ana y yo... hicimos el amor.
PACO (Tras pausa): No-lo-pue-do-cre-er.... Ella y yo... Tú y yo... Y ahora... ¡tú y ella!
DAVID: ¡No fue premeditado! Ana vino a verme... Surgió algo... Creo que siempre nos atrajimos mutuamente... No sé cómo explicártelo... Yo sabía que no estaba bien... ¡Odio decir “esto está bien”, “esto está mal”...! Okay, simplemente sabía que no era correcto... pero... Me sedujo la idea... Era muy excitante... ¡No sé que más decirte! Discúlpame, flaquito.
PACO: ¡Flaquito tu pito! Eres un hijo de la chingada.
DAVID: Dime lo que quieras, lo acepto...  Pero te juro que no volverá a ocurrir.
PACO: No importa. ¡Pasó! ¡Ese es el problema: pasó...! Quisiera saber qué pensaste en ese momento...
DAVID: Ya te lo dije... me pareció una idea... excitante.
PACO: ¿Así nomás? ¡No mames! ¿Y la relación entre tú y yo? Ya no digo la sexual, ¡nuestra amistad! ¿Te detuviste un instante para pensar en mí…?
DAVID: La regué, Paco. ¡La cagué!
PACO: A ver... ¿Entiendes lo que significa acostarse con un hombre y con su mujer a la vez? ¿Te parece... normal?
DAVID: ¿”Normal”? ¡No sé! ¡Su-ce-dió! Eso es todo... A veces hay cosas que pasan y punto...
PACO: ¿Y qué? ¿Te enamoraste de ella y por eso quieres terminar conmigo?
DAVID: ¡Acaba de ocurrir! Ni siquiera sé qué es lo que siento.
PACO: Ah, okay… necesitas tiempo para saber a cuál de los dos prefieres, ¿no? Me encantaría saber qué opina la mustia de Ana de todo esto.
 
Aparece Ana con una botella de tequila:
 
ANA (Cantarina): ¡Sorpresa!
PACO: ¡Ana!
ANA: ¡Paco!
PACO: ¿Qué haces aquí?
ANA: Más bien... ¿qué haces aquí...? ¡Y en calzones!
DAVID: ¿A qué viniste?
ANA (Duda): Era... una sorpresa... (Pausa) ¡De hecho es una sorpresa...! Pero para mí.
DAVID: Se puede saber cómo entraste.
ANA: ¡David, si tú me diste las llaves!
DAVID: ¡Pero te dije que llamaras antes!
ANA: ¿Para qué? ¿Para no encontrarme con…?
PACO (A Ana): ¿No que ibas a ver a tu papá a Cuernavaca?
ANA: P-pues sí... pero me regresé más temprano...
PACO: ¡Para acostarte con David, ¿no es cierto?!
ANA: ¿Por qué dices eso...? (A David) ¿Qué le contaste?
PACO: ¡Y yo ahorita pensando que andarías por Tres Marías!
ANA: ¡Pero qué tipo! ¡¿Con qué cara me reclamas?! Primero explícame qué hacen ustedes dos... ¡en calzones! (Pausa) Si me dicen que trajeron unas putas... les creo. Si me dicen que dentro del baño hay dos chavitas que acaban de ligarse... ¡Sí!, les creo... ¡Lo que no podría creer... es lo que estoy pensando!
PACO (Acercándosele): Mira, Ana...
ANA (lo interrumpe): ¡No me digas nada! Dejémoslo así... Sí... es mejor... No quiero enterarme de nada... (Se sienta en la cama) Así en silencio... No hay nada qué decir... Nada... (Los mira) ¿Abro la botellita?
DAVID: Francamente, no sé para qué nos hacemos pendejos.
ANA: ¡Porque así es mejor todo! No causa conflictos. Cualquier cosa es mejor que darse cuenta de... de lo que me estoy imaginando. No quiero saber nada, gracias. (Pausa) No-me-to-ques... No sé con quién te habrás acostado pero a mí no me contagias nada, fíjate...
PACO: Ahora no te hagas la ofendida. ¡Qué descaro! David acaba de decirme que tú y él se acostaron.
ANA (A David): ¡Ah! ¡¿Le contaste...?! Borras a tu mejor amigo de la agenda... ¡y a mí que me lleve el tren, ¿no?!
PACO: ¿Cuál agenda? ¿De qué hablas?
ANA: ¿Cómo me hiciste esto, David? En todo caso era yo la que tenía que decírselo, no tú.
DAVID: ¿Por qué no nos brincamos la sesión de reproches y hablamos de lo que está pasando? Esto es más que evidente.
ANA (A David): ¡¿Le contaste que tú y yo... nos acostamos?! ¡Qué poca madre tienes!
PACO: ¡Y me parece muy bien! ¡Por ti! Tú, que decías que nunca ibas a poder tener relaciones con otro tipo que no fuera yo... y a los tres días vienes a acostarte con mi mejor amigo... ¡Felicidades! ¡Bravo!
ANA: ¡Ay, no te pongas de sarcástico y…! ¡Vístanse! Eso de estar hablando con dos tipos en calzones... como que no.
PACO (A David): ¡Y tú eres increíble! No contento con tirarte al marido... ¡ahora te acuestas con la mujer...!
ANA (se tapa los oídos): ¡No quiero oír, no quiero oír, no quiero oír, no quiero oír!
PACO: ¡Pero si ya lo oíste, carajo!
 
Ana le da una bofetada.
 
DAVID: Vamos a tranquilizarnos... Así no vamos a llegar a ninguna parte... Por favor... (Sale)
ANA: ¡Odio la violencia física!  Discúlpame...
PACO: No, no... Perdóname tú a mí...
ANA: Mejor me voy. No sé qué hago aquí. Me siento mal.
PACO (vistiéndose): Quédate... el que se va soy yo.
ANA: ¿Y a qué me quedo? ¿A que David me cuente lo que tú no te atreviste?
PACO: Tú también tienes tus secretitos, así que no te pongas en ese plan.
ANA: Y el muy cabrón se tiró a la parejita...
 
David regresa con tres caballitos. Abre el tequila y sirve.
 
DAVID: Calmémonos...
 
Los tres toman el tequila de golpe.
 
DAVID: Ya estamos más relajados, ¿verdad?
ANA (a Paco, a la vez): ¡Lo que no entiendo es por qué no me dijiste que eras gay!
PACO (a Ana, a la vez): ¡Si ibas a experimentar con alguien, no sé por qué lo elegiste a él!
DAVID: ¡Tranquilícense!
PACO: Tú cállate... ¡A ti no te lo voy a perdonar... nunca, David! ¡Nunca!
ANA: Ah… ¿O sea que... a mí sí?
PACO: Contigo es diferente...
ANA (tras pausa): Ah, ya veo... Más claro ni el agua...
PACO: ¿De qué hablas?
ANA: Tú estás enamorado de David...
PACO: ¡Estás loca!
ANA: ¡Reconócelo!  A mí me lo perdonas... pero a él no... ¡El que te importa es él!
PACO: No empieces a inventar cosas...
ANA: ¡No invento nada! Ahora entiendo por qué el otro día estuviste duro y dale tratándome de convencer de que cada quién tuviera sus affaires... Por si algún día me enteraba de... ¡de esto...! Y me dijiste: “tú eres la única mujer en mi vida”. ¡Pero claro! ¡Si no hay otra! ¡Lo que hay es un hombre! ¡Y encima, te burlaste de mí con lo de Antonio Banderas!
PACO: Traté de decírtelo, Ana... pero no pude...  ¡No me atreví!
ANA: ¡Hubiera sido mejor que me lo dijeras a venirme a enterar aquí, de esta forma! 
PACO: ¡Lo mismo te digo! Vengo a enterarme que mi mejor amigo se acuesta con mi mujer... Que a mi mujer le gusta el David... no, no el de Miguel Ángel, ¡mi amigo David!
ANA: Dirás: “tu amante David”... ¿Y desde cuándo me están viendo la cara, si puede saberse?
DAVID: Bueno, la primera vez nos emborrachamos y…
ANA: ¡Olvídenlo, prefiero no saberlo!
PACO: Muy bien, yo sí quiero saberlo... (Pausa) ¿A ustedes dos qué les pasa, eh? Ana, pudiste haberte ido con cualquiera, ¡con cualquier otro! (A David) Y tú, no sé qué perversión y qué placer te causa tenernos a los dos en la misma cama. ¿Qué quieres? ¡¿Un trío?!
DAVID: Okay, definitivamente con ustedes no se puede discutir... ¿Vamos a reprocharnos todo el tiempo por qué pasó? ¿O mejor tratamos de encontrarle una solución a todo esto?
ANA: ¿Solución? Para mí es más que evidente: aquí la que sale sobrando soy yo. ¡Soy una pendeja!
PACO: No, no, no... el que debe irse soy yo. (A Ana) Cuando te dije que probáramos fuera de la relación, sabía que existía este riesgo... que podías enamorarte de otro, tú misma me lo dijiste. Así que… espero que sean muy felices.
ANA: ¿Qué te pasa? Felicidades por descubrir que eres homosexual... Ojalá lo hubieras sabido hace cinco años y yo no habría perdido mi tiempo contigo.
PACO: ¡Yo no soy homosexual!
ANA: Ah... aún no lo asumes, ya veo... Muy mal, ¿eh? ¡Pésimo! Te recomiendo una terapia. ¡Te urge! (A David) ¡Y tú, bien pudiste haberme dicho que Francisco era tu amante de planta!
DAVID: ¡Francisco no es mi amante de planta!
ANA: Ah, o sea que sólo es sexo ocasional...
DAVID: Nos hemos visto un par de veces y…
ANA: ¡Bueno! Y yo para qué averiguo, ¿verdad?
PACO: ¡Exacto! Si no quieres enterarte, no sé para qué preguntas...
ANA: ¡Y todavía te haces el ofendido! Es lo que más me choca.
PACO: ¿Y tú qué? ¿No te haces también la ofendida?
ANA: ¡Me ocultaste tus verdaderos deseos! ¿Por qué no me dijiste que te atraían los hombres? No es fácil, pero hubiera tratado de entenderlo.
PACO: Y tú, ¿por qué no me dijiste que realmente te interesaba tener una experiencia sexual con otro? Si lo acabábamos de hablar hace unos días. Te di el chance para que abriéramos nuestra relación...
ANA: En esos momentos no se me antojaba… Se me ocurrió después... y luego sucedió.
PACO: Y ahora viniste a ver si vuelve a suceder, ¿no? Ya le agarraste el gustito. (A David) ¡Y tú, feliz seduciendo a mi mujer! Si querías darme en la madre… lo lograste.
DAVID: ¡No fue premeditado, ya te lo dije!
ANA (A Paco): Para que te lo sepas, la que vino a seducirlo fui yo, con toda la intención.
PACO (A Ana): Ah, ¿sí…? Creo que pasará mucho, mucho tiempo para que te perdone esto, Ana.
ANA: ¿”Perdonarme”? ¡Lo que me faltaba! Si a esas vamos, yo tampoco te lo perdono. Cinco años viviendo con un tipo que no sabe si es gay o bisexual o qué... Tú seguramente ligándote tipos en el internet y yo en la inopia...
PACO: ¡Yo no me he ligado a nadie en el internet! Esta es mi primera vez con un hombre...
ANA: ¿En serio tengo que estar escuchando esto? Creo que ya fue suficiente humillación...
DAVID: ¡Ya entendí!  Este es un pleito de pareja. Cuando terminen de discutir, si quieren, me llaman y me cuentan en qué quedaron... Los dejos solos... Ah, por favor, al salir le cierran a la puerta...  
ANA: Ándale, vete... ¡Huye! Propicias toda esta catástrofe y ahora te largas...
DAVID: Yo no propicié nada... aquí todos tenemos nuestro grado de responsabilidad... Tú le dices a Paco que sea feliz conmigo... (A Paco) Y tú te retiras para que “vivamos felices nosotros dos...” ¡Y a mí nadie me pregunta qué es lo que siento, qué es lo que pienso! ¿Saben? Esta es un asunto entre ustedes... Cuando terminen, hablamos los tres...
PACO: Ah, ¿quieres que te preguntemos qué piensas? Okay... ¿Qué es lo que piensas?
ANA: Sí, a ver, ¿qué es lo que piensas?
DAVID (Pausa): Antes que nada, creo que... todos cometimos errores... Ninguno fue honesto con los demás... Así que no nos pongamos de dignos... Lo importante es saber qué quiere cada uno y si podemos encontrar una solución...
ANA: Dudo que esto se pueda resolver, pero muy bien, ¿tú qué quieres?
DAVID (Pausa): Que sigamos siendo amigos.
PACO: ¡Ay, por favor, esto parece telenovela! Después de tanta promiscuidad, ¿crees que puede haber una amistad entre nosotros?
DAVID (A Paco): Tú y yo somos amigos desde hace mucho tiempo, Paco... (A ANA) Tú y él son pareja desde hace años... (A Paco) ¿Nuestra amistad se destruyó por esto...? (A Ana) ¿Ustedes dos van a terminar por lo que pasó?
ANA (a la vez): ¡Pero claro que sí!
PACO (a la vez): ¡No, si quieres vivimos los tres juntos!
ANA: Ay, conmigo no cuenten... ¡Paso!
DAVID: Okay, okay... De acuerdo... ya lo dijeron. Yo creí que todavía había una solución entre nosotros... que podíamos superar esta crisis... Ya veo que no... ¡Perdón!
ANA (Pausa): En estos momentos no sé lo que quiero... Estoy demasiado impactada... ¡Shockeada!
PACO: ¿Cómo crees que estoy yo?
ANA: ¡Qué comparas! Un acostón, finalmente, se le perdona a cualquiera...
PACO: ¡¿No me dijiste el otro día que no, que sería imperdonable?!
ANA: Bríncate eso, ¿sí? ¡Ponte en mi lugar! ¿Cómo te sentirías si me hubieras descubierto con una mujer?
PACO: Al menos sería menos traumático que descubrirte con éste (Señala a David).
ANA: ¡No te mides! ¿Ves? Lo que te da rabia es que haya sido con éste, no que te haya sido infiel. Yo no te importo nada.
PACO: ¡Claro que me importas, Ana!
ANA: ¿Sabes qué? No me hieras más. Si al menos lo reconocieras... (Pausa) A ver, ¿eres gay sí o no?
PACO: ¡No... sé!
ANA: Pues hasta aquí llegamos, Paco... Algo se rompió entre tú y yo, algo más allá de la confianza. Voy a necesitar no sé cuántas sesiones con mi terapeuta para aclarar esto.
DAVID: ¿De qué nos sirven tesis, maestrías, Darwin y Gaudí si no podemos aclarar nuestros sentimientos? En relaciones humanas estamos jodidos. Miren, lo que pasó, ¡pasó! Ya no hay vuelta de hoja... Aquí están los hechos… Ahora, ¿por qué no tratamos de sacarle el mejor provecho a todo esto...? Cada uno de nosotros quisimos experimentar en otros terrenos... El error fue que elegimos mal a las personas... porque entre nosotros había una relación... Fuimos desleales... traicionamos la amistad... Pero, ¿qué no hay remedio?
ANA: Yo no veo ninguno.
PACO (A David): ¿Acaso tú sí?
DAVID (A Paco): A ver, ¿a ti qué te ocurrió? ¡Descubriste que te había atraído un hombre...! No sé si seas homosexual, bisexual o qué, es lo de menos... Lo bueno es que te atreviste... Le diste rienda a tus deseos... Y nos lo pasamos muy bien juntos...
ANA: Llegó la hora romántica, ¡hasta luego! Esto sí no lo resisto, chao.
DAVID (A Ana): Te acostaste conmigo, ¿y qué sentiste?
ANA: ¿Yo?
DAVID: Sí... ¿Qué...?
ANA: ¿A qué te refieres...?
DAVID: ¿Te enamoraste de mí?
ANA (Pausa): No sé... Creo que no...
DAVID: ¡Exactamente! Aprendiste que puedes tener relaciones sexuales con alguien sin que eso cambie tus sentimientos por Paco... (Pausa) Simplemente jugamos un juego peligroso que a la mera hora no supimos manejar... ¡Se nos fue de las manos! Eso es todo...
PACO: Tú le llamarás juego... El caso es que el jueguito terminó y todos salimos perjudicados.
ANA (A David): ¿Y tú qué aprendiste, David? ¿Qué te puedes acostar con una pareja y tan amigos como siempre? ¿O qué? 
DAVID: ¡Que todo lo que es posible que suceda, puede y debe suceder! Yo no me arrepiento. Fantasías las hemos tenido todos... nosotros lo que hicimos fue llevarla a cabo... Ahora hay que sacarle lo mejor... podemos darnos otra oportunidad.
PACO: ¿Y nuestra relación qué? Aquí nos hemos traicionado todos... Adiós a la lealtad... Después de eso, ¿crees que yo podría volver a confiar en alguno de ustedes?
ANA: ¡Tampoco yo podría confiar en ti! Si tú también hubieras sido sincero, me habrías dicho qué tipo de inquietudes tenías...
PACO: ¡Fui cobarde! ¿Eso es un crimen?
ANA: Pues yo también fui cobarde, me habría encantado decirte que me había acostado con tu amante, pero no pude... Estamos a mano.
PACO: No tiene caso seguir discutiendo… no vamos a llegar a ninguna parte y menos con esa actitud tan agresiva e intransigente...
ANA (A David) ¿Te das cuenta del daño que causaste?
DAVID: Discúlpame pero no voy a asumir toda la responsabilidad.
ANA: Pues la que te corresponde... ¡Hasta tú me engañaste...! Vengo aquí a contarte mis intimidades, que Paco tiene sueños eróticos con Antonio Banderas...
PACO: ¿Le contaste? ¡Publícalo, si quieres!
ANA: Ay, ya, qué importa... (A David) Te conté que tenía dudas si Paco era gay, ¡y te quedaste callado, muy leal a tu amigo, según tú! ¡Pero no te pudiste callar que tú y yo nos acostamos y haces estallar la bomba! Total, tú tan feliz en tu casa, ya te ligarás a alguien... A coger y a mamar que el mundo se va a acabar y me llevo entre las patas a media humanidad...
DAVID: Pues fíjate que no... A mí esto también me afectó... y tanto como a ustedes.
ANA: ¡Ah, ¿sí?! ¡No me digas! Paco y yo estamos (hace un gesto con el Índice y el pulgar) “así” de terminar para siempre... ¿y tú qué?
DAVID: ¿Quieres saberlo...? (Pausa) Hasta hace poco yo no quería una relación con nadie... No quería ningún tipo de compromiso... y ahora... ¡Qué caso tiene!
ANA: ¡Dilo!
DAVID: ¿Para qué? Aquí terminó todo; que cada quién se las arregle como pueda.
PACO (Pausa): Creo que entiendo... David acabó enamorado de uno de nosotros.
ANA: ¡Gracias! No quiero enterarme de quién.
DAVID (A Paco): ¿Y si así fuera?
PACO (Pausa): Faltaría saber qué opina la persona de la que te enamoraste.
DAVID: Pues sí... eso es...
PACO (Pausa): Los dejos solos... así podrás decirle a Ana lo que sientes por ella.
DAVID: Paco...
PACO: No tienes nada más qué decirme... (A Ana) Voy a quedarme unos días en casa de mi hermana... Necesito estar solo. Te hablo cuando esté más tranquilo. (Sale)
ANA: Estoy embotada. Esto ha sido demasiado.
DAVID: Si en algún momento quieres hablar... llámame.
ANA: Hasta luego, David...
 
Ana sale. David se sienta en la cama. Descubre el libro de Ana:
 
DAVID: ¡Ana...! ¡Ana…! (Pausa) Tu libro...
 
Oscuro. Música.
 
EPÍLOGO
 
Transición con música: Ana, Paco y David pueden aparecer en escena e irse vistiendo, como si estuvieran en sendos espejos, para la escena siguiente.
 
Se ilumina el escenario y están los cuatro personajes festejando.
 
MAURICIO: ¡Champaña!
ANA: ¡Mauricio, qué bárbaro!
DAVID: Uy, qué espléndido.
 
Paco sirve champaña para los cuatro.
 
MAURICIO: Quiero proponer un brindis.
DAVID Y PACO: ¿Por?
MAURICIO: Por Ana y por su beca en Inglaterra
ANA: Gracias… pero antes, yo quiero decir que la mitad de todo esto se lo debo a Mauricio.
MAURICIO: Claro, no…
ANA: Sin ti, jamás hubiera terminado mi tesis y nunca me hubieran dado la beca para Londres.
MAURICIO: Está bien.
TODOS: Salud.
ANA: A los ojos… porque si no son 7 años de mal sexo.
MAURICIO: Mejor mal sexo, que nada de sexo.
 
Todos brindan y beben.
 
MAURICIO: ¿A qué horas sale el vuelo?
ANA: A las 9 de la mañana. Ay, qué nervios.
PACO: Ya verás que un año se pasa de volada.
ANA: Si no es por eso, ya sabes que me dan pánico los aviones.
PACO: Un Tafil y ya.
MAURICIO: O dos y llegas lisita, lisita.
 
Todos ríen.
 
ANA: Qué curioso.
DAVID Y PACO: ¿Qué?
ANA: Que gracias al estudio del animal más extraño del mundo me hayan dado la beca.
MAURICIO: Yo no veo nada de curioso, tu tesis fue de las mejores, si no es que la mejor: mención honorífica.
PACO: Sí, no te hagas, si te la pasabas pegada a la computadora día y noche: el ornitorrinco, el ornitorrinco…
ANA: Pues sí, últimamente ni al cine porque todo era el méndigo ornitorrinco.
DAVID: Una vez Ana dejó uno de sus libros sobre los ornitorrincos en mi casa y… (Calla)
MAURICIO: ¿Qué?
DAVID: Lo que quiero decir es que cuando uno se apasiona por un tema, es lógico que consigas lo que te propones.
ANA: La biología por sí misma es apasionante. En la ciencia se ha podido demostrar muchas veces que los hechos vencen a las teorías.
MAURICIO: Teorías y más teorías, pero a fin de cuentas ahí tienen a un animal que pone en entredicho todo. Fíjense que, cuando los científicos no atinaban a clasificar al ornitorrinco, llegaron a pensar que se trataba del truco de algún taxidermista chino, muy populares en la época, que solían poner cabezas de chango en cuerpos de cabras, etcétera.
PACO: Bueno, yo quiero proponer otro brindis.
DAVID: ¿Por?
PACO: Por Ana… Y por David… porque sean, y se los digo de todo corazón: muy felices en Londres.
ANA: Ya entrados en gastos, yo también quiero proponer un brindis. Por Paco… y por Mauricio… por una larga vida en común juntos.
PACO: Eso espero.
MAURICIO: Ya verás que sí.
 
Todos brindan y beben.
 
MAURICIO: ¿Saben que cuando Marco Polo llegó al Oriente, envió una carta donde decía: “Los unicornios existen. Los he visto. Sólo que son negros y más feos de lo que nos imaginábamos…”? En realidad, lo que Marco Polo había visto, y en aquel entonces era completamente desconocido en Occidente, era un rinoceronte… Por eso, todo lo que es posible que la naturaleza produzca, de hecho ya ha sido producido.
 
Música. Oscuro.
 
- FIN -
 
Humberto Robles
 
hrobles@hotmail.com            http://www.humbertorobles.com
 
Esta obra se estrenó en 2003 en el Teatro La Capilla con Laura de Ita y Verónica Jaspeado (alternando funciones), Gabriel Porras, Manuel Sevilla y Arnoldo Picazzo, con música de Fratta y Héctor Kotsifakis, dirigidos por Humberto Robles y Carmen Huete. Posteriormente estuvo en temporada en el Foro La Gruta y después en el Teatro Helénico, 2004.
 
Cualquier uso parcial o total de este texto, en cualquier forma de reproducción, representación o adaptación debe tener previa autorización (por escrito) del autor.
 
ADVERTENCIA: Todos los Derechos para su puesta en escena en Teatro, Radio, Cine, Televisión o Lectura Pública, están reservados tanto para compañías Profesionales como Aficionados. Quedan reservados todos los derechos. Quedan especial y terminantemente prohibidos los siguientes actos sobre esta obra y sus contenidos; a) toda reproducción, temporal o permanente, total o parcial, por cualquier medio o cualquier forma; b) la traducción, adaptación, reordenación y cualquier otra modificación no autorizada por el autor; c) cualquier forma de distribución de las obras o copias de la misma; d) cualquier forma de comunicación, exhibición o representación de los resultados de los actos a los que se refiere la letra (b); e) queda expresamente prohibida la utilización de otro nombre que no sea el del autor como responsable de esta obra, en especial, en las formas “versión de” o “adaptación de”, ya que el autor es propietario del 100% de los derechos de estas obras. Los cambios de lenguaje, contextualización al habla de las distintas culturas, cortes, agregados de palabras, improvisaciones, modificaciones de escenas o de personajes, etc., forman parte del dinámico trabajo de puesta en escena en el teatro actual por parte de directores y actores, pero no da pie en ningún caso a entender el espectáculo como “versión” o “adaptación” de este original. Las adaptaciones serán permitidas cuando se trate de un género a otro (teatro a cine, por ejemplo) pero siempre bajo la autorización por escrito del autor. La infracción de estos derechos podrá conllevar el ejercicio de las acciones judiciales que en Derecho haya contra el infractor o los responsables de la infracción. Los Derechos de estas piezas están protegidos por las leyes de Propiedad Intelectual en todo el mundo y deben ser solicitados al autor.
 
® TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

[1] La mayoría de las citas sobre el ornitorrinco fueron extraídas del libro “Kant y el ornitorrinco” de Umberto Eco, Editorial Lumen.
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Descripción

"Y t en quin piensas cuando hacemos el amor?" Una comedia sobre la sexualidad en los tiempos del internet. Montada en Mxico D.F., Monterrey, Monclova, Puebla, Matamoros, Los Cabos, Crdoba. As como en Uruguay, Panam y Costa Rica.

Palabras Clave: el ornitorrinco ornitorrinco teatro comedia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor


Creditos: Humberto Robles

Derechos de Autor: Copyright


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